
El Petronio Álvarez, cada vez con más alcance cultural, tiene varios retos y propuestas por afrontar.
Por Daniela Centeno Lozano, reportera de la alianza de El Espectador y Color de Colombia para el Petronio.
Más que un festival, el Petronio Álvarez es un punto de encuentro, y los temas que surgen a su alrededor como su acogida, la economía que genera y las nuevas propuestas para su futuro trazarán una ruta para el fortalecimiento de este patrimonio.
En un comienzo, el evento se realizaba al aire libre en el teatro Los Cristales con solo una muestra musical. Según cuenta Luz Adriana Betancourt, secretaria de Cultura, “el único atractivo eran los sonidos, pero era suficiente para que la gente se sintiera feliz y convocada”.
Más adelante, en la segunda etapa, el festival tuvo lugar en el estadio y en la Plaza de Toros Cañaveralejo, y finalmente, para esta edición número 23, se realizó en la Ciudadela Petronio, en donde la estética, las artesanías y las cocinas fueron parte del escenario, además del quilombo pedagógico y la zona de conciertos.

Todo eso fue posible gracias al espacio que ofreció la Unidad Deportiva Alberto Galindo, que es actualmente donde se hace el evento. Según Betancourt, “lo que hemos logrado es ir enriqueciendo la propuesta inicial de la música con otras formas de tradiciones del Pacífico”.
La asistencia masiva
En el 2018, la Universidad Javeriana realizó una encuesta que pretendía establecer las razones por las cuales las personas asistían al Petronio Álvarez.
La medición arrojó que la música es el motivo principal con un resultado por encima del 50 por ciento, seguida de la cocina, con un 35 por ciento, entre otras razones. La cifra de gastronomía debe considerarse, teniendo en cuenta que el festival se realiza hace 23 años, y los 10 primeros fueron solo musicales, lo que significa que tiene un enorme potencial.
La economía que hay alrededor del festival
Otro de los estudios de la Universidad Javeriana, patrocinado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), indicó que en la Ciudadela Petronio del 2018 se movieron alrededor de 20.000 millones de pesos.
De hecho, el festival deja la rentabilidad tan alta, que ni siquiera las empresas en general logran tales ingresos en el tiempo que se desarrolla el Petronio, según un análisis que hicieron los economistas de esta universidad. Es decir, muy pocas tienen la opción de invertir cuatro mil millones de pesos y ganar, en solo 5 días, 15 mil millones de pesos.
En cuanto al impacto sobre la economía de la ciudad, el festival dejó 50.000 millones de pesos, generados por hoteles, centros comerciales y transporte público. Sin embargo, un aspecto para mejorar es que tal movimiento trascienda a las poblaciones que son parte del evento, donde esta vez participaron 185 expositores.

“Nadie se puede apropiar del festival porque es público”, comenta Betancourt, quien dice también que la administración no puede sentirse dueña. Su papel es que el festival no muera, decaiga, desaparezca ni que pierda el rumbo.
Nuevas propuestas
Es importante conocer un balance del festival, su evolución, sus propuestas, lo que se ha hecho y lo que falta por mejorar. En esta ocasión, recurrimos a la visión de la Secretaría de Cultura y algunos expertos para entender más sobre el estado y el desarrollo de las próximas ediciones.
Hay varios artículos que ponen sobre la mesa la discusión de crear una entidad fija para el festival. Daniel Mera, columnista de El Espectador, mencionó en un artículo que sería interesante tener una corporación privada para Petronio (CorpoPetronio), que trabajara permanentemente en el festival.
“Petronio debería tener una organización propia que funcione todo el año para que revise si se debe comercializar la música del Pacífico o no, y si llegarle a la industria cultural y discográfica o no”, afirma Jorge Idárraga, fundador de Retratos de Petronio.
Por su parte, Betancourt dice: “Yo le tengo miedo a lo privado y tengo derecho de expresarlo. Esta es la segunda vez que soy funcionaria pública y lo que veo por parte del Estado es una conciencia muy grande de que lo público es de todos.”
La secretaria de Cultura expresa que, al tener una corporación privada para el festival, podrían generarse riesgos logísticos y ocurrir casos donde, por ejemplo, un director sea nombrado por 20 años.
En cuanto a la infraestructura, la empresaria Nohemy Arboleda dice que se debe buscar un lugar para Petronio, ya que el coliseo está quedando pequeño para albergar a tanta gente que llega no solo desde el Pacífico, sino también de otras regiones y continentes.
Ejemplificando otro panorama, también podrían darse conflictos a nivel departamental por profundizar más en algunos sitios que en otros. Un caso sencillo es el de la marimba, pues podría tener más protagonismo que los violines caucanos, y ese no es el propósito del festival.
Según Idárraga, quien ha capturado más de 500 imágenes a lo largo de su carrera como fotógrafo, “este evento no es solo una gran muestra cultural del Pacífico, es un proceso social”.
Finalmente, Diana Ledesma, coordinadora de la Muestra Petronio, comenta que las nuevas ideas se concentran en “seguir consolidando este escenario cultural que trae consigo firmes oportunidades de circulación y posicionamiento de los artistas de la región Pacífico”.