La Sinfónica Nacional de Colombia interpreta el concierto para piano más popular en la historia del instrumento..En el aniversario 250 del nacimiento de Beethoven, el que para muchos es considerado el concierto para piano más popular en la historia del instrumento, pieza que fue escrita en momentos muy difíciles de la historia en los que según palabras del compositor, solo se escuchaban tambores y cañones, y se vivía todo tipo de miseria humana. Para este homenaje a Beethoven y a su música, la Orquesta toco junto al pianista georgio-norteamericano, Giorgi Latso, artista que fue invitado por el mismo Papa Benedicto XVI, para tocar un concierto con la Filarmónica de Viena en la Basílica de Santa María Mayor de Roma y un concierto privado en el Vaticano.
El encargado de la batuta para esta oportunidad, fue Scott Terrell, quien se desempeñó como director de la Filarmónica de Lexington entre 2009 y 2019, y quien colabora frecuentemente con la Orquesta de Filadelfia desde 2012. El programa además presenta Íntima, un poema sinfónico del compositor colombiano, Adolfo Mejía, y una selección de las dos suites del famoso ballet Romeo y Julieta del compositor ruso, Sergei Profokiev, que de hecho fueron estrenadas antes que el ballet en su totalidad.
Director: Scott Terrell (EE.UU.)
Solista piano: Giorgi Latso (Georgia)
Programa:
Adolfo Mejía Navarro (1905 – 1973) – Íntima
Sergei Prokofiev (1891-1953)- Selecciones de Romeo y Julieta
Ludwig van Beethoven (1770-1827) – Concierto para piano No. 5 en mi bemol mayor, op. 73 «Emperador»
y cuando se consulta sobre ÉL..
La familia de Beethoven vivía bajo condiciones modestas. Su abuelo paterno, llamado también Ludwig, era descendiente de una familia de campesinos y granjeros originarios de Brabante, en la región de Flandes(Bélgica), que se trasladaron a Bonn en el siglo XVIII. La partícula van de su nombre,contrario a lo que pudiera creerse, no posee orígenes nobles, mientras que Beethoven probablemente pudo haberse derivado de Bettenhoven (Fr.: Bettincourt), una localidad de Lieja, aunque otra hipótesis apunta a que el apellido proviene de Beeth (que en flamenco quiere decir «remolacha») y Hoven, que es el plural de Hof(«granja»). De esta forma, «Beethoven» vendría a significar «granjas de remolachas».
En marzo de 1733 su abuelo emigró a Bonn, en donde trabajó como director y maestro de capilla de la orquesta del príncipe elector de Colonia. El 17 de septiembre de ese mismo año contrajo matrimonio con María Josepha Poll, cuyos testigos fueron el organista Gilles van den Aeden y Johann Riechler. Tuvieron tres hijos: María Bernarda Ludovica (bautizada el 28 de agosto de 1734, muerta el 17 de octubre de 1735), Marcus Josephus (bautizado el 25 de abril de 1736, muerto poco después en una fecha indeterminada) y Johann, de cuyo nacimiento o bautismo no se conserva registro; se supone que nació a finales de 1739 o comienzos de 1740. El tercero fue el único que sobrevivió a la infancia y fue el padre de Beethoven. Johann fue músico y tenor de la corte electoral.
El 12 de noviembre de 1767 se casó en la iglesia de San Remigio en Bonn con Maria Magdalena Keverich (19 de diciembre de 1746-17 de julio de 1787), una joven viuda e hija de un cocinero de Tréveris. Por ese motivo, el matrimonio de sus padres contó con la oposición de su abuelo, que por aquel entonces ya era el prestigioso maestro de capilla de la corte y consideraba a la joven de una clase social inferior a la de su hijo, lo cual no era cierto ya que en su familia había concejales e incluso senadores.
El matrimonio se trasladó al n.º 515 de la Bonngasse y dos años después, en 1769, nació su primer hijo, bautizado como Ludwig Maria van Beethoven. Sin embargo, apenas seis días después de su bautizo, el niño falleció. El 17 de diciembre de 1770 fue bautizado su segundo hijo, en la iglesia de San Remigio de Bonn, con el nombre de «Ludovicus van Beethoven» (Ludwig van Beethoven) según se describe en el acta de bautismo. Su fecha de nacimiento, generalmente aceptada como el 16 de diciembre de 1770, no cuenta con documentación histórica que pueda respaldarla.
Esto es BEETHOVEN…pero mucho más si a lo LARGO de este CICLO, se acerca o si no está en NUESTRO amado TEATRO COLÓN de BOGOTÀ ahora dirigido por CLAUDIA DEL VALLE , esta guapa gestora de CULTURA con todas las LETRAS y la que seguramente dará que hablar por una IMPECABLE GESTIÓN con matices que sorprenderá a los AMANTES del BUEN GUSTO, así es TODO con ELLA …
Todo le sonará …
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CONTINUARÁ…
Beethoven dedicó su obra a Napoleón Bonaparte y a su lucha contra la tiranía política, sin embargo, al enterarse de que Bonaparte se había autodeclarado emperador, optó por retirar su dedicación y nombrarla “Heroica”. Para muchos, la Tercera Sinfonía es considerada un acto heroico en sí mismo, pues fue compuesta solo unos meses después de que Beethoven escribiera “El testamento de Heiligenstadt”, un documento de dolorosa confirmación acerca del inevitable aumento de su sordera y de pensamientos de suicidio.
Y si para Beethoven la fuente de inspiración fue Bonaparte, para Rachmaninov fue Paganini con su Capricho No. 24, obra en la que se basó para escribir la Rapsodia sobre un tema de Paganini. El encargado de tocar esta pieza, será el pianista bogotano, Esteban Labrador, ganador en la Serie de los Jóvenes Intérpretes 2012 del Banco de la República y ganador del último concurso de piano del Teatro Colón.
Para empezar este concierto, la Sinfónica de los colombianos, tocaráMovimiento, de Pinzón Urrea, reconocido compositor bumangués interesado en la etnomusicología y cuyas piezas se han tocado en escenarios de Colombia, Cuba, Estados Unidos, Suecia, Italia, España y Rusia.

JUNIO 18 del 2020
Chamorro, quien se inició en la dirección orquestal con el finlandés Jorma Panula, ha sido el fundador de diferentes agrupaciones tanto en Francia como en nuestro país, entre las que se cuenta la Orquesta Barroca de Colombia. Sin lugar a dudas, Adrián Chamorro, es un ilustrado violinista y director, que hará de las Sinfonías No. 2 y No.4, consideradas las más “clásicas” del compositor, una versión aproximada a la interpretación original de ambas piezas.
Nos deleitaremos entonces, con la Segunda Sinfonía, una de las más enérgicas, alegres y extrovertidas a pesar del momento de gran depresión que vivía el compositor en el momento de escribirla; y con la Cuarta Sinfonía, una de las más transparentes, ligeras, brillantes y delicadas, al punto que es comparable con la música de cámara.