Su Nombre es Mauricio

Publicado el Mi nombre es Marcela

Me Monté en Una Pelicula

 
 
Mi Mauricio
 
Un diciembre cualquiera el espíritu navideño se apoderó de nosotros, controló nuestras mentes y nuestros sentidos… ¿no me creen? ¡Es en serio! Está bien, les diré la verdad: nos empendejamos mirando decoraciones para el arbolito y ¡tome! Llegó la vida y nos pegó un susto de nunca olvidar.
Estábamos Dhavid, Mauricio, el papá de ellos y yo en una tienda muy, muy, MUY grande a la que no acudimos con frecuencia, solo hemos ido en contadas ocasiones, de esas donde le venden a uno hasta una loca preñada.  Mauricio estaba aburrido porque para él la parte divertida es colgar los adornos del árbol no comprarlos y especialmente cuando la mamá es de esas que todo le tiene que combinar perfectamente, si no, no funciona.
Debatíamos sobre el color de los adornos cuando yo dije:
«Mauricio, ¿te gusta este rojo o el dorado?»
Al girar, Mauricio no estaba, sí, así como lo leen, ¡Mauricio-No-Estaba!  Yo inmediatamente le dije al papá: «¿Dónde está Mauricio? Tú me dijiste que le estabas poniendo atención» Dhavid respondió: «Hace un minuto estaba aquí»
Lo que yo sentí, no sé cómo explicarlo con palabras, solo piensen que los subieron en un avión, los pararon en la puerta y les dieron una patada en el rabo y tome. p’al suelo, sin paracaídas.
Lo primero que hicimos fue dividirnos por los pasillos cercanos con celulares en la mano para avisarles a los otros que lo habíamos encontrado, cosa que no pasó. Ampliamos nuestra búsqueda que incluía ir a hablar con el supervisor de la tienda para que la cerrara y llamara a la policía. Mi hijo Dhavid, el hermano mayor de Mauricio, calladito se fue al otro extremo de la tienda, que en distancia es aproximadamente una cuadra en proporciones colombianas, donde están ubicados todos los electrónicos, videojuegos y películas ¡¡SÍ!! PELÍCULAS, lo que más le gusta a Mauricio en la vida: PELÍCULAS.
Dhavid encontró a Mauricio buscando películas en las estanterías muy calmado, juicioso y solo.
Dhavid me llama y me dice:» Mami lo encontré, ya voy para allá». Cuando lo veía venir caminando de la mano de su hermano con una película debajo del brazo corrí a abrazarlo como si llevara años de no verlo, lloré de alegría, angustia y de tanta rabia que me sentí tan decepcionada como madre y tan poca cosa que por varios días estuve sumida en una inmensa tristeza pensando en los «Qué tal si…»
Ese día sentí miedo real y aprendí mi lección; aunque sé que no solo yo, sino el papá y el hermanito, que en un abrir y cerrar los ojos nos podemos montar en una película.

Hasta hoy, nadie sabía de esta historia, ni siquiera nuestras familias. Esperaré el rejo con la frente en alto.

 
 
 
http://youtu.be/LjhCEhWiKXk

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