Liarte: diálogo sobre arte

Publicado el Lilian Contreras Fajardo

“Lo liso y lo estriado”, una obra sobre los mapas como imagen de poder

Cuando estamos perdidos, cuando no sabemos cómo llegar a un lugar o qué ruta seguir, o cuando estamos de viaje, generalmente, recurrimos a los mapas para poder ubicarnos.

Hasta ese momento, los mapas cumplen una función social, por así decirlo, porque nos ofrecen la posibilidad de ubicarnos en un territorio específico. Sin embargo, la cosa cambia cuando, gracias a la tecnología, los mapas se convierten en una imagen de poder.

Y es justo esa imagen de poder la que inspira “Lo liso y lo estriado”, obra de Carolina Borrero y Lucas Gallego que se puede ver presencialmente en el Jardín Botánico de Bogotá hasta el 1º de agosto de 2021.

“Básicamente, la historia es que unas personas se sientan a revisar unos mapas y empiezan a buscar lotes de petróleo y a comprar la tierra, y así el destino de la tierra se define por medio de esa imagen, el mapa, sin siquiera ir a revisar”, dice Carolina Borrero, quien recientemente creó un colectivo artístico con Lucas Gallego, y ganaron la convocatoria de la galería La Cometa de Medellín para intervenir la fachada con la instalación “Tótem”, una crítica a las hidroeléctricascreadas bajo la idea de progreso como estructuras de poder y contención de la naturaleza”.

La investigación de Carolina Borrero, sobre los mapas como insumo para decidir sobre un territorio, se fusiona perfectamente con la de Lucas Gallego, a quien le interesa reflexionar sobre las imágenes satelitales que dan cuenta del uso y abuso al que es sometido un pedazo de tierra.

Fue así como decidieron trabajar en conjunto “Lo liso y lo estriado” que retoma reflexiones “más densas y filosóficas” gracias al libro “Mil mesetas” de Gilles Deleuze y Félix Guattari, quienes hablan sobre cómo las coordenadas se vuelven el primer punto de dominio sobre un territorio.

“Nos pareció interesante unir nuestras investigaciones particulares a partir de esos conceptos sobre lo liso y lo estriado (términos vienen del libro) y cómo el ser humano desarrolla tecnología como satélites y la cartografía para poder conocer los recursos que tenemos en un territorio”, añade la artista, quien recuerda que más allá de la idea romantizada de la Expedición Botánica, el objetivo era conocer los recursos había en la zona para poder explotarla.

“Por eso, la imagen y la representación de la naturaleza se convierte en una representación de poder y de control sobre el territorio y las personas que lo habitan… porque alguien, en otra región apartada, está en un escritorio está decidiendo qué sucederá con esas vidas sin siquiera saber quién habita”, recalcan los artistas.

En “Lo liso y lo estriado”, expuesta en el Tropicario del Jardín Botánico de Bogotá, el público puede ver diversas técnicas y tipos de obra.

Por un lado, está la instalación “Plantación” que consta de semillas hechas en cerámicas dispuestas sobre hojas reales del árbol de caucho, que hacen referencia a las semillas de palma “un cultivo de tipo industrial que está invadiendo territorios gigantescos, casi departamentos; es un monocultivo que necesita una extensión gigantesca de territorio para hacer una producción de tipo industrial”, sostiene Lucas Gallego.

Esta obra se instaló debajo de una claraboya que permite el paso de la luz y el agua, elementos que le otorgan dinamismo con el paso del tiempo, del calor, el frío o la lluvia.

Por su parte, “Ejercicios de construcción para el Antropoceno” es una serie de fotográficas satelitales tomadas por el artista que dan registro del área entre Mapiripán y Puerto Lleras (Meta), que cuenta con los más altos índices de deforestación del territorio colombiano, por lo que la gente puede apreciar una imagen que registra muchos tonos del color tierra y uno que otra zona con regazos de vegetación que se niega a morir.

Al lado derecho, como si fuera una comparación, está ubicada “Volver a trazar los mapas”, un tejido de punto realizado por Borrero con el que reinterpreta las imágenes cartográficas y plantea una reflexión en torno a cómo las imágenes que representan un territorio y se convierten en “proyecciones” del mismo. En esta obra, las “venitas o brazos” que hay en el mapa “son las fuentes hídricas” y es así como los mapas registran “los recursos hídricos del mundo entero que la gente puede empezar a comprar; esos lotes se están volviendo el oro y a me parece impresionante que vendan este tipo de mapas con el fin de explotar el territorio, para tener el poder futuro”, argumenta la artista.

Y como a Carolina Borrero y Lucas Gallego les interesa el uso de la tecnología que define el futuro de una población, en “Hacia el paisaje” exhiben fotografías de tamaños muy grandes en el que la inteligencia artificial intenta construir un paisaje a partir de la mínima expresión del paisaje el fragmento de una hoja.

Finalmente, “Lo liso y lo estriado” cuenta con otra instalación realizada ‘in situ’ que, bajo el título “Isla”, habla de la dinámica del ser humano de controlar y resguardar todo, de cuadricularlo y controlar la naturaleza.

Es así como el visitante del Jardín Botánico, que de por sí tiene una predisposición a reflexionar sobre la naturaleza y el medio ambiente, se encuentra con esta exposición que transita en el concepto “arte crítico sobre territorio”, ligado más a lo político y a la denuncia, más que al medio ambiente, dicen.

Y así, por medio de la fusión de la fotografía, la cerámica, el tejido y la tecnología, Carolina Borrero y Lucas Gallego proponen un diálogo sobre cómo el territorio y el paisaje se desgasta con el pretexto del progreso y el desarrollo. Y no hay que olvidar que ese cambio perjudica a quienes habitan ese espacio de tierra, y a todos los habitantes del planeta… porque todo y todos estamos conectados, globalizados.

*Imágenes: cortesía de Carolina Borrero & Lucas Gallego.

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