Por: Mary Ramírez
Llegas…
Acomodándote a mis días de tal manera que nadie puede quitarte ese lugar.
Llegas de la manera más calmada a revolucionar mi mundo.
Llegas sin permiso pero con firmeza.
Así, sin llamarte, aunque te esperaba a través de mis sueños.
Llegas sin más, pero con lo suficiente.
Permaneces…
Permaneces en mis días para hacerlos más soleados aunque haya lluvia.
Permaneces, aún sabiendo que puedo ser caos a veces.
Permaneces, sin importar a lo que te enfrentas, pero sabiendo que es conmigo.
Permaneces en este presente que ahora disfruto.
Estás…
Estás cambiando mi corazón de cristal a blando.
Haciendo que empiece a amar con valentía, sin reproches, sin titubeos, sin dudas.
Estás aquí, allá, ahora, y acá.
Llegas, estás y permaneces.
No es el tiempo, eres tú, y lo que haces en mí.
Soy yo, y lo que quiero de ti.
No es el tiempo, es lo que logramos sentir.
No es el tiempo, es lo que me logras decir.
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