Un ejemplo de la economía circular en la protección de biodiversidad y la protección a los ecosistemas.

El plástico se produce a partir de recursos no renovables, como el petróleo y el gas natural. Estos recursos son limitados y su extracción y procesamiento tienen un impacto significativo en el medio ambiente. Al reciclar el plástico, podemos reducir la necesidad de extraer nuevos recursos, lo que nos permite conservar los valiosos recursos naturales de nuestro planeta.

Según el Instituto Humboldt, Colombia alberga cerca del 10% de la biodiversidad mundial. No obstante, la preservación de estos ecosistemas está en riesgo por la contaminación que afecta ríos, mares y la vida silvestre. Por ello se han desarrollado estrategias que contribuyen a evitar que los residuos plásticos impacten negativamente la biodiversidad, fomentando su adecuada gestión y cierre de ciclo. Protegiendo lo que nos hace únicos, ya que Colombia es hogar de más de 56.000 especies, muchas de las cuales no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.

El reciclaje de plásticos desempeña un papel crucial en la transición hacia una economía circular. En lugar de seguir un modelo lineal de producción, uso y eliminación, la economía circular busca cerrar el ciclo de vida de los productos y materiales, fomentando su reutilización y reciclaje. Al reciclar, podemos convertir el plástico en nuevos productos y materias primas, fomentando así un ciclo más sostenible.

En el marco de la COP16,  líderes mundiales se reunieron para abordar los desafíos ambientales globales en torno a la conservación de la biodiversidad, como la reducción de la contaminación por plásticos que afectan a los ecosistemas.

Entre las diversas estrategias valoradas en esta cumbre de biodiversidad, se encontró Visión 3030 de la ANDI, en la cual se lidera un colectivo de economía circular que contribuye en la articulación de soluciones innovadoras para la circularidad de residuos, incluyendo los plásticos. A través de la economía circular y la gestión adecuada de residuos plásticos, no solo buscan reducir el impacto ambiental, sino que también logran proteger los recursos naturales que son el sustento de la vida en nuestro país.

Según los líderes de esta iniciativa, cada tonelada de plástico reciclado es una contribución directa para preservar nuestros mares, ríos y selvas. Por ello trabajan estratégicamente para cambiar esta situación, involucrando a todos los actores de la cadena de valor en el cierre de ciclo de los envases y empaques. Es importante mencionar que este tipo de estrategias, requieren un componente de inclusión social y productiva, integrando a gestores con amplia capacidad de recolección y presencia en territorios clave, generando un impacto positivo tanto en el medio ambiente como en las comunidades locales donde se implementa esta estrategia. Buscando así generar conocimientos y consciencia sobre el impacto de nuestras acciones, especialmente en la naturaleza.

Es así como en alianza con 125 gestores y 51 empresas transformadoras, en 228 municipios de Colombia, se fomenta  una red sólida que promueve el cierre de ciclo y aprovechamiento de envases y empaques, evitando su presencia y acumulación en áreas naturales. En estos lugares el programa además desarrolla campañas de sensibilización y pedagogía dirigidas al consumidor, promoviendo la correcta separación de residuos desde los hogares. Esto es clave para la cadena de aprovechamiento de residuos, asegurando que los materiales aprovechables no terminen en los ecosistemas. Lo que genera calidad de vida, ya que permite vivir a muchos colombianos en un entorno más limpio y sostenible, donde la protección del medio ambiente y el desarrollo económico coexisten en armonía.