Dos o tres cosas que sé de cine

Publicado el fgonzalezse

Graduación: un derrumbe

Fuente: The GATE
Fuente: The GATE

La tranquilidad de un hogar es interrumpida. Alguien rompe el vidrio de la sala con una piedra.  Un incidente menor que presagia fracturas mayores. Graduación cuenta el derrumbe de la débil estabilidad de los proyectos de un médico de clase media. Cuenta, además, una de las tantas pesadillas que acosan a muchas personas de esta clase: la de verse condenadas a permanecer en ella. Romeo ha planificado su vida para que su hija no repita su historia, pero desde esa mañana la posibilidad de que ella no cumpla con el destino que su padre tiene presupuesto aumenta. Graduación es un filme que retrata las inseguridades, contradicciones y modestas virtudes de un hombre corriente. Es un largometraje que muestra la vulnerabilidad de un individuo víctima de sus propias flaquezas. La más reciente película de Cristian Mungiu sigue fiel a la representación de lo real que se aleja de los códigos del cine de género, si bien por momentos parece hacerle guiños al cine policíaco y al melodrama. Quizás al no tener un centro dramático tan impactante como el de 4 meses, 3 semanas, 2 días, el filme pierde buena parte del efecto emocional que el otro lograba. En cambio, Graduación construye una ambiciosa parábola sobre la Rumania contemporánea, que acaso sea tan elocuente sobre lo que es aquella comunidad como podría serlo sobre la colombiana. Casi un cuento moral, al evitar las resoluciones nos enfrenta a un feroz y agudo reflejo de una sociedad consumida por una corrupción que parece no tener remedio, que parece haber devorado incluso las buenas intenciones.

Fuente: TIFF
Fuente: TIFF

Eliza (Maria Dragus) está a punto de graduarse. De pasar sus últimos exámenes asegurará la beca que se le ha ofrecido para que estudie en Inglaterra, beca para la que Romeo (Adrian Titieni), su padre, ha trabajo durante años. Sin embargo, un terrible suceso amenaza con dar al traste con este esmerado plan. Intentan violar a Eliza mientras se dirige al colegio. Los exámenes son inaplazables, lo que lleva a Romeo a la acción. El padre está dispuesto a todo con el fin de asegurar un cupo para su hija. Graduación sigue los avatares de estos personajes por el curso de unos pocos días, los días en que sin saberlo Romeo va ir hundiéndose en lo que se volverá su propio descenso. El filme describe una caída lenta y dolorosa, a pesar de que, como en nuestro día a día, el personaje no esté consciente de que está cayendo.

Fuente: GAT
Fuente: GAT

Podemos volver a decirlo: el realismo es un estilo, como también lo es el cine que busca captar lo real sin recurrir a las convenciones realistas. Graduación es un ejemplo del segundo tipo de cine, cine sobre la realidad que trata de despegarse del realismo. Richard Brody utiliza esta observación como base de su rechazo al filme en dos sentidos: por uno, en notar que se trata de una mera ficción, por otro, como ejemplo de un estilo desgastado carente de la vitalidad de otrora. Tiene razón en lo primero, por supuesto (lo que en modo alguno es criticable). Ya es más injusto en lo segundo, a mi parecer. La austeridad visual de Graduación no implica que sea corto de miras. El largometraje nos obliga a sentir y a vivir unos cuantos días desde la perspectiva de Romeo, nos invita a comprender su drama y a observar su mezquindad. Es una realidad sombría y estrecha, una que pertenece a uno a de los tantos mundos ficticios posibles. Pero no por ello descartable. Los realizadores arman de modo convincente esta fantasía sobre la mezquindad y la corrupción, una que por momentos imita muy de cerca nuestra cotidianeidad. Y en ello está su valor.

Fuente: La película del día
Fuente: La película del día

En consonancia con propuestas como la de El cliente (Farhadi), el filme rumano recurre a un drama íntimo para mostrar las miserias y grandezas de todo un grupo de ciudadanos. Ese pequeño conflicto sirve para mostrar como el tenue balance que sostiene las ilusiones de una vida corriente y satisfactoria se ven derruidas por una violencia que es tanto exterior como interior. Mientras en la película iraní se concentra más en revelar la contradicción interna que habita a los personajes, en la rumana los personajes se ven obligados a sucumbir a un sistema corrupto al que creían haber podido esquivar. Es cierto que Graduación no se constituye en un filme que con tanta lucidez describe una anécdota como 4 meses, 3 semanas, 2 días. El propio estilo del filme –el de contar el flujo diario que es ajeno a la reconstrucción dramática y selectiva que elimina lo en apariencia banal– lo hace expandirse sin termina de hilar todos los eventos. Lo real es tan inabarcable que termina devorando los dramas centrales de la película. Y, a pesar de esto, uno puedo dar fe de la escala de lo que significa el derrumbe de Romeo al final de la función. Con sus irregularidades, Graduación nos permite ver de modo más claro a un drama cercano, uno que a veces pasa desapercibido a nuestro lado.

Fuente: Zimbio
Fuente: Zimbio

Tráiler

Fuente: Diario Primicia
Fuente: Diario Primicia

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