Si yo fuera

Publicado el José Ricardo Mejía Jaramillo

Si yo fuera… el Dios de Colombia.

Si yo fuera el Dios de Colombia, en atención a las múltiples invitaciones que en público y en privado me ha formulado el presidente Iván Duque, aceptaría visitar el país y permanecer en él los pocos meses que le quedan a su gobierno.

Para tal efecto, como lo sugiere la sabiduría, haría del Covid-19 una oportunidad y llamaría a mi presencia (previo paso por el purgatorio), debilitando su sistema inmune, para que utilicen el menor tiempo posible las unidades de cuidados intensivos, a las personas carentes de sentido del humor y, con ellas, a los ex presidentes de la república, a los ex ministros de hacienda y a los directores de planeación. Con éstos también llamaría a los servidores y ex servidores públicos que se hayan apropiado, así sea de un centavo, de manera indebida o hayan sacado ventaja de su posición, en detrimento del interés general y a los familiares de éstos que lo hayan sabido y no se los hayan cuestionado.

Los magistrados, jueces, fiscales, procuradores y contralores, maestros, policías, soldados, guardianes de cárceles y líderes de opinión que interiormente sepan o que, leyendo este escrito, caigan en cuenta de que no aman su oficio o que en algún momento no estuvieron a la altura del mismo, también deberán atender mi llamado.

Los homicidas (salvo los que mataron para salvar su vida), los generadores de pobreza, los que maltrataron de pensamiento, palabra, obra u omisión a los niños; los religiosos que hayan hecho de mí un negocio, los fanáticos y los que rinden culto a la personalidad de criminales, así éstos no hayan sido condenados por la justicia, los líderes de las minorías que más que respeto por ellas quieren es imponerse y someter a las mayorías, todos ellos deberán atender mi llamado y seguir el camino indicado.

Los poderosos en el poder y detrás de él, los empresarios y comerciantes que hayan estado, estén o sueñen con estar amangualados con el poder, los avaros (aunque sé de su secreta generosidad), los que quieren tener amigos pero no serlo, los in solidarios, los desleales (excluyo a los y las infieles que no lograron vencer su libido), los ricos que no generan riqueza, ellos también vendrán conmigo.

Los que hayan soñado con ser presidentes, alcaldes, gobernadores o ministros, los que en algún momento hayan pensado que el país los necesita, los que se sienten luz en medio de las tinieblas, los renunciadores y los que no renuncian, los que se hayan hecho elegir y luego reelegir, los comentaristas deportivos que prevarican hablando de política, los artistas y los religiosos militantes, todos ellos también deberán partir a mi presencia.

Terminada la tarea, invitaría también al personal de la salud que no ame con sincera humildad su oficio, a los empresarios, vendedores y comerciantes de la industria farmacéutica, a los dueños de los bancos (quienes tendrán un tratamiento preferencial en el purgatorio), a los que he beneficiado y piensan que lo que tienen es fruto de su esfuerzo y se sienten dueños, a los apegados al pasado y a los que no se apegan a nada ni a nadie.

El lector que se pregunte por qué no está aquí o por qué alguna persona, forma de ser o agremiación no figura aquí, tanto él como esos por los que se pregunta deberán partir también a mi presencia.

Terminado su mandato, el presidente Ivan Duque y su familia deberán darse cita conmigo, él y su esposa permanecerán una larga temporada en la UCI y en el purgatorio; sus hijos en cambio los llevaré conmigo al Congo, mi próximo destino, para que desaprendan lo aprendido y puedan regresar al país donde se recordará a su padre como el presidente que hizo posible la libertad, la igualdad y la fraternidad.

Las personas a salvo, gracias a la gestión del presidente Duque, podrán construir un país maravilloso como seguramente algunas de las víctimas de la pandemia lo habían soñado.

Y usted amigo lector, ¿qué haría si fuera el Dios de Colombia?

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