Por: Anyi Serna Mera
Grandes nubes cruzan por mi cabeza cuando quiero comprender alguna circunstancia, momento o hecho, sin poder entender los caminos, las decisiones que debemos tomar con respecto al amor, tan efímero, tan plástico.
Ese amor moderno que cae vacío por entre los dedos de los magníficos amantes que sin saberlo empiezan compartiendo momentos tan limitados, lacónicos y escuetos como su vida misma.
Amores y amores de esos que sueñas, que esperas, que anhelas desde el fondo del corazón, que hacen que tu vida se vuelva un arco iris de colores. Aquellos bellos amores que no podemos descifrar para saber si solo existen en las almas de todos aquellos -como yo- que creemos en la magia infinita, en la majestuosa herencia universal que por estos días no es tan sencillo encontrar.
Tan dulce y amargo a veces es el camino del amor, que me pregunto constantemente: ¿valdrá la pena entregar tu corazón al amor espinoso que tan sutilmente se asoma por rendijas y que descaradamente va metiéndose en tu alma tan serena, tan tranquila?
Debo decir que hay que apostarle siempre al amor que da vida, que vivifica el alma, que ensancha el corazón y que glorifica la existencia, a esos amores que nacen y se desarrollan desde la evolución constante, certera y decidida de los que aman como un reto diario, abonando, sembrando. Esos amores reales pero verdaderos, que le apuestan a la vida, a la calma, a la evidencia de saberse juntos, bondadosos, compasivos y eternos, sin dejar de ser seres únicos y maravillosos, viviendo una experiencia en el aprendizaje, la entrega y el entendimiento perenne, seguro y por demás tierno, cultivador, emprendedor, atento y lleno de vida.
Magnífica la vida, para tener la certeza en la fe de seguir y tener el valor de moverse hacia adelante, por caminos nuevos e inexplorados, por aguas profundas sin ningún temor porque hemos decidido soltar, dejar de resistir a los cambios, a las nuevas vivencias, sabiendo que somos el amor, la sabiduría y el poder activos procediendo únicamente con el orden divino.
Entrar en tu corazón para expandir el amor que ya eres es la magia verdadera para regocijarnos suavemente en un amor puro, entregado, compasivo, compresivo y leal, para decir con total certeza que nunca se debe tocar un corazón que no se pueda amar.
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