Para Valentina y Pablo
Sigue el pálpito de tus principios. Jamás van a alejarte de la libertad, de la vida justa y de la posibilidad de mirar con holgura la cara del amor.
Ya la vida te ha ido premiando. Creciste en un hogar cargado de reflexiones y críticas, con unos padres dispuestos a entregarte palabras para que construyeras tus propios argumentos.
Te dieron tiempo y momentos para atesorar, y sumaron la vida de tus abuelos, por si te quedaban dudas de que nuestro tránsito por este mundo puede ser una aventura mágica en la que también valen la pena, las lágrimas, la melancolía y los ajustes que vienen después de dolor.
No te dijeron que todo marcharía al ritmo de tus caprichos. Por eso aprendiste que se escala con esfuerzo e inteligencia, con disciplina, pero sobre todo, caminando por una línea de perseverancia y rectitud.
Por eso, nadie tiene dudas de que esta decisión alejará los ruidos de los egoístas. Tienes ya un compañero de viaje que comprende tus aspiraciones, que te recibe en el honor grande de dejar de librar las batallas en soledad, para hacerlo con el entusiasmo de la vida en pareja.
Y te animará a aprender, a decidir, a pensar en voz alta, a extender ese legado familiar que les compete, y que tiende puentes, corrobora esfuerzos e invita a la vida.
Serás feliz, no hay duda. Será tu voz, y la de tu cómplice, contra los pronósticos modernos de que todo es líquido, diciendo que vale la pena soñar y apegarse a las mañanas dulces y a las noches cálidas en las que sientes al fin que alguien va en tu misma dirección.
Y luego llegará un nuevo soplo de vida, que los hará más humanos, y será un regalo de exclusividad con mensajes diarios para forjar el carácter, para agradecer y para entender al fin, la magnitud de la felicidad.
Disfruta el día del privilegio del amor.
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