Por: Isabel Cardona Figueroa
#LloronasDeAmoryDesamor
Y en el fondo se unían ambos en un tranquilo azul. Llevaba tanto tiempo sin ver esos colores que traen cambios. Azules profundos que muestran la belleza del mundo en el que estamos, que nos invitan a abrir nuestras mentes y nuestras almas para continuar pintando la vida, llenándola de diferentes matices, de diferentes miradas, de entera transformación.
Mientras mi alma se quebraba en dos partes, él me miraba con la inmensidad de su amor, con lágrimas en los ojos y con la certeza de lo que hemos construido en casi cuatro años de cercanía.
Un amor que nació de la tristeza, de un vacío profundo, de las entrañas del universo o de la voluntad de Dios, pero que él con paciencia, perseverancia admirable y una entrega incondicional fue sembrando de respeto, confianza y admiración hasta construir un gran jardín con frondosos árboles y olores exquisitos donde hemos estado viviendo.
Ahora él se queda solo, y yo parto con él y nuestro jardín en mi mente y mi corazón, unidos por el sentimiento más poderoso de todos: el amor. Será una prueba a sortear con fortaleza y tenacidad, con la seguridad que se siente al ser el amor en la vida del otro.
Extrañar tus brazos, tu olor, tu sonrisa y todo lo que me has dado será un suspirar diario. Vivir con eso seguramente será muy difícil pero me alimentaré de cada recuerdo, cada momento y cada sensación que me has hecho sentir. Te esperaré con la idea de ser la mujer más afortunada del mundo, la mujer que elegiste para ti y a la que te diste a la tarea de conquistar y hacer tuya, en alma, mente y corazón.
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