Lloronas de abril

Publicado el Adriana Patricia Giraldo Duarte

Mi vida, mi ventana

 

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Por: Milena Agudelo Trejos

Ver el atardecer o el anochecer a través del cristal me hace sentir el privilegio de la protección, pero al mismo tiempo trae a mi mente la analogía de vivir.

Como el cristal se pone en el medio, y aparentemente, no deja pasar nada que no queremos que entre, esa es su función. Pero si algo inesperado hace contacto con éste, esa supuesta protección, posiblemente generará alguna reacción en nosotros.

Nuestra vida es como una ventana.  Si nos detenemos a observar a través del cristal, descubriremos que al otro lado hay cosas tan hermosas que con el corre corre del día, meses o años, no podemos apreciar. Pero eso sí, tememos que por las circunstancias el cristal se rompa, y algo nos dañe.

Desde mi ventana he podido reencontrarme con la gracia divina, con la mano amiga en el momento oportuno, con el silencio, la soledad y con la capacidad de no buscarle explicaciones ni porqués a las cosas.

Porque desde mi ventana he podido apreciar que lo mejor de vivir no lo podemos tocar pero siempre está a la vista, está ahí como el cristal, permitiéndonos verlo todo, cumpliendo su función de protegernos de lo que está del otro lado, porque la fe es la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven.

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