En contra

Publicado el Daniel Ferreira

Destruir la imagen

La infamia de arrojar ácido a un rostro. Hipótesis.

Los castigos contra la imagen estaban entre los favoritos de los dioses griegos. Acteón fue convertido en ciervo y devorado por sus propios perros por haber visto a Artemisa tomando un baño en el río. Aracne fue convertida en Araña tras vencer a Minerva en el tejido de una tela. Teseo cortó la cabeza de Medusa y luego la usó para convertir su escudo en un espanto. Los castigos contra la imagen siguieron en la mitología cristiana y se decretaron como ley en las marcas de hierro candente de la inquisición.

Echar ácido a la cara de una mujer es la práctica que ahora se propaga en Colombia por parte de algunos tipos que se sintieron menospreciados, o por parte de aquellos que buscan una marca eterna en el recuerdo de su víctima. ¿Qué se pretende con un ataque así? Destruir el yo. Borrar la identidad. Desdibujar al individuo. Perpetuar el recuerdo del castigo, a través de una cicatriz indeleble. ¿Por qué atacar la cara? De forma hipotética, se ataca la cara para negar el cuerpo, para cambiar el foco del deseo. Para imponer una máscara sobre el objeto de deseo y convertir a la portadora en una criatura abominable, intocable, en un monstruo femenino. Al destruir la imagen de la víctima, se sobrepone, a la deformidad, la imagen del atacante, como un máscara. Así la memoria del castigo se hará perpetua.

Atacar la imagen es deliberado. Dudo que la esquizofrenia conduzca a alguien a agredir con tanta saña. El ácido es sólo el instrumento de una venganza. Usar ácido y elegir de blanco el rostro de las mujeres, tras planificar el acto, asechar los horarios de la víctima, tener tiempo de ir a una fábrica de químicos y conseguir el frasco y aderezarlo con pegante para que su efecto corrosivo sea devastador, es una forma premeditada, calculada, de atacar con sevicia e infligir esa huella imborrable. El instrumento de la venganza es inferior al objetivo de la venganza. Y el objetivo de la venganza es destruir la imagen de la mujer.

La saturación de la imagen de la mujer en la vida social, el hecho de que la imagen de las mujeres haya sido convertida en el foco de la atención sexual de toda la publicidad, de todo el mercado del entretenimiento, de todas las redes sociales, al punto de expandir la esfera privada y hacer pública la vida de cualquier mujer, muestra la atención desmedida que nuestra época (la de la reproducción técnica) ha impuesto sobre la imagen de la mujer. Esa insistencia sitúa el foco del deseo sobre la sublimación del cuerpo y el rostro. Atacar la faz es atacar la imagen; lo que equivale a atacar el prestigio del fetiche.

Cada vez que un periódico utiliza la imagen de una mujer para promocionar productos, cada vez que una mujer toma una imagen de su rostro o de su propio cuerpo para usarlo de perfil y difundirlo por la web, con cada implante de silicona, estamos reproduciendo el mismo esquema del aparato publicitario del mundo. Cada vez que el cuerpo desnudo de una mujer se usa para medir el éxito de las cantantes, de las deportistas, de las actrices, de los raseros de belleza fabricados por la industria de la moda, estamos echando ácido a una botella, estamos alimentando la sublimación de la imagen, estamos imponiendo un foco de atención ya no sobre una mujer sino sobre su representación. Se ataca a la imagen no solo con ácido. Se ataca a una mujer convirtiéndola en objeto.

Némesis era la diosa antigua de: “la justicia retributiva, la venganza, la fortuna, y castigaba a los que no obedecían a aquellas personas con derecho a mandarlas y vengaba a los amantes infelices o desgraciados por el perjurio o la infidelidad”. El nombre romano de Némesis era Envidia (Wikipedia). La única justicia, parecen sugerir los Dioses griegos, es la venganza. Un ex ministro ha sugerido retomar la ley del talión:  “ojo por ojo, diente por diente”. Parecería que los castigos contra la imagen se combaten con castigos contra la imagen. ¿Por qué no empezar por pedir a la publicidad y a la prensa dejar de vender cosas con cuerpos de mujer?

Modos de ver, de John Berger: Episodio 2 Women in Art

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