Tejiendo Naufragios

Publicado el Diego Niño

¿Dónde quedó el honor militar?

El defensor del pueblo denunció en abril que la disidencia de las Farc estaba reclutando menores de edad. El personero insistió en la denuncia y agregó una lista de los menores reclutados. Al parecer el gobierno ni el ejército hicieron nada para impedir el reclutamiento ni les interesó rescatar los menores y entregarlos a las autoridades para su rehabilitación. Prefirieron bombardear sin importarles si había menores en el campamento. Fue un bombardeo inmisericorde, como lo demuestran las imágenes de Noticias Uno: cráteres de más de diez metros de profundidad y doce de ancho. ¿Era necesario ese despliegue de fuerza? ¿El ejército era incapaz de combatirlos por tierra? En las imágenes se aprecian cuadernos, ollas, cartuchos, intendencia, bombas y restos humanos. ¿Por qué no se llevaron las bombas para proteger la vida de los habitantes de la zona? ¿No deberían haber recogido los restos humanos para hacer reconocimiento genético? ¿Acaso no le sirven los cuadernos para que inteligencia rastree a los guerrilleros?

Hasta este punto se trata de un hecho de negligencia suficiente para que renunciara el ministro de Defensa y toda la cúpula militar (quienes deberán ser juzgados por su indolencia). Sin embargo, parece que hay más: los habitantes de la región aseguran que tres niños escaparon del bombardeo. Los soldados los persiguieron con perros y drones y los remataron, en lugar de capturarlos. De ser cierto, no existió negligencia sino delitos contemplados en la legislación colombiana y en el Derecho Internacional Humanitario. Incluso faltaron a uno de los principios básicos de la cartilla militar: al enemigo se le combate cuando está armado y en posibilidades de ataque y se le respeta cuando está desarmado y/o herido. ¿Dónde quedó el honor militar?

Frente a este panorama, ¿qué hará el ministro Holmes Trujillo? ¿Aceptará su error? ¿Investigará a los implicados o, por el contrario, se sostendrá en la política de negar lo ocurrido?

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