El Hilo de Ariadna

Publicado el Berta Lucia Estrada Estrada

V PARTE: EL PUZZLE DE LA HISTORIA O EL AROMA A TRÓPICO DE JORGE ELIÉCER PARDO

Nota: Pueden leer las cuatro primeras partes de este ensayo en los siguientes vínculos:

I PARTE: EL PUZZLE DE LA HISTORIA O EL AROMA A TRÓPICO DE JORGE ELIÉCER PARDO

II PARTE: EL PUZZLE DE LA HISTORIA O EL AROMA A TRÓPICO DE JORGE ELIÉCER PARDO

III PARTE: EL PUZZLE DE LA HISTORIA O EL AROMA A TRÓPICO DE JORGE ELIÉCER PARDO

IV PARTE: EL PUZZLE DE LA HISTORIA O EL AROMA A TRÓPICO DE JORGE ELIÉCER PARDO

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TRADICIÓN ORAL :

El exilio y su regreso a la boca del camino que no tenía huellas y moviéndolo por ríos y laderas en busca de su pasado (Idem, pág.223) y luego una pregunta de hondo sentido metafísico : ¿Moría o renacía? (Idem, pág. 223) Me hacen reflexionar sobre uno de los aspectos literarios que más me han interesado en mi oficio de crítica literaria : La tradición oral.

Siempre he creído que la primera manifestación del arte fue la palabra embarazada por los ojos atónitos de los pueblos en la noche de los tiempos y que al llegar a las nueve lunas parió la pintura, la música y la danza.

Las cosmogonías explican el mundo y todos los fenómenos que nos rodean.

Estos primeros esbozos del hombre, por lograr la comprensión y aprehensión del mundo que lo circunda, evolucionarán hasta convertirse en mitos cosmogónicos. El pensamiento mítico, y su representación oral o plástica, coadyuva a la unión y permanencia del grupo social al que se pertenece. El artista y el contador de historias tienen características cuasi sagradas; en algunos casos el poder de la palabra les concede el estatus de chamán.

El artista tuvo desde la antigüedad un rol decisivo en su comunidad. Si la caza, y posteriormente la agricultura, había sido mala, el chamán narraba los mitos cosmogónicos relacionados con el problema a resolver. De esta forma la búsqueda de la solución a un problema, ontológico o natural, es a todas luces mágica. Lo que no difiere mucho cuando alguien reza ante un nacimiento, la compra de una casa o la muerte de un ser querido; otra forma de rememorar los mitos cosmogónicos; así ahora los llamen religión.

Los mitos cosmogónicos siempre relatan los orígenes de la vida y de los elementos naturales; por lo que su recreación permanente asegura el tiempo primordial necesario para la preservación de la vida, de la especie, del mundo. El mito cosmogónico está íntimamente ligado al tiempo circular o tiempo sagrado o tiempo primigenio; es decir, al tiempo de los dioses. Los mitos son las primeras expresiones literarias producidas por la especie humana.

Y por supuesto que Jorge Eliécer Pardo no podía ignorar este aspecto tan fundamental en la literatura de todos los tiempos. Pardo admira y resalta esta compleja produccion literaria y estética que es la cosmogonía de los mal llamados pueblos naturales y que hace parte de la literatura oral, madre de la literatura escrita. Para entender este postulado en toda su dimensión sólo nos bastaría recordar que la Iliada y la Odisea, así como los libros sagrados del Mahabharata y del Ramayana, fueron en sus orígenes literatura oral, solo siglos después fueron recopilados y escritos.

Léamos uno de los párrafos cosmogónicos que trae a colación El pianista que llegó de Hamburgo :

«Oyó decir que los Tikunas habían poblado la tierra por una pareja que salió de la rodilla de Yuche. Le mostraron dónde aparecía el Yaku-Runa en forma de delfín, a orillas del Amazonas, buscando lavadoras solitarias para robarles el alma. O cómo Yaku-Runa se trasformaba en sinuosa mujer morena y pálida que emergía del agua y con una sonrisa lujuriosa envolvía a los hombres con sus encantos y los llevaba a las profundidades del río.» (Idem, pág. 220)

Entender la tradición oral es entender que la literatura es tan antigua como el hombre y que ha sido un bálsamo entre tanto infortunio. Y este aspecto cuasi sagrado, lo digo en el sentido mítico del término, lo ha entendido muy bien Jorge Eliécer Pardo al hacer alusión a la cosmogonía de los Tikunas.
Y por supuesto, podríamos también incluirlo en el apéndice de la intertextualidad a la que se hacía referencia anteriormente.

