En la Antología de Cepeda Samudio compilada por Daniel Samper hay una columna que le dedicó Cepeda a su maestro José Félix Fuenmayor. Allí dice que era el más joven de sus colegas. Más liberal, mejor enterado y más sabio que todos. Y que eso le venía de la época en que fue director del diario El liberal de Barranquilla (en el año 1900), porque al leer el mamotreto empastado con la colección del periódico se daba cuenta que las noticias “liberales” de entonces tenían una mejor visión del futuro (el presente de entonces) y se leían más frescas cincuenta años después de haber sido escritas. Esto le hace suponer que la frescura y lucidez de José Félix Fuenmayor se debía al haberse formado en el fogueo diario con las historias de la calle, el estar bien informado y haberse convertido en periodista.

García Márquez también contribuyó a situar a José Félix Fuenmayor como un referente y como parte de la inteligencia caribeña en que se formó. Junto al catalán Ramón Vinyes, Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor y Germán Vargas conformaron el núcleo de lo que se convirtió en una prolífica generación literaria: El grupo de Barranquilla. Fuenmayor abrió preguntas sobre la escritura del futuro. Era un autor vanguardista, enterado del cuento clásico del siglo XIX, los rusos, Chéjov y Gógol, pero situado desde el Caribe para observar el mundo. Los que vinieron entendieron eso, el lugar desde el cuál se escribía y el modo de contar.

Fuenmayor era ya autor de dos novelas que los miembros más jóvenes adoptarían como referente. Pero tal intercambio solo se dio hasta la época en que coincidieron todos en Barranquilla, a finales de los años cuarenta, en el café Colombia y en el paseo Bolívar (luego en La Cueva) cuando sus talentos particulares se integran como grupo y se da el puente intergeneracional que dará como resultado algunas de las obras más importantes de la literatura colombiana.

La mayoría de cuentos de José Félix Fuenmayor aparecieron publicados de forma dispersa en un lapso de seis meses en el semanario Crónica editado por García Márquez en Barranquilla, desde abril de 1950. Otros dos habían aparecido antes en el periódico El Heraldo en diciembre de 1944 y en marzo de 1945. La constatación de esas procedencias la hizo el crítico francés experto en la literatura colombiana del caribe hecha en ese periodo: Jacques Gilard. De modo que doce cuentos, de los cuales ocho ya estaban publicados en periódicos, fueron reunidos por Alfonso Fuenmayor, hijo de José Félix Fuenmayor, y publicados en 1967 de forma póstuma bajo el título La muerte en la calle.

Los cuentos tienen un estilo y ambiente transversal a toda la colección, lo que les da unidad. Son cuentos rurales narrados de manera directa. La voz de sus narradores, en los cuentos narrados en primera persona, está singularizada por elementos del habla y giros locales. En los narrados en tercera persona el habla se limita a los diálogos. La extrema sencillez en los encadenamientos de acciones y las descripciones precisas de los ambientes rurales y los finales abiertos aleja de lo costumbrista. Fuenmayor estaba escribiendo desde su entorno, situando lo local en un estilo moderno y universal.

Los años cincuenta del siglo XX son de gran interés para la modernización de la literatura colombiana. Fuenmayor es uno de los pioneros, pero no el único. Por esos años Pedro Gómez Valderrama, Hernando Téllez y Jesús Zárate también escribían cuentos modernos y vanguardistas, y los publicaban en los periódicos, como también lo hacían algunos de los autores norteamericanos de renombre. Fue una época propicia para el cuento corto, género al que se le abría espacio en los periódicos. Curioso que los cuentos de Fuenmayor aparecieran primero en la prensa, no en libro, y que de allí se desprendiera la sutil cadena de afinidades que permitió la cimentación de una tradición literaria en donde Fuenmayor quedaría en un lugar cenital en la literatura colombiana. Y es que dos de los autores que vendrían a renovar las formas, Álvaro Cepeda Samudio y García Márquez fueron quienes leyeron y editaron esos cuentos, quienes adoptaron los postulados estéticos que pueden observarse en sus propios relatos (comparar unidad temática y técnicas en Todos estábamos a la espera y Los funerales de la Mama Grande), y hallaron respuestas, a su manera, para las preguntas que Fuenmayor planteaba. Álvaro Cepeda las encontró en el periodismo norteamericano y en Saroyan y el tema de su principal obra fue la masacre de las bananeras. García Márquez buscó las respuestas en Faulkner y situó su obra en el Caribe.

Fuenmayor nació en Barranquilla en 1885, en el seno de una familia de origen venezolano pionera de los periódicos. Su profesión era la contabilidad, y trabajó también como funcionario en la administración pública. Pero destacó como periodista y escritor. En vida publicó dos novelas, Cosme y Una triste aventura de catorce sabios. Cosme es considerada una de las primeras novelas urbanas, para la que aprovechó la dinámica social y cultural de Barranquilla, ciudad puerto del Caribe y puerta de entrada de las mercancías, de los extranjeros y de las tecnologías de la modernidad a Colombia. En ella se cuenta la vida de un funcionario gris, Cosme, tal vez inspirado en su propia experiencia laboral, y literariamente proveniente del Akaki Akákievich, el funcionario sin atributos de El Capote de Gogol. La segunda es una novela breve y futurista que parodiaba los futuros tecnológicos, los viajes en el tiempo y las disquisiciones que había propuesto Wells en La máquina del tiempo, pero que era también un diálogo especulativo y filosófico además de un relato fantasioso sobre los inicios de la aviación, cuando no se sabía muy bien para qué servirían los aviones. Es en los cuentos donde la escritura de Fuenmayor cobra mayor transparencia y propone un foco narrativo en las voces y la creación de personajes. Algo inusual en el género, donde las situaciones son más relevantes que los personajes.

El libro póstumo de cuentos de Fuenmayor, La muerte en la calle, ha mantenido su vigencia en el tiempo con sucesivas reediciones, entre las que cabe mencionar la edición de Cara y cruz en editorial Norma, la edición de la Universidad del Norte en 2016. En 2023 Literatura Random House ha reunido en un volumen toda su obra narrativa. Es una recuperación editorial de celebrar y seguramente las generaciones más recientes tendrán aquí la oportunidad de dar un repaso a uno de nuestros autores clásicos. Pedro Badrán hace una presentación muy completa a los textos y una aproximación a Fuenmayor a quien llama: “El escritor más joven de Colombia”.

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Narrativa, José Félix Fuenmayor | Cosme, Una triste aventura de catorce sabios, La muerte en la calle | Literatura Random House. 2023.

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