Amor a primera vista, amor prohibido, loco, pasional, inmediatista, amor en todo caso mutuamente correspondido, amor pueril y desmedido, el amor de Romeo y Julieta lleva varios siglos sirviendo como un arquetipo ideal de los amantes, un amor intemporal e imposible y con un destino inevitablemente trágico. La historia transcurre en Verona, donde dos familias de las más poderosas, los Montesco y los Capuleto, se odian a muerte. Julieta, hija de los Capuleto, es pretendida por el conde Paris, un joven notable y buen mozo al que el padre de Julieta le pedirá esperar dos años hasta que su doncella alcance la edad de los quince y entonces sea conveniente desposarla. Sin embargo el compromiso se da por hecho y para hacerlo público celebran una fiesta de máscaras donde se infiltrará el hijo de los Montesco junto a su pandilla de amigotes. Romeo Montesco es un tipo melancólico que lamenta la pérdida de su amada Rosalía, pero que finalmente es convencido por su amigo Mercucio para que asistan a la fiesta de máscaras. El destino, o los astros, como creía el taciturno amante, lo llevará a conocer a la hija de sus enemigos, y de inmediato surgirá un amor mutuamente correspondido, y sin que ninguno de los dos conociera del apellido del otro. Durante el baile, los jóvenes tendrán la oportunidad no sólo de cruzar palabras sino también besos, y también promesas. Al despedirse, Julieta pregunta a su nodriza quién es ese joven que la tiene maravillada, enterándose que se trata de Romeo, el hijo de los Montesco. A continuación la pareja vivirá una de las escenas más emblemáticas del teatro, cuando Julieta desde su balcón se desata en un soliloquio donde le confesará a la noche su amor por el hijo de su enemigo. Romeo se ha escondido entre los jardines que dan al balcón, siendo testigo de las palabras de Julieta, por lo que no vacila en sorprenderla y en trepar por la enredadera y hasta alcanzar a su amada. La pareja aprovechará un par de minutos para confesarse su amor, antes de que sean sorprendidos por alguno de los Capuleto. Es así como los novios se precipitarán y sin dar espera buscarán a Fray Lorenzo para que los case. Por otra parte, el primo de Julieta, llamado Teobaldo, se ha enterado de la intromisión de Romeo y de sus amigos en la casa de su tío, y por lo que retará al hijo de los Montesco a un duelo a muerte. El poeta que es Romeo se negará aunque le llamen cobarde, pero será Mercucio quien tome su lugar y acepte la afrenta. Teobaldo asesina a Mercucio, lo que impele a Romeo a luchar, acabando este con la vida de Teobaldo, y por lo que el príncipe de Verona le impone a Romeo la pena del exilio. Pero antes de partir a cumplir con su castigo, los amantes se reunirán en la alcoba de la doncella y consumarán su matrimonio en una noche memorable. El padre de Julieta al verla tan afectada, decide apresurar la boda con Paris, a lo que su hija accede no sin antes haber tramado un plan de escape con su amado. Acude a Fray Lorenzo, quien conspira con los jóvenes, suministrándole a Julieta una pócima que él mismo ha preparado y que la mantendrá en estado de catalepsia por un poco más de cuarenta y dos horas. Así pues, la noche antes del casamiento Julieta bebe la pócima, y a la mañana siguiente sus familiares la encontrarán supuestamente muerta. Mientras tanto, Fray Lorenzo le hará llegar una misiva a Romeo comentándole en detalle el plan, pero la carta se extraviará en el camino, mas no así la noticia o el rumor de que la hija de los Capuleto había sido encontrada muerta en su alcoba. Romeo decide que morirá junto a su amada, y para suicidarse adquiere un veneno con el boticario, pero al llegar a la cripta donde reposa Julieta se encontrará con un último escollo, ya que Paris estaba velando a su prometida. Un nuevo duelo se desata entre los dos amantes, venciendo finalmente Romeo y sumando otro muerto a la tragedia. Romeo contemplará y acariciará a Julieta, y luego de beber el veneno ya no habrá más líneas que agregar a su historia. Es entonces cuando Julieta sale del trance y reacciona de su letargo, encontrándose con la penosa escena de los dos cadáveres de Paris y de su amado Romeo. No teniendo más opción, o sintiendo que ya nada queda para ella, Julieta decide acompañarlos clavándose una daga en el pecho. Las familias, abatidas por la tragedia, dirimen sus asperezas y es esta la historia resumida de Romeo y Julieta. Una de las tragedias más recordadas y famosas del dramaturgo inglés William Shakespeare, junto a las dos obras de Hamlet y Macbeth, y