“…Sobre mi experiencia con la episteme, las medias húmedas y las galerías de arte.”
Por Francisco Rodríguez Prada
Olvidados quedaron los hermosos diccionarios Larousse ilustrados con sus múltiples grabados y la bella dama de la carátula dibujada al estilo art deco. La joven se ve coronada con laureles, soplando semillas de la flor Diente de León. Se distinguen nubes rojas como la sangre, pletóricas por el ocaso de la cultura. La representación de la mujer no parece ser una alegoría a la razón producto de la sanguinaria fiebre jacobina. Al lado se lee la siniestra inscripción “Je sème à tout vent” y se promete la destrucción de un régimen y el nacimiento de una civilización nueva. El cineasta Pierre Kast imagina un escenario nuclear, post-apocalíptico, en donde un alienígena más bizarro que el personaje de David Bowie y sus Arañas de Marte, observa con atención los dibujitos del Pequeño Diccionario Larousse Ilustrado, y con ellos trata de aprender y comprender las ruinas de la cultura. Imagino al alienígena desconcertado, rascándose la cabeza, tratando de entender la dialéctica hegeliana en la síntesis de la destrucción y el devenir de la historia y la cultura.
Ahora bien, imagine usted la imagen poética de las bellas semillas diáfanas de la flor Diente de León: flotando, suspendidas por los aires, desplazándose sin rumbo ni dirección en busca de su entelequia. Así mismo, viajan oscilantes por los aires, no solo los tomos de enciclopedias escultóricas en la obra artística de Fernando Zuluaga, sino también oscila errante la misma Episteme, siempre en busca de la verdad.
En la exposición “Tropical, Húmedo, Seco” del artista bogotano Fernando Zuluaga, se presenta esta bella imagen de viejas enciclopedias suspendidas por una cuerda oscilando de lado a lado. Mientras la cadencia dinámica cesa y los tomos dejan de columpiarse, se vislumbra la muerte y caducidad de pesados libros obsoletos tal como un reo que perece en el cadalso. Olvidado quedó, en los estertores de la historia, el oscurantismo del enciclopedismo francés que derogó con su modernismo liberal, deísta y secular, a la patrística, la escolástica y el tomismo de la edad media. Ahora, el enciclopedismo, es a su vez censurado por los algoritmos de los navegadores web, la escueta Wikipedia, el alarido tartamudo de los microrelatos posmodernos y la erisipela de la cultura “woke” de la cancelación.


CON JABÓN…! NO COMO PILATOS PORFIS