Utopeando │@soyjuanctorres

Publicado el Juan Carlos Torres

Las mafias de las reventas en tiempos de fervor.

Sin duda el colombiano es bueno para el rebusque, lo cual obedece a su íntima vocación forjadora y folclórica, por lo que se le mide a lo que venga con tal de ganarse los pesos. Sin embargo, generalmente inobserva que los beneficios de unos pocos se sobreponen a los derechos colectivos, auspiciando monopolios, abusos, desordenes y un  descontento incuantificable;  producto de la exclusión de importantes sectores para acceder a los beneficios equitativamente. Ejemplo de ello, la descomunal desigualdad en la distribución de la boletería para espectáculos deportivos, tal como ocurre con la venta controlada de las entradas a los juegos de la eliminatoria al mundial Brasil 2014.

Desobligando el querer y sentir de toda la nación, representada en los que tienen la posibilidad de  asistir a los partidos de la selección, la empresa Ossa y Asociados, dedicada a la promoción de viajes y turismo; y responsable de la producción y distribución de la boletería para los juegos de eliminatoria al mundial, al parecer, propiciaría  el imperio y sub-monopolios en la tenencia selectiva de las boletas, producto de la presumible entrega preferencial.

Aprovechándose del fervor y la pasión que caracteriza a quienes si apoyan a la selección sin esperar más que la clasificación a cambio, los revendedores, gremio conformado por empresarios y comerciantes usureros, tenedores de las boletas adquirida quién sabe cómo, especulan en los precios de la boletería elevándolas a costos exorbitantes que dependiendo de la tribuna se aproximan a los dos millones de pesos.

Llama poderosamente la atención como se interrumpen las ventas de boletería en las filas de manera abrupta para los aficionados del común, o cómo sólo el uno por ciento de los usuarios que tratan de comprar a través de internet logran hacerlo. Queda la duda si ello obedece a la incapacidad de los servidores de Ossa y Asociados  para resistir el número de visitas al tiempo o si se trata de una táctica dilatoria por cuanto inclusive a quienes generan con éxito las transacciones, el mismo día se les notifica del rechazo; o peor aún, a los que intentan comprar el día de la apertura de la preventa a tempranas horas, el sistema informa  que las mismas se encuentran agotadas.

Asalta también la duda, de cómo prestigiosos hoteles y agencias de vuelos, promocionan con suficiente anterioridad planes de alojamiento y tiquetes que incluyen  boletas para juegos de la eliminatoria, aun cuando no ha sido autorizada la preventa por parte de la Federación. ¿Cómo pueden estar seguros que accederán a las boletas? ¿Será que envían a sus mensajeros a  las interminables  filas? Lo cierto es que los medios muestran solo a los revendedores descalzos, omitiendo  a los de corbata. Me dispuse a la tarea de buscar en la web y encontré excelentes planes que incluyen traslado desde la sabana de Bogotá hasta Barranquilla, hospedajes, y por supuesto boletas. Entre reconocidas empresas llama la atención la presencia de Avianca, Despegar, Ticketbis, Viva Consolidadora, Que buena compra, Circular de Viajes, Ucros Travel y Gramy Turismos; entre un sin fin de publicaciones en Mercado Libre y otros medios. Me detuve en las ofertadas por www.ticketbis.com donde encontré una boleta para la tribuna occidental que no incluye tiquetes ni hotel, por la módica suma de un millón seiscientos setenta y cuatro mil pesos, la misma que oficialmente cuesta doscientos cuarenta mil pesos, es decir, un millón cuatrocientos treinta y cuatro mil pesos más, equivalente al seiscientos noventa y siete por ciento. ¿Qué tal?

Otras la de las mafias, los de gama baja, también logran hacer su agosto,  infiltrando las filas de los de bien, verdaderos hincha de la selección, los que no podemos acceder a las pocas boletas dispuesta para el público, por renunciar a las interminables  filas, al inclemente sol, la lluvia, el calor, el hambre, los empujones, puños y patadas; y alteraciones del orden público.

Son muchos los interrogantes que surgen en ese sentido, que nos llevan inevitable a colegir, que resulta mejor negociar las boletas previamente con el gremio usurero que dispone la preventa, que la comisión que otorga la Federación Colombiana de Futbol por boleta vendida. Si bien no podemos establecer con certeza quienes están detrás de estas mafias que avergüenzan  el deporte nacional, lo cierto es que este flagelo sigue ocurriendo ante la mirada inerme e inadvertida de las autoridades.

Otros hechos colaterales que vale la pena destacar y que también son comunes durante los partidos, son las excesivas tarifas del transporte público, donde los taxistas también sacan provecho de la situación       y cobran carreras que oscilan entre treinta mil y cuarenta mil pesos, las mismas que normalmente cuestan menos de diez mil. Es de resaltar también, el precio de las bebidas y comidas dentro del estadio; y hasta los vendedores de puestos en las filas se encarecen. Es decir, todo es provecho y usura para estos días. Nadie se escapa de la tentación de ganar en un día lo que no hacen en una semana o en un mes.

La falta de cultura es otro de los protagonistas de esta novela. En días recientes, previo al último partido del seleccionado patrio como local en esta eliminatoria, los revendedores y sus calanchines arremetieron contra la infraestructura del Suri Salcedo, parque recién recuperado después de casi 20 años de abandono, cuyas zonas verdes sirvieron de camping, comedor, baños públicos e improvisados basureros, además de otros daños como al mallado que protege la flora. La pregunta obligada es quién responde por esos daños, esperemos que sea la misma firma que resolvió  optar por este escenario de recreación y deporte para tal fin.

Esta eliminatoria quedará en la historia y no solo por la eminente clasificación de la selección después de dieciséis años de ausencia a la cita mundialista, sino por ostentar las boletas más caras en toda la historia del fútbol en Colombia.

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