sin duda la que más veces ha sido representada. La historia no es del todo nueva. Ya Ovidio contaba en Las metamorfosis la historia de Píramo y Tisbe, en la que se encuentran varias similitudes con los amantes de Verona, y así también en el siglo III Jenofonte de Éfeso contaría sobre un amor parecido en su novela Habrácomes y Antía. Otras historias de amor semejantes a Romeo y Julieta se encuentran en la tradición de romances trágicos escritos desde la antigüedad, pero se cree que Shakespeare se habría inspirado concretamente en el cuento del italiano Mateo Bandello, traducido al inglés como The tragical history of Romeus and Juliet, publicado unos treinta años antes de comenzar a dar vida a los personajes que componían su propia tragedia inmortal. Parece que comenzaría a escribirla en 1591, dándola por concluida hacia 1597. Se cuestiona la existencia real de los personajes. Se especula de un par de amantes que protagonizaron la historia hacia el año de 1303, pero lo cierto es que no hay nada verosímil que pueda dar fe de que Romeo y Julieta no sea más que una ficción teatral. Lo que sí es cierto es que hubo un día dos familias de alto poder político apellidadas Capuleto y Montesco, e incluso Dante Alighieri menciona a estas dos familias situándolas en su obra dentro del purgatorio. No se puede afirmar tampoco una rivalidad o enemistad entre estas dos familias, pero después de Shakespeare el mito cobró vida por sí mismo. Lope de Vega aseguró que la “creencia” de que Romeo y Julieta fueran personajes verdaderos fue alimentándose con el paso del tiempo, y sin embargo nada de estas creencias resultarían siendo ciertas. La tragicomedia, porque a pesar de lo trágico tendrá su pizca de humor, se desarrolla de manera presurosa en un lapso no superior a los seis días. El autor se permite entremezclar estilos, tonos y formas poéticas del lenguaje para que cada uno de sus personajes se exprese de una manera propia, particular, que abarcan el verso blanco, los pentámetros yámbicos, el sermón, la sátira, el soneto, la metáfora, el epitalamio, la rapsodia, los monosílabos, la elegía, el estilo coloquial y los juegos de palabras que le dieron vida a una obra que lo consagró en plena época victoriana como uno de los más célebres e ilustres dramaturgos del momento. La obra gozó de gran popularidad, comenzando el tiraje de diferentes editoriales, muchas de ellas incluyendo textos explicativos, y otras versiones que fueron corrompiendo o deformando la versión original, a parte de las primeras traducciones a otros idiomas. Luego de la traducción al francés en 1783, apenas para el año de 1803 se contó con una traducción a la lengua española con el título de Romeo y Julieta. Para los siglos XIX y XX esta pieza teatral resultó ser la favorita de la mayoría de las compañías teatrales, y era común que se estrenaran recreando esta obra inmortal. Se han hecho un sinnúmero de adaptaciones, siendo esta la obra de Shakespeare que más variaciones ha tenido, representando el drama de los dos amantes en un sentido satírico, o llevado a otros lugares y a otras épocas como un amor intemporal. El amor de los amantes de Verona ha inspirado canciones, óperas, corales, orquestales y ballet. En la pintura la escena del balcón será una imagen repetida por muchos a través de los siglos, y en la literatura ha servido de inspiración para muchas novelas, donde el amor después de Romeo y Julieta empezaría a comprenderse también como un acto trágico. En el cine la obra de Shakespeare ha sido interpretada desde sus inicios, con una producción perdida que al parecer filmaría el mismísimo George Méliès. De allí en adelante han sido incontables las adaptaciones que se han visto a través de la gran pantalla, muchas de ellas grandes producciones en las que participan los más cotizados actores de cada época. Asimismo la televisión le ha dedicado un gran espacio para que la tragedia del autor inglés vuelva a ser narrada. La relación de estos amantes inmortales no está exenta del cortejo y del galanteo, y sin embargo todo surge con premura, de súbito, un amor a primera vista, y en donde el hombre se acercará a la mujer como es la costumbre, y por medio de la palabra conseguirá seducirla. Romeo emplea metáforas para seducir a la mujer que la ha deslumbrado, engatusándola, con el afán de robarle un beso, y Julieta entrará en el juego haciéndose la tímida e inocentona, la doncella cándida que no advierte la treta del galán. El poeta la describe “similar al sol, más brillante que una