Por Rafael Berrío Granados
Seguramente ha de ser un sueño porque no recuerdo bien cómo hemos llegado aquí, y no me pido entenderlo pues sé que lo que comprenda traerá más dudas de las que resuelva.
Son vorágines de arena las que nos dieron como carta de navegación. Aceptar es el primer paso, dicen los que no han aceptado aún, y quienes aceptan, lo que primero entienden es que necesitan cambiar. Quizás un poco, quizás todo, el cambio siempre es bueno, vi al guerrero decir mientras preparaba su munición y repasaba su único plan de ataque.
Desde mi universo paralelo te regalo la teoría del caos, contemplando el aleteo de las mariposas y esperando noticias acerca de huracanes en cualquier lugar de este pequeño todo. Los milagros se hacen cotidianos y a la vuelta de cualquier esquina también sabe salir el sol.
De repente la mente vuelve al cuerpo y allí aún estamos todos como parte de este experimento concertado, sonriéndonos, queriendo no entender para no aceptar, acercándonos para no perdernos y alejándonos para no caer el uno en el otro.
De nuestra vuelta por el cielo aprendimos a extrañarlo y a recrearlo en versiones húmedas y secas, frías y acaloradas, tiernas y fogosas, extrañas y aún más extrañas.
Definitivamente la normalidad no es lo nuestro.
Juguemos. Te pido nuestro primer encuentro; repartamos las cartas antes de escribir las reglas; inventemos el final antes de crear los personajes; ganemos antes de haber peleado; sonriamos antes de entender el chiste; curémonos antes de herirnos; seamos nuestra mejor opción; no la única, sólo la mejor.
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