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Carta de una mujer que se cansó de ser soltera

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Por: El diario de Briyit Gómez

Estoy sin pareja desde hace más de 25 meses y tengo 33 años, no soy la típica “soltera feliz” que se jacta de vivir libremente, tampoco grito a los cuatro vientos esa premisa de yo-no-necesito-de-los-tipos, ni me interesa mostrarme como la más recia de todas, porque la verdad es que no lo soy, me considero bastante sensible y a veces hasta vulnerable. Pienso que la valentía no es fingir que eres fuerte, la valentía es reconocer y dejar de negar aquello que estás sintiendo.

Soy bonita según los estándares de la sociedad, estoy terminando mi maestría y pagando las cuotas del carro, he vivido en tres países y viajado a doce, llevo dos liposucciones, tengo una suscripción al gimnasio, hago yoga todos los días y he tenido una vida que muchas envidiarían, pero hay un aspecto de mi vida en donde últimamente me rajo, y es que la mayor parte de este tiempo, la he pasado soltera, al principio era divertidísimo pero ahora ya no lo es.

Una mañana de sábado mezclado con guayabo, me levanté de la cama mirando con odio al tipo que había conocido por Tinder y que tenía al lado, sabía su primer nombre y su primer apellido, sabía que le gustaba la música de David Guetta,  que era financiero, que besaba bien y cogía rico, pero con todo y eso lo odiaba, por la sencilla razón que representaba lo cruel de las relaciones modernas, esa máscara de falsa independencia, de individualidad y de autosuficiencia  que ahora debemos cargar, como si el desear tener algo estable con alguien fuera malo, anticuado o signo de debilidad.

No me da pena decir que quiero tener pareja, pues me cansé de fingir que no me interesa el asunto. Aunque no me siento triste o incompleta, yo reconozco que todavía no he aprendido a administrar mi soledad y en estos días que ha hecho tanto frío, mataría por un arrunchis. Si bien, los censos mundiales dicen que la cantidad de hombres y mujeres es similar en el planeta, yo experimento lo contrario, por ejemplo,  si te vas a un bar encontrarás muchas pero muchas mujeres solteras similares a mí, pero con la diferencia que yo no me miento a mí misma, ni le miento al mundo. Quiero un novio, quiero un marido, quiero un compañero de vida y esto no me hace necesitada, ni desesperada, ni dependiente… me hace humana.

En el amor, he tenido mis épocas buenas y mis rachas malas, he conocido galanes y gamines, he sido la causante de tusas y también me hicieron sufrir, pero esto no es razón suficiente como para renunciar al amor, para tirar la toalla, o volverme resentida, yo no pierdo las esperanzas de tener aquello para lo que ahora si estoy lista, porque ya maduré y hay suficiente espacio en mi corazón porque ya salió lo jarto, lo maluco que lo oprimía.

Sé por experiencia que las relaciones se han idealizado, se han montado en un pedestal y que no todo es miel sobre hojuelas, por fortuna soy realista, así que no espero un romance de cuento de hadas, solo quiero alguien imperfecto como yo, que me abrace fuerte en mis días de malparidez, que le guste mi olor, que entienda mis neurosis, que me raspe con su barba, que no le de miedo abrirse a mí y que me embriague con su perfume varonil para recordarme que está allí y que así mismo yo estoy para él.

Ya no me importa lo que piense la gente, con la presión social de mi familia y dizque amigos me basta y me sobra, como leí alguna vez en un meme, yo le quite las pilas a mi reloj biológico y se las puse a mi vibrador, así que uno que otro insulto por confesar mi deseo de amor, me tiene sin cuidado. Solo opino que la soltería dejó de ser un estado civil para convertirse en una moda, una moda que en este momento de mi vida confieso que me incomoda.

El diario de Briyit Gómez – El lado poco glamoroso de la soltería

Gracias a Milena por su inspiración

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Imagen: Lizzy Kaplan

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