antorcha, una joya destellante en medio de la noche, y un ángel iluminado entre nubes oscuras.” Y más adelante se referirá a su hermosura cuando la visita en su lecho de muerte: “Tu belleza hace de esta bóveda un lugar lleno de luz.” Shakespeare jugará con los contrarios de la luz y la oscuridad, el día y la noche, el blanco y el negro, amor y odio, y tal vez una relación entre el amor y la muerte que más tarde el psicoanálisis conocería como la interacción entre el tanatos y el eros, y es por esto que Julieta describe a su enamorado como “el día en la noche”, y luego como algo “más blanco que la nieve en el lomo de un cuervo.” La relación nace y se desarrolla en un mundo ideal, y aunque conocedores de la prohibición de estar juntos, como “un par de enamorados con estrellas opuestas”, por lo que este tipo de compromisos desventurados e imposibles que parecieran desafiar al destino se conocen como star-crossed lovers. Su amorío tampoco estará vinculado con exclusividad al erotismo o a la sexualidad, y la pareja solamente consumará el acto sexual luego de haber contraído nupcias, quizás como una estrategia del autor para no despertar sinsabores o descontentos en el público, y legitimando de esta manera la aventura amorosa. Otro asunto que resulta perturbador para muchos es el destino que supuestamente aguarda a los suicidas, pero que como excusa muchos reclaman un paraíso para aquellos que de cualquier forma perdieron la vida por amor. De esta forma podemos encontrarnos de nuevo con un amor que va más allá de lo carnal o de lo espiritual, un amor definitivamente abstracto, azaroso, ideal, platónico. Según la fuente original, y así se lo explicará el padre de Julieta a Paris, ella “no ha visto el cambio de catorce años, deja que dos veranos más se marchiten en su orgullo, antes de que podamos pensar que ella está madura para ser novia.” Otras fuentes sugieren que la protagonista tendría 16 años, y otras proponen 18, pero sea como sea se trata de una jovencita que hasta ese momento poco o nada se había interesado en el amor, y a pesar de que el galante Paris la cortejara, lo cierto es que no había logrado despertar ese sentimiento de euforia que experimentó con solo ver a Romeo. En principio se trata de una princesita dócil, timorata, ingenua, subyugada al arbitrio y a los caprichos de sus padres, y sin embargo en unas pocas horas empezará a revelarse la figura de una mujer madura, deseosa de retar las tradiciones para unirse a un hombre solamente por amor, dueña de su destino y a pesar de que este pintara como un destino fatal; una mujer valerosa capaz de rebelarse y desafiar al patriarcado que la ha esclavizado desde siempre y tomar por fin sus propias decisiones. Julieta quiere autonomía, quiere libertad, quiere volar en el amor ideal que obnubila a la pareja, y tal será su convicción, que no vacila al momento de quitarse la vida antes que aceptar un destino que no es el suyo. “Mi único amor sólo surge de mi único odio”, le había mencionado a su amado Romeo. En Verona existe desde el siglo XIV una casa que supuestamente pertenecería a los Capuleto, contando con la decoración que describe la obra, y que se ha convertido durante siglos en un importante centro turístico. Los amantes visitan la Casa de Julieta para dejar cartas y promesas entre los intersticios de las paredes, noticas de amor en el patio con el nombre de los novios, y también es común la práctica de cerrar un candado que quedará colgando de alguno de los portones de la casa como un símbolo de un amor imposible de deshacer. Además se encuentra una estatua de Julieta que a través de los años ha ido desgastando su metal, ya que al tocarla está la superstición de que en adelante el amor le sonreirá a la pareja y le deparará los mejores augurios. Desde 1930 se vienen recibiendo cantidades de cartas de todo tipo, que a partir de 1980 comenzarían a ser contestadas por un grupo de voluntarios que hacen parte de lo que se conoce como el Club di Giulietta, recibiendo un aproximado de cinco mil cartas al año. Esta es pues la joven que protagoniza uno de los amores más emblemáticos y memorables de todos los tiempos, dando vida a unos amantes que representan la aventura del amor por antonomasia, siendo así que el nombre de Romeo es empleado en casi todas partes para referirse al amante. Y sin embargo, a pesar del romance, la historia tendría que verse enlutada por el desenlace fatal, y así se despide Shakespeare: “Nunca ha habido una historia más trágica que ésta, la de Julieta y su Romeo.”