Se la embarcó en un navío llamado “Phillis”, y de allí su nombre. A los 7 años fue desarraigada de las costas senegalesas y vendida como esclava a una familia de comerciantes bostonianos, los Wheatley, que como era costumbre otorgaban su apellido a los esclavos que les eran de su propiedad. Para fortuna de quien sería entonces bautizada como Phillis Wheatley, sus amos no se trataban de los clásicos latifundistas exploradores, y contrario a esto, demostraban una sensibilidad enorme y un compromiso serio ante los estragos ocasionados a las negritudes. John y Susanna Wheatley descubrirían muy pronto que la pequeña Phillis poseía sin duda un talento peculiar, por lo que quisieron apoyar sus aptitudes brindándole una educación definitivamente inédita para una esclava. Los dos hijos de los Wheatley serían quienes en un principio le enseñaría a leer, siendo así que a los 12 años la avezada Phillis ya había leído algunos clásicos griegos y latinos, como es el caso de Homero y Virgilio, así como a autores influyentes de la época como John Milton y Alexander Pope. A los 14 años, poeta precoz, Phillis redactó su primer poema, To the University of Cambridge, in New England. Alentando sus capacidades como literata, los Wheatley la desligaron de las tareas como sirvienta para que se concentrara en sus estudios, convirtiéndose ella misma en un orgullo para la familia. En 1770 adquiere una popularidad notable cuando redacta una alegoría poética acerca del calvinista George Whitefield, y es debido a su destacado talento que despertará las sospechas de muchos, quienes se negaban a dar crédito de que estas palabras pudieran provenir de una esclava. Fue así como en 1772 Wheatley sería confrontada ante una corte de intelectuales de Boston, e incluso por el mismo gobernador de Massachusetts, para que en presencia de ellos la consagrada poetiza pudiera demostrar sus capacidades artísticas. Todos los presentes quedaron convencidos. En efecto, el talento de la proclamada Phillis Wheatley era indiscutible, por lo que incluso aprobaron certificar su sentencia de que Phillis ciertamente era la autora de los poemas, e incluir dicha nota en el prólogo de su libro, Poems on Various Subjects, Religious and Moral, y que a pesar del aval no encontraría una editorial norteamericana que apoyara su publicación. Este alegato de Phillis Wheatley frente a una corte de hombres blancos que pretendían examinar la veracidad de sus escritos, sería para muchos el primer reconocimiento oficial de la literatura afroamericana. Sería así como exhortada por su ama Susanna, quien estaba convencida de que en Inglaterra Phillis encontraría el apoyo para la edición de su novela, la prometedora escritora viajaría a Londres en compañía del hijo de los Wheatley, en donde tendría la oportunidad de entrevistarse con el mismísimo alcalde de la ciudad, así como la posibilidad de asistir a varias audiencias con miembros célebres de la sociedad británica. Y así pues, ese mismo año, la condesa de Huntingdon, Selina Hastings, pese a padecer una enfermedad que le impidió conocer a Phillis, serviría como mecenas del proyecto literario de la joven poeta, y a la edad de los 20 años, la que nació para ser esclava se convertiría en la primera mujer afroamericana en publicar un libro de poesía en los Estados Unidos. Su compendio poético le valdría la fama tanto en su país como en Inglaterra, y su obra sería elogiada por figuras tan notables como George Washington, refiriéndose a la escritora como a un “gran genio poético”. Phillis dedicaría al general Washington uno de sus poemas, To His Excellency, George Washington, por lo que el prócer de la Revolución Norteamericana la invitaría a visitarlo a su cuartel general, en Cambridge, donde a la postre se reunirían para celebrar el encuentro. Como dato curioso, es en este poema en donde Francisco Miranda se encontraría con la palabra Columbia, y que años más tarde le serviría para bautizar su proyecto de unificación americano. Phillis sabría expresar sus preocupaciones y exponerlas a través de su fuerza poética, manteniendo una correspondencia activa con personalidades importantes de la época. Su poesía está notablemente influenciada por las creencias cristianas, enrevesada con dioses paganos del África o Grecia y simbología astral, y escasamente hace referencia al esclavismo, como es el caso de On being brought from Africa to America: “Algunos ven nuestra raza azabache con ojos de desprecio -su color tiene un tinte diabólico-. Recuerden, cristianos: los negros, como Caín, pueden ser refinados y unirse al tren angelical.” Una vez publicado el libro, Phillis sería finalmente emancipada. Susanna moriría un año más tarde y su esposo John la acompañaría cuatro años después. Para ese mismo año de 1778, Phillis conoce a un negro liberto, tendero de una verdulería, con quien contraería matrimonio y con quien tendría tres hijos, dos de los cuales murieron siendo apenas unos bebés. En 1784 su marido es llevado a prisión por acumulación de deudas. Sumida en una precariedad económica que llegaba al límite, Phillis se vería obligada a realizar trabajos como empleada doméstica, contrayendo una enfermedad que debilitó su salud en muy poco tiempo. En 1779 intentó publicar su segundo volumen de poemas, pero no contaba con los recursos financieros ni tampoco pudo encontrar un mecenas que subvencionara su nuevo trabajo. Algunos de estos poemas serían sin embargo publicados póstumamente en panfletos y periódicos. A la edad de los 31 años, empobrecida y olvidada, la poeta azabache moría mientras trabajaba en un tercer volumen de poesía que jamás sería rescatado, y, unas horas más tarde, moriría también su tercer hijo.