¿Se lo explico con plastilina?

Publicado el alter eddie

Vivir en el Bronx

Centro de Bogotá, 8 de la mañana, Junio 4

 

Llegan Pedro, Jorge y su novia Matilda. Los tres vivían en el Bronx y estuvieron el día del desalojo.

 

Jorge tiene 32 años, estudió dos semestres de Diseño en Bellas artes de Cartagena y luego cuatro semestres de psicología en la Luis Amigó de Medellín, dice con risa que allí fue que se enloqueció.

 

Pedro tiene 35 años, estudió en la armada de infantería de Cartagena hasta que lo sacaron y cuenta que allá fue donde se desvió.

 

Los dos nacieron en Bogotá en la zona del cartucho, vinieron de Risaralda pero los hermanos de sus padres los ayudaron para que estudiaran,  la mamá es sana, ellos venían a sacar al papá de las ollas, y terminaron en ellas,  dicen que son los genes, pero también que cada quien es responsable de su destino.

Los dos hablan casi al tiempo, mientras la novia de Pedro calla y sonríe a veces.

 

Vamos a desayunar a un Dunkin’ Donuts y empezamos el diálogo:

– Jorge: Sabe que yo no vengo a un sitio de estos hace como diez años y con eso que usted pagó hago mercado y me sobra.

 

¿Ustedes qué opinan de lo que paso en el Bronx con la toma?

– Pedro: En el momento lo que paso es malo, nos quedamos sin nada,  yo tenía mi habitación y nos quedamos sin nada, todas las cositas  se nos quedaron allá pues no pudimos sacar nada, la cama, la ropa, el televisor, la estufa, pero yo creo que pronto lo malo va a pasar a bueno, porque ya no estoy allá metido, no hay vicio a la mano y espero no estar en un sitio tan podrido como ese. Una cosa somos nosotros, pero hemos visto a mucha gente que está peor de llevada, que no tienen para pagar una pieza y corren para donde los deja estar la policía, el que quiso está en hogares de paso como Bacatá, autocuidado o vía libre y el que quiere consumir para eso están cinco huecos o el san Ber.

 

¿Ustedes creen que va a haber un nuevo Bronx?

– Pedro: Pues como en el cartucho que lo desalojaron  y se riega la gente para todos lados.

 

¿Bueno y cómo fue la toma del Bronx?

– Pedro: Pues eso fue como a las cinco y media de la mañana, eso había gente en el techo, por todos lados, un operativo muy bien planeado para que, cogieron a los sayas tomados o enguayabados por eso no hubo una respuesta armada, por eso se volaron.

– Jorge: Yo estoy hablando con ustedes porque diosito lo quiere, a mi me empacaron 6 cajas de popper nuevas, una libra de coca, una bolsita de heroína y pepas de cualquier cantidad, mucho visaje.

– Pedro hablándole a Jorge: Pero eso le pasa por piraña, por querer aprovechar el desorden.

– Jorge: Pues yo vi una lona y la cojo y cuando es que encuentro todas esas cosas, ufff, y me cae un policía y me dice que me iba a judicializar por eso, pero el tipo me vio con cara de yo no fui y sin embargo me encanaron.  Por suerte la jueza me vio la cara de habitante de calle, yo estaba todo sucio y mechudo y bueno la fiscal no me dio tan duro, pues esas fiscales lo que quieren es meterlo a uno, yo acepte cargos y me quedo en 10 meses lo cual es excarcelable. ¡De la que me salve!, eso era un descargue de alguien y yo por solo mirarlo prácticamente, mire en el lío que me metí.

Eso todo el mundo estaba pirañeando, se sabía que todo se iba a perder, los tombos rompieron las máquinas de monedas, llovían monedas por todos lados, tocaba cogerlas antes de que se las llevaran los tombos.

