Corazón de Pantaleón

Publicado el ricardobada

Una vuelta al mundo (latinoamericano) en 80 años

Rescato aquí del olvido la publicación en París, a comienzos de este siglo, de un libro que acabo de volver a tener en mis manos mientras reorganizo un sector de mi biblioteca. Se trata de un libro sobremanera precioso, quiero suponer, y digo que lo quiero suponer porque el francés es uno de los casi 6800 idiomas que desconozco, y este libro fue editado en la lengua materna de Verlaine y la adoptiva de Jacques Brel, flamenco universal.

Por otra parte no se rían si les digo que esa lengua es una de las casi 6800 que ignoro. Según el Worldwatch Institute, cuando promedie este siglo XXI ya habrán desaparecido más de la mitad de esos 6800 idiomas que hoy atesora el mundo. Les juro que no sabía que fuesen tantos, pero así es. Y les juro que me duele que vaya a desaparecer la mitad, pero así es, y en tal caso, que parece ineluctable, lo único positivo es que mi enciclopédica ignorancia se reduciría a la mitad. De todo lo cual pueden deducir, y no estarán errados, que soy un fatalista.

Pero volvamos al libro que me llegó de París, y a pesar de mi ineptitud en esa lengua, puedo decir que se titula América Latina y la Nueva Revista Francesa, 1920-2000, que fue editado por nada menos que Gallimard y que ostenta una faja muy fácil de traducir, hasta para un ignaro como yo: Una vuelta al mundo (latinoamericano) en 80 años. En resumen, se trata de un libro que recopila todas las referencias a nuestro continente aparecidas en la citada revista, así como todas las contribuciones de autores del mismo a sus consagradas páginas.

Mis lectores, que saben todo el francés que no sé yo, sabrán también que la Nouvelle Revue Française (la Nueva Revista Francesa) es una institución en la vida intelectual del país galo. Fundada en 1909, entre otros por André Gide, ha sido uno de los paradigmas de la cultura francesa, una tarjeta de visita de esa cultura. Y uno de los pocos puentes tendidos desde el Sena, esas aguas tan pagadas de sí mismas, hasta las orillas de otros ríos y otros mares, entre ellos el Río de la Plata y el Mar Caribe, amén de la bahía de Guanabara y la costa pacífica austral. Esto es lo que documentan de manera impresionante las 750 páginas del libro, coordinado por el filósofo peruano Fernando Carvallo, residente en París durante largos años, y dueño de una donosa pluma avara de su talento, que un par de veces se ha dejado catar en otros tantos números de El Malpensante.

La primera referencia a nuestro idioma y a nuestro continente, en la Nouvelle Revue Française se remonta a julio de 1920 y es una nota acerca de poetas españoles e hispanoamericanos contemporáneos, firmada por el autor de Fermina Marquez y traductor de Ramón Gómez de la Serna, el nobilísimo Valery Larbaud. Hay que esperar a diciembre 1923 para que la NRF (como se la llama en estos siglos de las siglas) vuelva a prestarle atención a la cultura latinoamericana, concretamente al pintor uruguayo Pedro Figari.

Pero conforme avanza el siglo también se incrementa, casi en proporción geométrica, el interés de la NRF por América Latina. En especial en su segunda etapa, a partir de 1953, esa presencia llega a ser abrumadora. Y un repaso al índice onomástico nos asegura que la plana mayor de la cultura latinoamericana (con escasísimas excepciones: por ejemplo el chileno Gonzalo Rojas y los brasileños Clarice Lispector y Guimarães Rosa) ha encontrado su hueco en las páginas de esta institución, ya sea con colaboraciones propias o dedicadas, teniendo dos centros de gravedad principales en los nombres de Octavio Paz y Jorge Luis Borges.

Colombianos sólo acierto a cernir tres en el tamiz: Álvaro Mutis, Fernando Botero y Gabriel García Márquez, trinidad que bien mirada supone una triple diana de aciertos. Como también son un acierto, y una lección que debieran aprender bastantes tiburones de nuestros pagos (lo de pagos es un decir), las últimas palabras del libro como tal. Dicen así: «En la imposibilidad de reencontrar a los autores, a sus herederos o a los editores de ciertos textos, les hemos abierto un depósito en nuestra cuenta corriente». Aprendan los fusileros editoriales españoles y latinoamericanos.

Lo único que se me ocurre reprocharle a este libro admirable es que carezca de un índice de  textos: lo hay de los autores y artistas tratados, lo hay de los traductores, lo hay de los autores publicados, y lo hay del esquema general de los distintos acápites. Pero no de los textos con sus respectivos títulos. Consolémonos con la frase genial que culmina la película Some Like’s Hot, una de las muchas obras maestras de Billy Wilder: «¡Nadie es perfecto!»

O sea, en este caso: «Personne n’est parfait!»

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