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Publicado el Solteras DeBotas

Frases clichés y pajazos mentales que nos hacen daño

Somos energía, por eso con cada pensamiento y acción estamos dejando un poco de nosotras mismas, como huellas invisibles que marcan nuestro paso por el mundo. De igual forma sucede con las sentencias que salen de nuestra boca, de ahí el popular refrán: las palabras tienen poder.

Muchas veces repetimos como loras ciertas frases de cajón para creernos los pajazos mentales de turno, o cuando necesitamos sentirnos valientes… algunas están llenas de las mejores intenciones, otras son el conjunto de mensajes prediseñados que le recitamos a una amiga que necesita apoyo, y otras podrían ser nada más que ideas tergiversadas, que durante años reiteramos sin conocer su profundidad y alcance. Tal vez son el resultado de no comprender por qué ciertas vainas nos suceden y obviamente están aquellas que solo sirven para reafirmar estereotipos o para crearnos más y más cucarachas en la cabeza

Pero no solo es lo que decimos sino como lo decimos, porque en ocasiones dichas palabras están cargadas de rabia y detrás de aquel sentimiento siempre hay escondido algún miedo o situación que no hemos podido superar.

Muchas de nuestras creencias limitantes nacen como simples ideas o velos, que luego se trasmutan en expresiones que de tanto usarlas se solidifican cual muralla china, así que poco a poco permean la forma en como vemos la vida, determinan nuestros comportamientos y se convierten en obstáculos invisibles que nos impiden avanzar.

De los mismos creadores de “Todos los hombres son iguales” llega “Es que soy de malas en el amor”

Una amiga que gracias a su profesión ha vivido en Colombia, España, Argentina y hasta en Sudáfrica, se quejaba porque en ninguno de esos países había encontrado a un hombre decente, que todos estaban cortados por la misma tijera y que en definitiva ella tenía una especie de maldición. Por eso un día, algo cansada de sus quejas le dije que el problema era ella misma porque escogía mal a sus prospectos… luego de mirarme con cara de asesina serial y no hablarme por dos semanas se dio cuenta que era cierto. De manera instintiva, ella buscaba el mismo tipo de hombre y aunque se mudara de país o de planeta, su mal gusto la seguiría hasta el fin de la galaxia. Si bien, no podemos cambiar a las personas ni la manera como se comportan, si podemos hacerlo con nosotras mismas y reparar nuestro patrón de elección, entendiendo que los tipos que atraemos no aparecen por casualidad, y si llegan personas inestables e inmaduras emocionalmente es tal vez porque tenemos algo que trabajar al interior.

“Yo soy como un hombre en las relaciones”

Hace algunos años me creía toda una arpía que coreaba esta frasecita una y otra vez, porque relacionaba lo que se considera femenino con debilidad y sentimentalismo. En algún punto de mi vida me comporté como el típico hombre guache que trataba con dureza a sus conquistas, porque pensaba que el amor era una lucha de poderes y que para ganar la guerra era más efectivo adoptar ciertos comportamientos de macho alfa tóxico con inyección de esteroides. Solo después de un tiempo entendí que el amor maduro no funciona así y que además me estaba mintiendo, pues en realidad, soy muy romántica y expresiva, al reconocerlo vi que esto no me hacia débil, al contrario soy muy fuerte porque desarrollé un comportamiento asertivo y ya no me engaño. Que así mismo los tipos tienen derecho a ser sensibles y a exteriorizar sus emociones, las lágrimas no los hacen pendejos o menos varoniles, sino más humanos. Ahora que he aprendido de educación emocional lo entiendo y resignifiqué eso de ser la mujer de la relación.

“No necesito de un tipo”

Esto es una verdad pues no precisamos de nadie para ser feliz, somos mujeres completas y no la media naranja con patas que debe buscar a su otra mitad para tener una vida jugosa. Sin embargo, al usar esta expresión con un tono irascible, estamos confundiendo la independencia emocional con la aversión hacia las relaciones de pareja, pues una cosa es sentirse lo suficientemente madura como para disfrutar de la soledad y otra muy diferente es hablar a través de la herida. Como una amiga que después de dos años de terminar con su ex, la sigue repitiendo con un cierto dejo de amargura. Esto no es señal de autonomía sino de un gran sufrimiento sin procesar. Decir que no necesitamos a un tipo, no es lo mismo que decir “odio a los tipos”, o “los tipos son lo peor y por eso me alejo de ellos”, o “los hombres no sirven para nada”. Todos los extremos son dañinos, no es buena la necesidad y tampoco el rencor, hay que buscar un sano equilibrio. Por mi parte prefiero decir que me encanta estar en buena compañía y lo disfruto, sin embargo no dependo de un tercero para construir mi realización personal.