– Jorge: A mi mamá  que es toda buena y  vende guacales por esos lados días después le robaron la moneda, tenía como cien mil pesos en monedas, pero eso para los tombos es sinónimo de ser expendedor de drogas, pues todo se pagaba en el Bronx con monedas y se pesaban, no tenían tiempo para contar tanta moneda, tenían básculas, la gramera.

 

¿Cuanto pagaban allí?

– Pedro:  $7000 por la pieza  para los dos, eso lo pagábamos diarios.

– Jorge: Yo  $4000 por un camarote.

 

¿Todo el mundo piensa que el Bronx era un infierno, ustedes qué opinan?

– Jorge: Sabe que para el que fuma ese es el paraíso, el paraíso del infierno, excesos de todo tipo.

– Pedro:  Es tan infierno que la gente que andaba allí está por obligación, por la adicción, la necesidad de consumo, la bazuca. Mire allá si hay gente sana, pero los sanos son los que se lucran con la adicción de los otros, son los que la venden entonces no son tan sanos.

 

¿Oigan y todas esas historias de que tenían un cocodrilo en el Bronx?

– Pedro:  habían dos cocodrilos aquí me traje uno, je,je (señalando a su novia Matilda a la que le da un beso), mentiras solo había uno.

– Jorge: Había una serpiente y un tigre como esos de circo, ese lo sacaron por el túnel, eso dicen y pitbulls, esos animales los usaban para la gente que tienen que picar, policías infiltrados, para los sapos que se dejan pillar, con eso les desaparecían hasta los huesos, ni huellas, ni nada.

– Pedro:  Menos mal que esos manes los sayayines no son árabes o de esos lados sino se inmolaban ese día, por Alá.

 

¿Se dice que allá lo que había era armas, ustedes porqué creen que no se dio un enfrentamiento?

– Pedro:  Ese operativo estuvo tan bien hecho que  fueron el día que más se rumbea y los jíbaros por más sanos que sean echan cerveza, perico, popper, sus visajitos y  a las cinco y media están todos paspeados, amanecidos, enfiestados y no les dieron tiempo de reaccionar, los cogieron meando y ahí fue. La reacción fue esconderse, por eso estuvo super bien, se sabía que eso iba a pasar, pero esta vez no hubo fuga de información, fue sorpresa, yo que fui militar pienso que así fue, yo estuve en la seguridad del man ese en Cartagena, de Bill Clinton en el 2000, yo era de la armada, no es por chicanear.

 

¿Y qué era lo bueno del Bronx?

– Pedro:  Que uno podía hacer lo que quería sin que lo estuvieran jodiendo, cada quien en lo de cada quien, eso era lo bakano, allá el raro es el que no consume nada, ese es el sospechoso, pero ya la gente estaba cansada, estaban poseídos «a mosco, a escalera, manguera, morado, nacional», esos son los ganchos, las líneas fuertes.

 

¿Y cómo era un día corriente en el Bronx?

– Pedro:  Entre y salga, entre y salga, entre y salga, consiguió diez mil  y a consumir, luego salga a conseguir  para consumir más. Es como ir a Salitre mágico y después ¿de dónde venimos? (con tono cansado) de Salitre Máaaaaaaaaagico. ( todos ríen o mejor reímos)

Uno sale es aburrido cuando se va, y llega contento cuando tiene billete para consumir.

– Jorge: Para mí el puro vicio allá eran las máquinas, la ludopatía, eso era peor, había gente que vendía sus bazucas para jugar.

– Pedro:  Esa era la clave del Bronx, usted jugaba y metía bazuca, el pipazo y el maquinazo, el pipazo y el maquinazo, es un complemento, es como el que toma y fuma, esto era único del Bronx. Un pipazo sin maquinazo no era lo mismo. También jugábamos los dados o la cajita de fósforos, la que caiga parada, es un juego muy bakano, es el deporte nacional colombiano.

 

¿Ustedes qué opinan de lo que pasaba con las niñas?

