Dos noticias dieron la vuelta al mundo esta semana, la del histórico desarme de las Farc y la del porqué no hubo consenso en Colombia que celebrara el desarme de ésta guerrilla después de más de medio Siglo en guerra, en cambio sí, muchos cuestionamientos que marginaron el épico acontecimiento. Una especie de agridulce nacional que no entendieron muchos ciudadanos en el mundo.
Restringir la prensa a los actos de desarme fue un insolente desacierto en términos de transparencia que minó la credibilidad del proceso y agudizó el escepticismo de cuantiosos sectores y ciudadanos.
Similar a los procesos de desarme del IRA en Irlanda y la ETA en España, las Farc no permitió la toma de imágenes de entrega de armas por considerar se exhibirían en estado de rendición, una serie de simbolismo de honor y de códigos de guerra, por lo que tuvimos que conformarnos con fotografías y vídeos del armamento organizado en contenedores vigilados por la ONU.
El proceso de verificación de desarme está a cargo de la Organización de las Naciones Unidas ONU, la mayor organización internacional de cooperación que alberga 193 países miembros. La Misión de las Naciones Unidas en Colombia para el desarme cuenta con 520 observadores, la mayoría, militares desarmados y otros civiles, todos expertos en procesos de paz y desarme. Es importante resaltar que ésta Misión fue avalada por el Consejo de Seguridad de la ONU conformado por las grandes potencias del mundo y que la ONU ha sido garante de exitosos procesos de Paz como los de El Salvador, Irlanda del Norte, Liberia, Angola, Nepal y Guatemala.
El proceso de verificación del desarme de las Farc contempló el cotejo de información inventariada por la ONU en las Zonas Veredales y la relación de armamento aportada por los organismos de inteligencia del Estado. La ONU destacó que respecto de otros procesos de desarme donde fue garante, Colombia es el país donde más se entregaron armas, un promedio de un arma por persona (7.132 armas / 6.893 guerrilleros); además que son de mayor calidad y se encuentran en mejor estado, lo que redundó en la satisfacción de organismos del Estado y Fuerzas Militares.
Entre el armamento entregado y desactivado se encuentran: lanza cohetes antitanque y antiaéreo de fabricación rusa, lanzagranadas africanos, fusiles Barret de fabricación estadounidense, fusiles de asalto tipo galil israelíes y fusiles AK 47 que pudieran ser de los comprados al ex asesor presidencial peruano Vladimiro Montesinos. También fueron entregadas armas de fuego de fabricación nacional de la Industria Militar Colombiana INDUMIL, despojadas en combate y de presuntos negocios entre carteles militares que proveían armas a las Farc y a las Bacrim.
Las Farc aún conservan 700 armas para protección de las zonas veredales hasta su levantamiento de acuerdo con la hoja de ruta del proceso de desarme. El Presidente Santos expresó que sumando el armamento incautado por el Estado en los últimos años, se habrían desactivado unas 14mil armas de la organización guerrillera.
Adicionalmente, faltaría desmantelar unas 700 caletas de las 940 donde las Farc tienen escondido más armamento, esta labor de conformidad con el cronograma continuará hasta el 1º de septiembre.
El armamento entregado e inventariado se encuentra almacenado en contenedores sellados, los cuales permanecerán en Colombia hasta el 1º de agosto, día en que se transportarán fuera del país para su fundición y conversión en tres monumentos que serán instalados en Nueva York (sede de la ONU), Cuba (sede de las negociaciones) y Colombia.
No podemos asegurar que las Farc estén totalmente desarmadas teniendo en cuenta que aún no se han desmantelado todas las caletas, además, no podemos tener certeza si están contando la verdad absoluta sobre la tenencia de su armamento; sin embargo, hay algo que sí podemos afirmar, y es que el proceso de Paz está funcionando, que las Farc concentradas en las Zonas Veredales han sido desactivadas y que como organización armada dejaron de existir para hacer tránsito hacia la vida civil y la legalidad.
Permanecerá el escepticismo e incertidumbre hasta el final en algunos sectores de la sociedad lo que es muy válido; no obstante, hay un hecho histórico e innegable, hace algunos años, antes de las reuniones preliminares en Oslo y de la instalación de las mesas de negociación en La Habana, no creíamos posible el desarme de las Farc, máxime después del fracaso del proceso de Paz en San Vicente del Caguán.
El desarme en posesión en seis meses es meritorio y maratónico, si comparamos con Sudáfrica por ejemplo, el brazo armado del partido político de Nelson Mandela tardó siete años en entregar las armas, o el actual proceso de Paz en Filipinas donde después de dos años de la firma, la guerrilla musulmana sólo ha entregado el 10% de sus armas.
Algunos sectores de manera osada han despotricado de la ONU, intentando desprestigiarla para debilitar la credibilidad que hoy está cobrando el proceso de Paz por sus resultados, inobservando que gracias a las garantías de cumplimiento que representa la ONU sobre los avances del proceso de Paz, los gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, Noruega, Francia, Suecia y Suiza han aportado 56 millones de dólares para los proyectos de inversión rural contenidos en el primer capítulo de los Acuerdos.
De acuerdo con el Monitor del Cese al Fuego Bilateral y de Hostilidades del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos CERAC, en el último año, el silencio de los fusiles de las Farc ha evitado la muerte de 2.796 colombianos. Los avances del proceso de paz son innegables, palpables y verificables; y delinean nuestro derrotero hacia una Colombia civilizada y moderna. De cualquier forma las Farc como organización armada ha desaparecido y con ella los días de terror que queremos olvidar, como presagiando el camino que tendrán que transitar las organizaciones al margen de la Ley que restan para lograr la Paz total, estable y duradera.
@soyjuanctorres