Desde hace algunos años he tenido la firme intención de convertirme en una persona equilibrada y serena, por eso me prometí que el único drama que habría en mi vida, sería el de las películas cursis de los domingos por la tarde, esas del canal Studio Universal. Pero a veces surgen aquellas variables hormonales, que todavía no he aprendido a controlar.
Así como algunos hombres sufren la metamorfosis de lobo en cada luna llena (O cuando salen en manada a buscar viejas en los bares) muchas mujeres como yo, también tenemos unos días del mes, en donde nos parecemos a Bruce Banner… cuando se transforma en Hulk.
Es entonces cuando sospecho que me empezó el SPM, que no es precisamente el Síndrome Pre-Menstrual, sino más bien el Síndrome de Protagonista de Melodrama, pues la vida se me convierte en una telenovela cuya música de fondo podría ser “Pasa ligera la maldita primavera, pasa ligera y me hace daño solo a mí !!”A esa fecha tan “especial” apodada el Día 28, es para mí infortunio una visita no deseada, porque anímicamente siento como si llegara dos veces al mes y me durara 15 días, como quien dice, las hormonas se apoderan de mí: antes, durante y después. (Me dan envidia esas féminas que no les da ni fu ni fa)
Desearía poder aislarme del mundo, mientras los niveles de progesterona se normalizan y la tormenta emocional pasa, sin embargo no es muy valiente salir corriendo a esconderme en una cueva (O en su defecto ir a casa de los amigos gay para acurrucarme con sus gatos).
Desafortunadamente, a veces puedo lastimar con mi actitud transitoria a personas que quiero o debido mi hipersensibilidad todo me afecta y salgo aporreada. Pero existen amigos que me conocen y han aprendido literalmente a aguantarme durante esos días, otros han sido más inteligentes y deciden ignorarme, haciéndole caso omiso a mis chiripiorcas que son producto de la Drama Queen que llevo dentro y sale una vez al mes a jugar con mis emociones desbordadas.
Con el pasar del tiempo y luego de haber leído el manual de Ally McBeal, he aprendido a sobrellevar este “obsequio” que hace parte de la naturaleza femenina, a mirarme en el espejo y ver mi reflejo de carecólico adornado con uno que otro detallito de segunda adolescencia que sale en mi cara mientras dura el famoso periodo.
Y como experta en la materia, descubrí que existen combinaciones milagrosas de Té, meditación, analgésicos y cupcakes, también uno que otro abrazo ayuda…Siendo la conclusión más importante que: No hay Día 28 que dure 100 años ni soltera que lo resista.
@SolteraDeBotas
www.facebook.com/SolterasDeBotas
Visita mi página web www.solterasdebotas.com
Imagen: Corbis, Robert Dale