Solteras DeBotas

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Corazón vs Razón

Cerebro VS Corazon

Cada decisión que tomamos en la vida tiene unas consecuencias y siempre que llega el momento de escoger un camino u otro, se forma un remolino de pensamientos compuesto por: ideas, recuerdos, miedos, algo de imaginación, esperanza etc, etc.

Aunque tengamos la sonrisa de oreja a oreja y una expresión de aparente tranquilidad, nadie sospecha la batalla campal que se genera dentro de “una”, pues el corazón y el cerebro siempre están debatiendo acerca de lo que debemos hacer y lo que no.

Si le pido consejos a mi corazón, este me dirá que los grandes inventos de la humanidad no se habrían descubierto sin los ensayos de prueba y error, entonces porque habría de ser diferente en otros aspectos de la existencia. Que en ninguna librería voy a encontrar un manual de instrucciones para vivir mi vida….En conclusión  a todo le debo decir “SI”

Pero luego mi cerebro, que tiene pinta de bibliotecaria me recuerda que no represento el estereotipo de Susanita que soy más bien como Mafalda (aunque menos revolucionaria y mochilera), que me parezco a la fémina del poema de Mario Benedetti esa que alerta sus fusiles cuando percibe una veta de amor en los ojos del sujeto y que mi especialidad es ponerme las botas y huir.

Posteriormente gira la ruleta y empieza mi auto cuestionamiento:

 -¿Será que me estoy perdiendo de algo bueno?

-¿Qué tal me trague y después sufra por idiota?

-Se me acabó el café debo comprar más… upps se me coló este pensamiento

Emocion VS Razon

Rápidamente el tono cordial entre los dos órganos se acaba, de forma gradual le suben el volumen a sus vocecitas chillonas e inevitablemente me duele la cabeza, sus gritos y algarabía parecen salidos de una plaza de mercado.

Mi cerebro vocifera que el corazón es un mal agradecido, que si no hubiera sido por las barreras que colocó hace algún tiempo ya estuviera partido en mil pedazos; después el corazón le contesta que esas gruesas paredes no le han permitido disfrutar de personas interesantes porque fueron construidas con miedo, miedo del más estúpido.

Entonces el cerebro proyecta en mi memoria los dolores pasados y en una presentación en Power Point me señala estadísticamente las veces que salí decepcionada por no haberlo escuchado.  Con tono feroz argumenta que el corazón es parecido a una prostituta barata que se regala a todo el mundo sin importar las consecuencias y me pregunta con voz solemne: Acaso has escuchado que la gente diga ¿mi riñón es tuyo o toma mi páncreas”? (No se refería a la donación de órganos)

El corazón se defiende a punta de buenos recuerdos y revive aquella sensación de alegría cuando se volvieron frecuentes las llamadas del prospecto, o esos memorables domingos de arrunchis entre deliciosas sabanas, o  la ocasión en donde me dolía la garganta y el tipo estuvo allí para prepararme la infusión de jengibre y  luego darme un abrazo.

La razón me argumenta lo riesgoso de ser vulnerable y las emociones me invitan a lanzarme a disfrutar, sin embargo en medio de mi dilema tengo clarísimo que así este soltera o  acompañada, mi corazón igualmente seguirá latiendo y mi vida no se detendrá, en caso de estar con alguien será por decisión nunca por necesidad.

Por otra parte, el temor al compromiso no es exclusivo de los hombres y es normal que mis manos sudaran cuando “el prospecto” me preguntó si quería ser su novia, cosa romántica y chapada a la antigua pues en estos tiempos a mucha gente le da mamera preguntar esas vainas y a otras como yo, nos da pánico responderlas.

…Esta historia continuará

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