Lloronas de abril

Publicado el Adriana Patricia Giraldo Duarte

La llanura de la edad sincera

Para quienes abrieron antes la puerta del cielo

Es el peso de los años que nos conduce a contemplar con calma la desidia; a negociar una nueva visión de la vida, pese a los violentos desmanes de muerte.

En el aliento caliente de la madrugada sobrevivimos a los desalmados ataques de la indiferencia, para dar la respuesta a personas marcadas con el mismo nombre, pero  arrojadas al vacío con diferente predicado.

La respuesta viaja con nosotros. Es la certeza de las equivocaciones, y a la vez, el hilo que nos arrebata el vibrante desafío del deber ser, es lo que nos aleja de las sombras oscuras del egoísmo, impuestas como si no tuviéramos derecho a elegir con el pálpito de la belleza.

Están equivocados y tenemos que hacerlo público. Naufragaron en sus desdichas y aun no saben que el poder ensordecedor de la verdad indaga sabiduría para el futuro.

La luz de los ausentes corre como nuestra rutina. Nos obliga a habitar el nuevo mundo, más allá de la muerte y mucho más cerca de la solidaridad que reclamamos, pero que sólo pueden conocer las almas puras.

Es cierto, tenemos la receta. La llevamos a diario en el bus, en el naufragio de los cuerpos, esperando que nos quiten el dolor del futuro y nos acompañen en un viaje repentino de felicidad, en el tránsito de la niñez, llanura de la edad sincera.

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