Se está acabando el año, empiezan las reuniones familiares y con ellas la frase preferida de todos los tíos: “¿y dónde dejó el novio?”; ahí es cuando se responde lo obvio, “No tengo”, hacer cara de achantada e imaginar al “supuesto” que debería estar sentado ahí al lado, aguantando los malos chistes, los comentarios fuera de lugar y conociendo muy a fondo la familia con la que tendrá que compartir por el tiempo que le dure la “felicidad”.
Sin embargo, tienes dos opciones, amargarte por el asunto, dejar volar la imaginación, pedir como deseo de año nuevo que el universo mande un novio o seguir la vida normal, gozar la soltería y recordar que no es el fin del mundo, pero lo principal es darse cuenta que no deberías esperar que un hombre te dé todo, sino aprender que cada persona con la que compartes puede ofrecerte algo distinto.
Creo que es hora de entender que el significado de soltera que la sociedad había enmarcado hace varios años, donde la palabra iba acompañada de las oraciones “nadie nos quiere”, “No le interesamos a nadie” y lo que decían muchos, “si lleva tanto tiempo sola, debe ser por algo”, pasó a un segundo plano, ahora esto es más que una palabra y pasó a ser una decisión de vida, que viene acompañada de sinónimos como guapa y sexy, de oraciones como “me tomo mi tiempo decidiendo cómo quiero que sea mi mundo y con quién quiero compartirlo”.
Escoges tus espacios para conocerte, ser tú misma, entender los gustos, los disgustos, los sinsabores del día a día, saber qué quieres de la vida en tu vida, qué debes soltar para ser feliz, salir con amigas, comprarte tus cosas y escoger muy bien con quien quieres caminar de la mano, porque no es solo tener al lado a alguien con quien acostarse, lo realmente importante es que ese alguien siga valiendo la pena al despertar.
Cuando escribía estas líneas, estaba pensando en las relaciones esas, que las hay por montones y que cada una nos hace anhelar varias cosas del otro, soñar con que nos traten así o rechazarlas por su intensidad, su falta de respeto o cualquier cosa mala que vemos que no va con lo que deseamos; hay algunas que llevan a algo nuevo y exótico, las que son viejas y familiares que parecen más un compromiso adquirido desde la cuna, que una decisión de vida, otras que sacan a la luz muchas preguntas…
Las que te transportan a lugares insospechados y te llevan muy lejos de donde comenzaron, las que te vuelven a traer de vuelta y sin embargo la relación más excitante, retadora e importante de todas es la que tienes contigo misma. Y si encuentras a alguien que logre amarte como quieres, eso ya es fabuloso, pero si aún no te ha llegado ¿cuál es el afán por encontrarlo?
enemos que pensar que hubiese pasado en el caso en el cual el príncipe azul no hubiera aparecido ¿La bella durmiente hubiera dormido eternamente en su ataúd de cristal? ¿O tarde o temprano se habría despertado, saliendo del castillo, recapacitando en que el mundo no está duro, hubiera buscado trabajo, arreglándose para verse siempre linda y ser la envidia de las brujas de los pueblos cercanos?
Ser soltera no es la vergüenza ni el “poresita” de la sociedad, es el reto que cada una de nosotras adquirimos cuando nos preocupamos más por nuestra vida, cuando queremos ser exitosas por nuestros medios y cuando levantamos la cara para decir yo soy quien elijo, con quien sí, con quien tal vez y con quien ni de riesgo.
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