– Pedro: Hermano yo creo que eso es falso, las niñas se corrompieron en su barrio, en el barrio de ellas fumaron y alguna amiguita les dijo que en la L se conseguía mejor bazuca, y la trajo para acá, la niña llegó y no se quiso ir , ¡amarrados aquí los secuestrados!, o el cocodrilo, pero las niñas no, amarradas por el vicio que es distinto y ese amarra peor, los jíbaros abusan de que las nenas consumen, entonces si usted me da de esto yo le doy de esto, pero amarradas no. Es malo que las niñas llegaran allá pero es la lógica de la adicción por el vicio.

– Matilda: Yo llegué menor de edad llegue en el 2000 a los 16 años y me quede, a mí nadie me llevo, llegue sola. Me obligo el vicio que es el infierno.

 

¿Bueno y qué es lo peor de allá, del Bronx?

– Pedro: Que se acabara hermano, eso es lo peor. ( todos ríen)

– Pedro: Lo peor es que muchos amiguitos, amiguitas mías que llegaron allá, que cometieron alguna falta, algún error nunca más los vi, eso es lo peor que puede pasar.

– Pedro diciéndole a Javier : se acuerda de Homero, Homero se murió allá, un rapero, puro talento impresionante , pero se degeneró, el vicio lo jodió, el consumía muchas pepas, el pirobo era un zombie, alguna cagada hizo todo pepo y la embarro, Homero paila, nunca más lo volví a ver, fijo lo tuvieron que haber picado, lo mataron.

– Jorge: ¿Saben que más malo a mi me parece?… Chinos que sí he vuelto a ver, que los vi varios días antes así normales y a la semana los veo y ya no tienen una mano o una pierna  ¿y sabe qué?, mutilados, ¿qué les paso? ¿Sabe qué?… nada, nada, nada, ni hablan, nada se cuenta, eso es un trauma, sabe que si usted cuenta le quitan la otra, están muertos en vida, yo prefiero que me maten a que me quiten las manitos.

 

¿Y entre el Bronx y el cartucho qué era peor?

– Pedro: El cartucho, claro el cartucho, eso era cinco veces más grande.

– Jorge: Mire si este no fuera mi hermano y yo saco y pum, pum, pum, le pego unas puñaladas a lo mal hecho, en frente de todo el mundo, nada hubiera pasado, lo que si tenía que hacer después, es sacar unas bichas, unas monedas y tirárselas encima para que los que las quieran coger lo cojan y lo tiren al container.

 

¿Como quien dice en el cartucho no existía ley?

– Jorge: No allá no había ley, allá no importaba nada, la EDIS llegaba todos los días a recoger la basura y antes a llamar a medicina legal para recoger los muertos, por eso medicina legal quedaba ahí al lado, eso era diario. Eso era ver gente asando ratas a media noche.

– Pedro: El cartucho era como ver la fuga de Absolom, ¿si pilló esa película? Eso era Sodoma y Gomorra, o peor, impresionante.

– Jorge: El Bronx si era seguro, allá había autoridad, en el Bronx se podía entrar, en el cartucho no, allá estaban enfierrados muchos.

 

Y ustedes qué opinan de lo que van a hacer allí en el Bronx a futuro?

– Pedro: Pues mire,  Peñalosa acabo con el cartucho y bueno hizo un parque y esa es la letrina de los locos, pero es su parque, igual la cagaron en esa época, ahí no había sitios para que la gente fuera a bañarse y a descansar por lo menos, ahora si los hay, en esa época decían que se llevaron a la gente en camiones, ahora no necesitan hacer eso.

 

Nos vamos del Dunkin’ Donuts y vemos a la salida a una celebridad de la séptima, “El Halcón” ex cantante de «el nene y sus traviesos» y habitante de calle, Jorge lo escucha aterrado mientras canta uno de los éxitos de su pasado “La barola” y se acompaña con una percusión improvisada en un balde.

– Jorge: ¡Uff es que este vicio si es muy hijueputa!

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