LENGUAJE CINEMATOGRÁFICO :

Para terminar, aunque podría seguir hablando sobre muchos otros temas literarios que se encuentran en El pianista que llegó de Hamburgo y en La Baronesa del Circo Atayde, voy a hacer referencia al lenguaje cinematográfico del que hace gala Jorge Eliécer Pardo.

Anteriormente decía que la literatura era la progenitora de todas las artes y aunque es indudable la influencia que la literatura ha ejercido sobre el cine, también es importante recordar que es el lenguaje cinematográfico, a todas luces revolucionario, el que cambió para siempre la forma de hacer y escribir una novela.

La novela cronológica, secuencial, tan en boga en el siglo XIX, piénsese en Balzac o en Dostoievski o en Zola, para no citar sino unos pocos ejemplos, sufre un vuelco radical con la llegada del rollo cinematográfico que mezcla hechos del futuro, con el pasado, o con el presente, o con los sueños de sus personajes.

Aunque cabe recordar que la primera escritora que había hecho uso de este recurso, muchos siglos antes que Virginia Woolf, fue la primera novelista de la que se tiene registro, Murasaki Shikibu; a la que se suele ignorar cuando se dice una y otra vez que la primera novela de la Historia de la Literatura fue escrita por Miguel de Cervantes Saavedra.

Otro de los aspectos heredados del cine es comenzar una historia por el final, algo insólito en la literatura hasta la aparición de este nuevo lenguaje. Piénsese en La señora Dalloway de Virginia Woolf, una de las primeras escritoras que entendió las múltiples posibilidades que otorgaba escribir como si se tratase de componer un puzzle o de pegar los diferentes retazos para hacer un paschwork.

Ese puzzle del que hablo aparece a todo lo largo y ancho de las obras de Pardo a las que he aludido anteriormente. Cabe decir que su manejo del tiempo es muy bien logrado y que nos hace penetrar en un tunel del tiempo que no tiene astrolabio, ni brújula, pero con el que escribe una soberbia bitácora que nos lleva por mares insondables, conocidos y desconocidos.

Es una bitácora del desamparo, de la soledad, del infortunio, del exilio, de la guerra, de la evocación, del delirio.

Es una bitácora que a veces llega a puertos donde nos cruzamos con diferentes personajes, bien sean literarios o históricos.

Es una bitácora que recrea la saga nórdica.

Es una bitácora que pinta un nuevo fresco de la historia de Occidente en los últimos ciento cincuenta años en el mejor de los estilos renacentistas, pero con un pincel diferente; el del lenguaje cinematográfico y con un manejo del verbo alucinante, a todas luces contemporáneo, posmoderno.

Es una bitácora que rescata la historia colombiana que nadie se ha atrevido a mirar de frente de miedo que le salgan más brazos a ese pulpo que nos ahorca cada día más.

Por último diría que El pianista que llegó de Hamburgo y La Baronesa del Circo Atayde son una metáfora del eterno incendio en el que nuestras vidas se incineran a cada instante y de la incapacidad del ser humano de resconstruirse y de reinventarse a sí mismo.

El Quinteto de la frágil memoria es un fresco que pone de manifiesto la gran erudición de Jorge Eliécer Pardo y su profunda sensibilidad social que lo compromete con el desamparado, con el desahuciado, no sólo víctima del sistema político y económico, sino del desarraigo que nos acompaña en la larga noche en la que pueblan nuestros sueños -léase pesadillas- metafísicos.

Es por ello que El pianista que llegó de Hamburgo y La Baronesa del Circo Atayde deberían ser una lectura obligatoria en escuelas, colegios, universidades, empresas, partidos políticos, sindicatos; estoy segura que aprenderíamos mucho sobre nuestra idiosincrasia y entenderíamos este remolino de violencia en el que hemos navegado por décadas. Para entender el presente hay que conocer el pasado y para proyectarse hacia el futuro tenemos que conocer el pasado y el presente. El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Eso lo sabemos con creces los colombianos.

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BIBLIOGRAFÍA

Libros de Jorge Eliécer Pardo:

PARDO, Jorge Eliécer. El pianista que llegó de Hamburgo. Cangrejo Editores, 2º edición, 2014.

—————————-. La baronesa del circo Atayde. . Cangrejo Editores, 1º edición, 2015.

Bibliografía analítica:

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ESTRADA ESTRADA, Berta Lucía. ¡Cuidado! Escritoras a la vista… Ble Ediciones, 2009.
—————————-, Breve comentario sobre La vorágine. Grafía Plena, La Patria, 1989.
FOENKINOS, David, Charlotte. Gallimard, Paris, 2014.
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RIVERA, José Eustacio. La Vorágine.

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