Tejiendo Naufragios

Publicado el Diego Niño

La Sirga es Colombia

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Porque Colombia es silencio.

En La Sirga, como en Colombia, los personajes (las personas) hablan poco. Susurran, conversan entre dientes, musitan. Temen que sus palabras terminen degollándolos. O que se acumule plomo en las hendiduras de las frases y les estalle en la boca.

Porque en La Sirga todos temen. Miran de reojo mientras caminan. Inclinan la cabeza para que el oído le haga zancadilla a los rumores que crecen a su espalda.

Y en Colombia también hay temor: cierran cortinas, puertas y ventanas. Ponen candados en las rejas. Corren para evitar que los roben. O que los asesinen. O que los torturen.

Hay tensión en La Sirga. Como hay tensión en Colombia.

Es una película de atmósfera densa, donde todos parecen sospechosos de algún crimen, donde todos parecen víctimas de la violencia que parece emerger de la niebla, que corre sobre la piel de la laguna, que llega con la lluvia.

En La Sirga conviven una huérfana y su tío, un hombre que no cree que llegaran a su casa los asesinos de su hermano.

Asimismo en Colombia conviven hombres seguros que la muerte no tocará la puerta de sus casas al lado de desplazados que mueren de hambre. Unos y otros, como en la película, como en Colombia, coexisten entre gruñidos y frases dichas a media voz. Entre la soledad y la indiferencia. Entre el temor y el silencio. Hombres y mujeres que tienen la esperanza que no bajará el aguacero que se ensañará hasta desplomar las paredes.

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