Hace poco recibí un correo en el que invitaban a ver la exposición de proyectos de grado de la ASAB. No es algo a lo que comúnmente me inviten o de lo que frecuentemente me entere, solo fui a una en la que participó mi esposo, así que acepté la invitación y le dedico este #MiércolesdeBlog.
La Facultad de Artes-ASAB (Universidad Distrital Francisco José de Caldas) está ubicada en el Palacio La Merced y allí se puede ver la muestra “Co-Habitar” en la que 18 jóvenes presentan obras que recogen, en su mayoría, la experiencia de la pandemia.
Eso se refleja, no sólo porque estos chicos estudiaron virtualmente, sino porque en los textos que acompañan cada proyecto se puede leer en varios que el encierro detonó depresión o ansiedad. Me gustó leer que eso. No porque me alegre de lo que vivieron o sintieron, sino porque me parece absolutamente genial que por lo menos esta generación tiene las agallas de expresar públicamente la complejidad de la salud mental y que decidan hacer algo material, una obra de arte, sobre eso.
El dibujo, el tejido y la instalación fueron las técnicas usadas, y libretas de apuntes y bocetos acompañan las obras finalizadas.
La memoria y la necesidad de recordar las vivencias personales también son temas que vi varias veces. Me encantó “Prácticas para no olvidar” de Nana Cáceres, quien explora a través del dibujo la conexión entre la memoria y la estructura del pensamiento.
Daniela Torres presenta “Felicia debe salir – yo concepto a yo observadora”, una instalación e ilustración digital en las que se ve una mesa de trabajo con una libreta, una lámpara encendida, crayones y un cuento.
En “Érase una vez los funerales míos. Sombra” Sergio Andrés Pineda recurre a la videoinstalación para compartir los pensamientos que genera la depresión y la sombra es la interpretación de lo que “conlleva no poder expresar lo que se siente”.
Michelle Ladino trata otro tema complejo como lo es el acoso sexual contra las mujeres en la calle y usa los carteles para presentar “El miedo me culpa, me culpo”.
En la instalación “Metamorfosis” Alma Pérez pone en escena la exploración con la que las prácticas artísticas le han ayudado a construir y reconstruir su identidad.
La forma de habitar los espacios comunes de la casa y el cuarto fueron el punto de partida de los proyectos de Sebastián Rojas, quien en “Una casa en movimiento” exhibe la actividad que tuvo en el cuarto de chécheres de su casa cuando buscaba más espacio durante el confinamiento; y en la instalación “Habitar la habitación” Freyder Tarriba presenta el resultado de su investigación sobre habitar el espacio.
La naturaleza, la relación con el medio ambiente, las basuras o la violencia sufrida en la familia también fueron temas de los proyectos, muchos de ellos instalaciones.
Al recorrer “Co-Habitar” pensé mucho en el arte que se producirá en los próximos años en manos de esta generación joven porque si cada época del mundo ha marcado el estilo, ¿qué nos espera en esta pospandemia? ¿Será que las inquietudes de estos estudiantes perdurarán en sus siguientes obras o serán efímeras?
Algo que me gusta mucho es la instalación (aunque es difícil de comprar y tener en un apartamento) y la primera persona como punto de partida para la inspiración, investigación y materialización de la obra. Creo que durante muchas décadas nos enfocamos en la tercera persona y me encanta hablar desde el alma y el corazón de temas tan populares como la pandemia y los sentimientos.
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Lilian Contreras Fajardo
Periodista con maestría en Estética e Historia del Arte.
Coautora del libro “Cartas de Cuarentena”, junto a la cineasta Josephine Landertinger Forero.
Creadora de @liarteconarte.