Tolima-Tolimán

Publicado el FabiolaH

Ahí me encontré a Marta

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Viajábamos por tierra fría en el altiplano de Guatemala y nos detuvimos a comer en un lugar llamado Santa Apolonia, cerca de las ruinas mayas de Iximché.

Santa Apolonia es parte del pueblo maya Cackchiquel, una comunidad de no más de 12 mil habitantes. Son tierras de cultivo metidas en una montaña. Aparte del restaurante donde comimos no hay más que hacer, por eso es uno de los lugares más tranquilos en esa región. Vivir en la montaña sin mucho ruido, con frío en las noches y en un pueblo con muy bajos niveles de violencia, es esa tranquilidad que yo quiero recetarle a mi vida en algún momento.

Al terminar de comer quise entrar un poco más a la comunidad y ver el lugar en donde me gustaría vivir. Me sorprendí al ver un rótulo que indicaba que al fondo, donde termina el pueblo, hay un hotel y spa. Fui directo y cuando entré apareció una señora para dar la bienvenida y mostrarnos el lugar. Desde el primer momento en que habló supe que era colombiana y cuando le pregunté de qué parte de Colombia era me respondió «Del Tolima». Le contesté emocionada que mi familia es de Ibagué, «Yo también» me dijo. No les quiero alargar la conversación pero resultó que la casa de sus padres en Ibagué quedaba cerca de la de mis abuelos.

La posibilidad de encontrarnos en medio de la montaña, en un pueblo donde nunca pasa nada, era tan baja, que merece que les cuente que Marta llegó hace 35 años a Guatemala y nunca se volvió a ir. Aquí nacieron sus hijos y también aquí enviudó. Aunque la mayor parte de este tiempo vivió en la ciudad, hace 3 años se fue a vivir a Santa Apolonia. Construyó en ese terreno una casa en donde ella vive ahora y habilitó una parte para hotel. Además tiene un salón para masajes relajantes que ella misma ofrece y un temascal que es un cuarto de vapor de origen maya en donde se acostumbra hacer rituales de purificación, pero aquí, en el hotel de Marta se utiliza como un maravilloso sauna para relajación. Marta sembró todas las flores y árboles que acompañan a la casa y tiene una pizarra en donde escribió a mano «Esta tierra no la hemos heredado de nuestros abuelos, la tenemos prestada de nuestros nietos».

El lugar es bellísimo, se llama Villa Katleya y tiene esa belleza que aparece en lo sencillo, en lo básico. Además les voy a compartir un secreto: Si usted es de Colombia, después del masaje no va a tomar como en otros spa un té relajante, Marta les dará un aguardientico.

Twitter @Tolima_Toliman

 

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