Llegó la navidad y con ella el júbilo de las fiestas que nos exhortan a celebrar en hermandad y perdón. Propongo a mis congéneres colombianos, una cesación de hostilidades por lo que resta de la temporada solemne. Donde antiuribistas y cínicos quepan en las redes sociales, sin necesidad de despotricar los unos de los otros, proclamándose paracos y mamertos; donde los trinos sean alusivos al fervor de la navidad y no proselitistas y ofensivos. Donde al Presidente no se trate de pusilánime, a los magistrados de viajeros y al procurador de inquisidor y retrograda.
Pido no apodar a José Obdulio de zar y Maquiavelo, a Santos de Comandante, a Pachito de huérfano, al Bolillo de feminicida, al vecino Presidente de Masburro; y a los borrachos que no invoquen los antepasados de Merlano. Acojamos por esta época también a los partidos de garaje y aquellos fragmentados que oran por su reunificación, so pena que muchos de sus cristianos yazcan extraditados y otros prófugos.
Por estos días ruego no mencionar temas susceptibles de los cuales aún no se recupera el país, como carruseles, menos si se trata de reelección, cohecho, notarias o consulados. Los exhorto a sonreírle a los previsibles artículos de Daniel Samper y a los malos chites de Hassan; a perdonar a Pirry por su documental sobre el caso Colmenares, a Simón el bobito por no haber leído y a Manuel Teodoro por su excesiva originalidad al vestir. Absolvamos en general, a los honorables congresistas que votaron por la desforma a la salud, al tributo, a la injusticia y el desafuero militar. Condonemos a los ausentistas de las plenarias y razonemos que también tienen derecho a la vida social.
Hagámonos los ciegos por estos días sobre lo hallado en los computadores de Raúl Reyes, el Mono Jojoy y Ernesto Macías candidato al Senado por el Uribe Centro Democrático; y olvidemos que quienes hoy critican al embajador de USA por su opinión frente a destitución de Petro, fueron quienes pidieron a Michael Frechet (entonces embajador) derrocar a Samper.
Perdonemos a los mercenarios de la televisión, por sus programaciones que constituyen una verdadera apología al delito: las narco novelas, los realities y toda la porquería que le venden a nuestros hijos.
Pido a todos, indultar a Juanes por su último sencillo, a Estefan Medina por su inexperiencia y a Carlos Antonio Vélez por su jerga rebuscada. Aclamo al cielo ilumine las mentes de los miembros de la comisión tripartita de concertación de políticas salariales y laborales en Colombia, que discuten el incremento salarial para el próximo año.
Que las tarjetas limosneras y los cheques de emblemas oficiales esta navidad vayan a los más necesitados y no a las campañas electorales; y que alcancen las uvas para pedir por el alzheimer de los colombianos.
Asumo que resulta complejo consumar esta tregua de perdón y olvido; pero ya en Colombia lo hemos hecho antes sin que para ello haya sido navidad, de hecho lo hacemos a diario. Eso sí, tan pronto suenen los pitos que anuncian el año nuevo y los pre-carnaveles, todo podrá volver a la realidad y por ende seguir mofándonos de la pintoresca realidad de nuestro país, cuya cotidianidad parece extractada de Macondo.
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