Italia es el destino que tengo en deuda conmigo misma. Quiero visitar ese país, por lo menos, durante dos semanas. Quiero conocer Florencia, Roma y pasear en carro por la Toscana.

En Florencia iré a la Galería Uffizi, que es como la colección privada de arte más antigua del mundo, y en Roma iré a los Museos Vaticanos.

Yo soy católica y, aunque no comulgo con muchas cosas de la iglesia, siento una fascinación por las iglesias y la historia que no puedo explicar. Cada vez que veo una iglesia antigua tengo la tentación de ingresar y ver su arquitectura y su arte; por eso, visita obligada en Roma serán los Museos Vaticanos, especialmente la Capilla Sixtina.

Me sorprende cómo un lugar sigue siendo tan importante a pesar del paso de los siglos. Y no lo digo solamente por el aspecto religioso, aunque no se puede olvidar que es aquí donde se reúnen los cardenales cuando van a escoger al papa. Lo digo porque aquí se reúne el trabajo de los artistas más importantes del Renacimiento, una época que me fascina.

En estos días he pensado mucho en Italia y, tal vez por Semana Santa, decidí ingresar al sitio web de los Museos Vaticanos. Esta gente sí sabe para qué es la información. Este sitio tiene la información básica sobre las boletas y horarios, pero además ofrece toda una experiencia cultural y virtual. Es una clase de historia, de religión y de historia del arte apoyada en la tecnología.

Se necesitarían muchas, muchas horas para leer y comprender toda la información que ofrecen. Como no conozco el lugar, cada vez que leo algo de lo que denominan “el museo de los museos” abro un link que me lleva a otro link, y así el ejercicio se vuelve una red gigante de aprendizaje.

Me gusta mucho este ejercicio y creo que facilita muchísimo la visita física porque nunca se tendrá el tiempo suficiente para ver, leer o escuchar y entender todo lo que se está observando.

Luego de este borondo virtual por la Capilla Sixtina tengo claro que quiero detenerme en la bóveda que pintó Miguel Ángel porque, creo, recoge perfectamente el lema de los Museos Vaticanos: “el arte como evangelización”.

Todas las artes han sido y siguen siendo utilizadas para adoctrinar, y los líderes católicos sí que saben de eso y, gracias a ese mecenazgo, hoy podemos disfrutar de estas ‘obras maestras’.

La Capilla Sixtina es la reestructuración de la antigua Capilla Magna e inicialmente fue consagrada a la Asunción de la Virgen.  La decoración data del siglo XV, fue realizada en principio por artistas reconocidos como Sandro Botticelli o Domenico Ghirlandaio y son los frescos (murales) el trabajo más importante que tiene.

En 1508 se le encargó a Miguel Ángel modificar la bóveda y los lunetos en la parte alta de las paredes. En la bóveda pintó nueve recuadros centrales que representan las historias del Génesis, desde la creación hasta la caída del hombre, el diluvio y el nuevo renacer de la humanidad con la familia de Noé.

Aparte de poder ver un video y hacer una visita en 360º, el sitio virtual de la Capilla Sixtina pone a disposición del público la historia de estos recuadros con mucho detalle.

“En la parte central de la bóveda se hallan representadas nueve historias del Génesis, divididas en grupos de tres, que se refieren al origen del universo, del hombre y del mal”, se lee.

Y si queremos saber más, cuentan que los primeros tres episodios son protagonizados por la figura de Dios, Creador del universo (Separación de la luz de las tinieblas: Génesis 1,1-5; Creación de los astros y las plantas: Génesis 1,11-19; Separación de la tierra de las aguas: Génesis 1,9-10).

Luego, siguen los de la Creación de Adán (Génesis 1,26-27) y de Eva (Génesis 2,18-25), en los que se ven las figuras del hombre y de la mujer en su desnudez, símbolo de inocencia (Génesis 2,25), que se perderá con el Pecado original (Génesis 3,1-13), representado en el recuadro siguiente junto con la Expulsión del paraíso terrenal (Génesis 3,22-24).

Los últimos tres frescos (Sacrificio de Noé: Génesis 8,15-20, Diluvio universal: Génesis 6,5-8,20, Embriaguez de Noé: Génesis 9,20-27) muestran la caída de la humanidad y su renacer con Noé, elegido por Dios como único hombre destinado a salvarse para repoblar la tierra.

La tarea está hecha. Lo más difícil del arte es poder saber qué quiso expresar el creador, así que con esta explicación iconográfica me dediqué a realizar varias veces la experiencia 360º.

Al hacer clic en “Creación de Adán” se despliega información sobre el pasaje Génesis 1, 26-27 que dice “Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó”.

Y como si fuera poco, la explicación iconográfica, es decir, la explicación sobre lo pintado por Miguel Ángel: “el episodio de la Creación del Hombre tiene como punto central el contacto entre los dedos del Creador y los de Adán, a través del cual se transmite el soplo de la vida. Dios, sostenido por ángeles que vuelan y envuelto en un manto, se dirige hacia Adán, representado como un atleta en reposo, cuya belleza parece confirmar las palabras del Antiguo Testamento, según las cuales el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios”.

Otro punto de interés para mí es el altar, pues el pontífice Clemente VII de Medici (perteneciente a la familia más poderosa del Renacimiento) encargó en 1533 una nueva modificación de la Capilla a Miguel Ángel, quien pintó en la pared del altar el “Juicio universal” o “Juicio final”.

Según explican los expertos, “se concentra en torno a la figura dominante del Cristo, representado en el instante que precede a la emisión del veredicto del Juicio (Mateos 25,31-46). Su gesto, imperioso y sereno, parece al mismo tiempo llamar la atención y calmar la agitación circundante: esto pone en marcha un amplio y lento movimiento rotatorio en el que se ven involucradas todas las figuras”.

En este fresco de Miguel Ángel, que en teoría se inspira en la “Divina comedia” de Dante Alighieri, la virgen María está al lado de Cristo y tiene un gesto de resignación, a la espera del juicio.  Por su parte, los ángeles ubicados en la franja inferior despiertan a los muertos, quienes suben hacia el cielo.

El Juicio final” es considerada una de las obras maestras de Miguel Ángel, pero muchas de las figuras desnudas fueron cubiertas por ser consideradas “obscenas”.

Inclusive, Giorgio Vasari, quien vivió en la Florencia de los años 1.500 y es considerado el primer historiador del arte, dijo que “era cosa muy deshonesta en un lugar tan honorable haber realizado tantos desnudos que deshonestamente muestran sus vergüenzas y que no era obra de Capilla del Papa, sino de termas y hosterías”.

La experiencia virtual de los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina se expande y complementa en redes sociales. Yo los sigo en Instagram y me gusta ver sus publicaciones porque van muy de la mano con la estrategia del sitio web. Cada publicación está acompañada de imágenes y texto que además de invitar a apreciar la pintura, enseñan sobre el porqué, cómo, cuándo o dónde de la misma.

[email protected] / @LiarteconArte

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