Dos o tres cosas que sé de cine

Publicado el fgonzalezse

Spotlight (En primera plana)

Spotlight, entre otras cosas, traduce enfocar. No perdamos de vista esta anotación, pues nos sirve de guía para observar las fortalezas y limitaciones de Spotlight (traducida como En primera plana), la película. El quinto largometraje de Tom McCarthy relata correctamente el modo en que un grupo de periodistas revela todo un entramado para encubrir los repetidos abusos sexuales de sacerdotes de la arquidiócesis de Boston. McCarthy decide enfocarse en la labor de los periodistas sin tratar de glamourizarla (aunque, claro, poner a interpretar a actores reconocidos de por sí la glamouriza). El filme se centra en mostrar la labor investigativa que un conjunto de dedicados profesionales realiza y, mientras se enfoca solo en ello, avanza ligera y plana. Cuando sugiere los dramas personales de esos mismos periodistas, o trata de concluir con una perspectiva sobre lo que implicaba el encubrimiento, ya no es tan contundente. Aquello que se sale de su enfoque, no se ve con claridad, se reduce a lugares reconocibles de otras películas sobre el periodismo. Las revelaciones, que sacó a la luz en 2001 el grupo investigativo Spotlight del Boston Globe, tienen un carácter de urgencia que raramente se percibe en el largometraje. Si bien se trata de un acertado recuento de la labor periodística investigativa (o de lo que debía ser), ese mismo foco lo hace también insípido.

Spotlight comienza con un breve prólogo en el que se entrevé cómo se ocultaban los casos de abuso en 1976. Con un corte tras el título pasamos a 2001: a las oficinas del Boston Globe llega el nuevo editor, Martin Baron (Liev Schreiber). Una de sus primeras decisiones es encargar al grupo Spotlight de investigar las denuncias de abusos sexuales por parte de un sacerdote, así como el posible encubrimiento de los rangos principales de la iglesia. Desde entonces, Walter Robinson (Michael Keaton), Sacha Pfeiffer (Rachel McAdams), Matt Carroll (Brian d’Arcy James) y Mike Rezendes (Mark Ruffalo) se dedican a indagar lo que no es sino la punta del iceberg. Paulatinamente lo que van a encontrar es un plan de ocultamiento para que estos crímenes no fuesen investigados, ni la institución se viera afectada. Con la colaboración de las víctimas y del abogado Mitchell Garabedian (Stanley Tucci), el equipo encuentra todo un sistema que ha permitido que esta aberrante situación se mantenga. Obligados a enfrentar sus propios dilemas y a la tradicionalista comunidad de Boston, los periodistas de Spotlight no descansarán hasta llegar al fondo de una terrible verdad.

A pesar de que los crímenes que reveló la investigación son escandalosos, McCarthy se concentra en el proceso mismo de la investigación: la verdad va llegando por medio de un oficio que parece terriblemente gris. Para hacer exitoso este acercamiento, el director tiene un elenco convincente y una rigurosa puesta en escena que capta tanto el color local como la grisura de la labor. Spotlight evita el sensacionalismo y el dramatismo. No obstante, ese tratamiento atenúa el drama que enfrentan los mismos periodistas. McCarthy apenas esboza los dilemas que cada uno enfrenta, ya que prefiere una historia que subraye el esfuerzo colectivo: una hazaña de un grupo pequeño enfrentado a una institución sumamente poderosa. Si a esto se suma una realización que bordea lo televisivo, el resultado es una narración ágil y digerible que, aunque convencional, evita el drama convencional. Ahora, quizás lo más desconcertante de Spotlight es que después de construir toda una narración sobre los modos en que se ocultaba los abusos, no termina por dar una idea de lo que implicaba este encubrimiento para una comunidad donde la iglesia Católica jugaba un rol tan central. El foco de atención se concentra tanto en la hazaña periodística que deja como telón no siempre visible a la noticia y sus consecuencias.

Spotlight es un estimable retrato del oficio periodístico y de la integridad que siempre debía poseer. En la medida en que muestra una indagación sin añadirle un dramatismo excesivo, la película lo hace encomiablemente. Además, tiene el valor de mostrar sin eufemismos ni sensacionalismos los duros relatos de quienes sufrieron tan terribles actos. Al expandir el foco, sin embargo, la película se queda corta. El trasfondo de la noticia (el que una institución poderosa manipulase a toda una comunidad para ocultar sus crímenes) como el drama de cada uno los personajes solo se esboza. Bien es verdad que el director ha optado por una perspectiva en donde el escándalo se registra de modo oblicuo, y bien es cierto que la buena recepción crítica ha propiciado una reflexión sobre estos infames crímenes. Mas eso no implica que la película sea cinematográficamente relevante. Spotlight es un bien intencionado relato que capta un oficio honorable y no termina de develar el horror de un sistema para ocultar delitos. Sobre esto último la excelente película chilena El club es mucho más aguda y lúcida. Pero tal vez esté juzgando a la película de McCarthy injustamente, pues esta se centra en el periodismo y su aporte. O mejor, como concluye la perspicaz reseña de Hilario Rodríguez[1], es una película que «parece importarle menos la verdad que el camino para llegar a ella». Un problema de enfoque, de nuevo. El foco de atención no solo concentra nuestra atención para ver mejor, sino que también escoge lo que veremos.  En el caso de Spotlight, lo que vuelve borroso tal vez sea tan esencial como la fácil aprobación que tenemos de una labor necesaria: la de un periodismo independiente y comprometido con el descubrimiento de la verdad.

 

Para ver más comentarios puede ir a: http://2o3cosasquesedecine.blogspot.com.co/

 


[1] Rodríguez, Hilario “Spotlight”: Periodismo y verdad  Publicado en ABC el 14 de enero de 2016: http://www.abc.es/cultura/cultural/abci-periodismo-y-verdad-201601141926_noticia.html

 

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