Corazón de Pantaleón

Publicado el ricardobada

Maqroll habla turco

Erase una vez un escritor colombiano avecindado en Ciudad de México, llamado Álvaro Mutis, descubridor si no inventor, o al revés, vaya usted a saber, de un curiosísimo personaje que responde al nombre de Maqroll el Gaviero y que se nos ha colado de rondón en nuestras vidas, un personaje al que veneramos y al que acompañamos constante y fielmente en todas sus aventuras, o tal vez sería mejor decir que lo acompañamos en todas sus desventuras, que no son pocas.

Las que sí son pocas son las cosas que sabemos a ciencia cierta acerca de su persona: por ejemplo, si no de qué país procede, al menos cuál es su increible pasaporte. Y otra de las poquitas cosas que sí sabemos con absoluta certeza de Maqroll el Gaviero es que habla el bello idioma de Nazim Hikmet, el lírico turco, comunista, que escribió aquél poema titulado “Angina de pecho” y que comienza así: «Doctor, estoy enfermo:/la mitad de mi corazón se quedó en Pekín».

Sí, Maqroll el Gaviero habla turco, y resulta que algunas de las novelas de su saga fueron traducidas a ese idioma. Y Álvaro Mutis llevaba esperando largos años, nada menos que más de seis años, para poderse hacer con un ejemplar de sus novelas en turco, para sentir cómo respiraban esos textos en la lengua de Nazim Hikmet. Pero nada. Imposible. De la editorial turca no le mandaban los ejemplares que tanto anhelaba tener en sus manos.

Quien les cuenta no estaba enterado de este punto, me vine a enterar de él un día, el 9 de junio de 1999, en París, celebrando el cumpleaños del doctor Castaño Castillo, que nos reunió en la Ville Lumière (supongo que llamada así en honor de los hermanos que inventaron el cine): allí nos juntamos el doctor y Gloria Valencia de Castaño, Carmen y Álvaro Mutis, Martha y Juan David Botero, mi esposa y yo. Y ahí fue cuando el autor de Ilona llegó con la lluvia nos contó de su mala suerte con las ediciones turcas de sus libros.

No le dije nada y regresé a Colonia, donde inmediatamente me puse en contacto, desde mi emisora, la Radio Deutsche Welle, con nuestro hombre en Estambul, Jesús García García, un periodista español. Jesús, le dije, al precio que sea, consíguete un libro, aunque sólo sea un solo libro de Álvaro Mutis en turco, y envíaselo pero ya. Y bueno, un par de semanas después recibí la copia de una carta que Mutis, en Ciudad de México, le había escrito a Jesús García García, en Estambul, y en la que entre otras cosas le decía lo siguiente:

«Acabo de recibir el ejemplar de La nieve del Almirante. Me ha hecho usted feliz en una forma difícil de explicar en palabras. () Mi sueño sería mostrarle esta edición al Gaviero para enterarlo de que sus hazañas andan en la lengua de Suleimán el Magnífico, que él presume de hablar sin acento. Como lo conozco, sospecho que sí lo habla, pero un tanto aporreado. Si se lo encuentra en algún café junto al Bósforo, invítelo en mi nombre a un arrak de buena cepa y un tanto fresco. Pero no le vaya a aceptar nebulosas propuestas de negocios y de mirobolantes empresas. Pague usted el arrak y en paz».

Hasta aquí la cita de la carta de Mutis a nuestro Deus ex machina en Estambul. ¿Hará falta decir que al llegar esa tarde a casa abrí mi ejemplar de La nieve del Almirante y la empecé a releer con un vaso a la mano, de lo más parecido al arrak que encontré en mi bodega? A la salud de Mutis, a la de Maqroll, y a la de Jesús García.

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