Serendipia

Publicado el JohanaArroyave

Su corazón tenía más cuartos…

Ya lo dijo Gabriel Garcia Marquez: «El Corazón tiene más cuartos que un hotel de putas»  Y con ese corazón me tocaron todos…

Hace algún tiempo salía con un fulano de sonrisa perfecta y prometedor futuro en el periodismo colombiano. Nos conocimos casualmente en una reunión… miradita coqueta va, miradita coqueta viene, intercambio de números, minutos después, charla inmediata por whatsapp y la esperada, pero casi obvia, invitación a salir… la primera cita se resumió en perfección, luego vino la segunda, la tercera, la cuarta y así, hasta que logró convencerme de que ese era.

¿Y es que después de cuántos “yo creo que este es” llega el que es? Sigo esperando la respuesta, solo sé este no lo fue. Cuando mis amigas escucharon el nombre del fulano, no dejaron ni que terminara de decir el apellido cuando ya me estaban advirtiendo: “Con cualquiera menos con el”, “yo le conozco el archivo de viejas a ese man y en serio, no es para tí”, “¡En serio cuidado! ese man es muy perro”. Yo con mi terquedad infinita me tiré al agua sin salvavidas mientras pensaba, “hasta el más perro se enamora” (¡si, que estúpida LO SÉ!)

Ahí estaba, a lo Shakira: bruta, ciega, sorda y muda, pegada a la ilusión de que el sujeto dejara esa vida pasada de “Don Juan” y viniera a cuidar y a amar a su damisela enamorada; efectivamente varios meses después cambió, pero de chica… me dejó en nubes rosadas y bajó en paracaídas detrás de una rubia de piernas largas con la que coqueteaba desde hacía varios meses y de quien decía “es solo una amiga, le estoy ayudando con su trabajo, ella es muy querida conmigo, es mayor que yo ¿cómo se te ocurre que voy a tener algo con ella?”. Ahí terminó mi cuento de hadas perfecto, que de perfecto sólo tenía el nombre y era imaginario…

Después de 3 cajas de Kleenex,  y una mejor amiga agotada de conversaciones que no llegaban a ningún lado, entendí que la única forma de cambiar a un hombre es que esté en pañales y aunque sé que todas llevamos dentro a alguna chica súper poderosa con el afán de salvar el mundo, convertirse en la heroína de la historia y ganar el primer premio a la rehabilitación del gamín, esto solo funciona si eres la protagonista de una novela mexicana o si la virgen de Guadalupe te hace el “milagrito”. Pero en la vida real, no hay ni la mínima posibilidad, los hombres así solo cambian si ellos lo quieren, no cuando uno lo intenta y créanme casi nunca lo quieren.

Pero la vida sigue. Después de este fulano, llegó otro de carita angelical y sentimientos buenos o eso parecía, seguro que este sí era el indicado… Salidas van, salidas vienen, promesas, planes, besitos, miraditas y un sinfín de detalles que hubieran enloquecido a cualquiera de ustedes, el man era experto en regalar lo que uno necesitaba justo en el momento menos esperado ¿cómo lo hacía? no sé, pero lo lograba.

Tenía una mala maña, siempre llegaba tarde ¡a todo! una noche simplemente no apareció, se perdió el fin de semana, no respondió llamadas, mensajes y no envió ninguna señal de vida. Días después volvió con la excusa: “no eres tu soy yo, es mejor que dejemos así”. En realidad lo dijo de una forma más grosera, pero no vale la pena ir a esos extremos, el cuento quedó ahí… Pasó una semana y como si el destino hubiese confabulado a mi favor, en un lugar donde había más de mil personas, me encontré con el sujeto agarrado de la mano y a la mitad de un beso francés con una chica a quien yo ya había visto casualmente en Instagram y quien tenía varias fotos con él, aunque ninguna comprometedora y por la cual le pregunté en su momento pero solo respondió: “Es mi prima, salimos de vez en cuando, me cae muy bien”

¡Vaya prima! En realidad era la chica con la que salía hace meses y la causante de que el man llegara tarde a todas nuestras citas. Cuando el sujeto se percató de mi presencia, cambió de colores y estoy segura que en ese instante solo pensaba en tener la capa de Harry Potter para desaparecer corriendo mientras esquivaba la mirada fusilante de mis amigas que ya lo tenían tendido y agonizando en la mitad de Corferias.

O es el man más de malas del universo o el karma en realidad existe… Ven que ese cuentico de que «uno es como quiere ser» no es real, uno en realidad es una alma sana, frágil e inocente hasta que llega un gamín con pinta de “niño bueno” que cuando se va, nos deja con las ganas de sacar el “Guasón” que llevamos dentro.

Y es que, infortunadamente, como estos, nos ha tocado por lo menos uno en la vida y eso, si hemos estado de buenas, en fin… ¡Más imaginación hombres, por favor! El libreto de tragicomedia que inventaron ya pasó de moda y el punto es que ya nos lo aprendimos, todos los “perros”, “gamines”, “niños buenos” etc… actúan de la misma manera, dicen las mismas cosas y buscan exactamente lo mismo. En realidad ya son clichés…

¿Y ahora, cuál es su historia? …  ¿Quiere conocer más de mi mundo de casualidades? Sígame en Twitter: @JohanaArroyave ¿Le gustó este post? Dele compartir ¿Tiene sugerencias, críticas, regaños? Abajo puede comentar.

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