“Soy libre y hago lo que me da la gana”

Soltera o en pareja, siempre debes sentirte libre y empoderada. Esto va más allá de no-rendirle-cuentas-a-nadie o de las apariencias externas, siempre enfocada en lo que te genera plenitud y no en lo que la gente de afuera percibe de ti. Claro que es muy chévere viajar por el mundo, vivir sola y manejar grandes sumas de dinero, pero ser libre no es solo eso, ni se trata de poner frases filosóficas en Instagram, vestir sexi, acostarse con quien quieras, tomarse una mimosa un jueves a las 2 de la tarde o rumbear hasta altas horas de la noche. Yo hablo de la libertad mental y emocional. Se trata de dejar atrás el pasado en el lugar que le corresponde, tan cerca como para recordar las lecciones aprendidas pero lo suficientemente lejos para que no te agobie con sus fantasmas. Enfrentar los miedos, mirar de frente las emociones, aprender a mandar al carajo, curar el corazón roto, tener criterio propio sin la influencia de terceros y hacer lo que en verdad te hace feliz. Es sentirte bien contigo misma, es vivir el presente, soltar los desasosiegos, seguir adelante sin las cargas pesadas o estorbos. Es caminar ligerita de equipaje.

“Ya llegará alguien mejor”

Suele suceder que la relación no lleva ni dos días de haberse acabado, cuando ya estás dándole ánimos a tu mejor amiga con esta popular frase, porque tenemos el concepto errado de que todo se solucionará con una relación de pareja soñada, cuando lo que ella necesita, es tiempo a solas para reflexionar y recuperar fuerzas. Así como cuando detestamos nuestro trabajo y nos cambiamos a otra empresa creyendo que las cosas van a estar mejor en el otro lado, pero no, al final los rollos que cargamos y nuestra realidad nos alcanza. Esto sucede porque los cambios trascendentales no se hacen desde afuera sino desde el interior. Pensamos que el hombre ideal es una especie de premio que el destino le tiene a nuestra amiga después de haber comido tanta caca, cuando lo cierto es que ese “alguien mejor” aparecerá solo cuando ella aprenda de sus errores, de lo contrario solo vendrá “alguien igual o peor”.

Cuando intentas alejar aquello que te disgusta, quizás esas palabras de rechazo lo que único que hacen es atraerlo más, o si por el contrario, te empeñas en mostrar una coraza y lo que dices no refleja lo que en el fondo quieres, un tiempo después te estarás quejando porque nunca se te da esto o aquello. El universo escucha lo que formulamos, de allí la frase “ten cuidado con lo que deseas”.

Si te encanta dar abrazos o manifestar tu afecto pero finges ser de piedra, entonces te estás engañando y disfrazando tus emociones, situación que es bien desgastante y que cierra puertas. Si tu deseo es tener pareja estable y un amor bonito, entonces deja de decir que los tipos son los villanos del cuento y más bien analiza porque aparecen en tu vida ciertos especímenes o porqué te gustan así. Si decides culpar a otras personas por tus decisiones, entonces no estás siendo responsable ni dueña de tu vida, al final nadie te obliga nada, lo que tú eliges se manifiesta.

La recomendación es hablar en positivo, y en vez de enunciar aquello que no quieres, di lo que si quieres y mereces. Disminuye las quejas y ve los aprendizajes con agradecimiento, enfócate en lo que tienes y valóralo. Saca tiempo para la introspección y para sanar, es un proceso duro pero necesario. Que tus mantras diarios sean desde la independencia que da el amor propio, no desde la rabia.

Se consciente y coherente con lo que piensas, dices y haces. Entiende que las palabras no se las lleva el viento, estas se convierten en tu realidad futura.

¡Cambia el chip!

Cuéntame tu experiencia y comparte que otros pajazos mentales y frases clichés también hacen mucho daño.

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*Pajazo mental: Expresión colombiana que traduce, decirse mentiras a sí misma.

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