¿Ustedes se acuerdan del primer amor? ¿Ese bonito y persistente que se combinaba con tardes de helado, jueves de cine, algún coctel bajo de alcohol y el afán de llegar a la hora acordada con los papás, para no estropear la próxima salida?
Ese amor de cuento de hadas que pensábamos que terminaría en matrimonio, un patio gigante con casa del árbol y juegos para el jardín de los niños, los sueños de planes, viajes, compras que se camuflaban entre las puertas abiertas de la habitación, los chaperones para las salidas, las visitas con papás y uno que otro beso “esquineado” con la mirada fusilante de algún familiar entrometido.
¿Se acuerdan de la primera vez que enviaron o recibieron flores, de la primer tarjeta de “Pelanas” con letra decorada y un mensaje que pensaron por horas para que no sonara tan cursi, pero tampoco tan seco, los nervios para llamar, la dicotomía entre ” llamo, no llamo, espero, mejor no”, las canciones románticas y las dedicatorias?
¿Recuerdan las “eternas” llamadas al teléfono fijo, a sus papás gritando “El teléfono es para acortar distancias no para alargarlas”? La adrenalina de correr más rápido que cualquiera en la casa para contestar el teléfono sin que supieran quién había llamado, o ¿recuerdan su cara de mal genio cuando el interlocutor preguntaba por ustedes y el que contestaba gritaba su apodo seguido de “te llaman”? En mi caso mi papá a grito herido, cual concierto, decía “Un momento por favor: “PULGA… PULGA… PULGA… al teléfono” y ahí quedaba yo con cara de pocos amigos y una vergüenza infinita con el personaje al otro lado del teléfono.
¿Ya olvidaron las cartas? Las notas de amor enviadas a través de amigos pero con el compromiso de que no las podían leer y cuando las recibíamos, ¡leerlas y leerlas todas las noches hasta casi aprendérselas¡
¡Nunca se olvida el primer amor, es el único que se vive puro y sin miedos!
¿En qué momento o con qué desilusión dejamos de creer en el amor? ¿Con cuál mentira se convirtió en un sentimiento de rechazo tal vez, o de por qué no mejor esperar un poco más…? sé que muchos no recordamos cuál fue esa historia, cuál fue esa que nos cambió por siempre y con la que nos volvimos más prevenidos, más estratégicos, con la que se nos olvidó el sentimiento y empezamos a llenar nuestro corazón de candados y de puertas casi imposibles de traspasar.
Estoy muy segura que en la historia de cada uno de nosotros hubo o hay un alguien. Ese que llegó y se fue y desde ahí, nada volvió a ser igual, por el que decidimos esperar, dejar pasar ilusiones, no dar más número de teléfono y no responder mensajes. Ese que por fin olvidamos y con el que empezamos a vivir la vida de manera distinta, usando todas esas cosas para aprender, para no volver a repetir los errores cometidos mientras nos prometíamos una y otra vez “esto no me vuelve a pasar”. Desde ahí nos convertimos en analíticos de personas y de acciones, nos volvimos más cerrados y menos confiados. ¿Y ud querido lector, cuál fue su historia?
Que bonitos fueron esos días del pasado en ese alegre tiempo en que nuestros horarios eran tan libres como nuestros corazones antes de que el equipaje, los rompimientos nos aplastaran las ilusiones y dejáramos de soñar. Creo que el primer amor no se olvida pero aunque se quiera, sueñe y se ponga todo, nunca vuelve a ser igual y aun así, por más suicida que parezca estamos ahí disponibles para volverlo a intentar, esperando que ese no se vaya como todos… Y es que después de tantos “yo creo que este es” ¿llega el que es?
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