El periodista local Saulo Guerrero Córdoba escribe “las ocho cosas que más me gustaron” de un concierto que pasó a la historia.

  • El lugar
  • El clima
  • La variedad de artistas
  • La dinamización de la economía
  • La gratitud hacia el maestro Jairo Varela
  • La entrega del público
  • Las lágrimas de felicidad de Willy
  • La producción

Por: Saulo Guerrero Córdoba @sauloguerrero1

Vaya concierto el que brindó Willy García en Quibdó, en la celebración de sus 30 años de carrera musical, el pasado 8 de junio.

Me atrevo a escribir estas líneas como un ciudadano sensible a las cosas buenas, entre ellas ese tipo de experiencias que son alimento para el espíritu, como sin duda, lo fue este gran concierto acontecido en el estadio de la Normal.

Así que sin tanto preámbulo, solo puedo decir y estoy seguro de no ser el único, que tuve varios orgasmos musicales durante el concierto, pero me quedo corto al decir eso, por lo que les daré un poco más de detalles a quienes tengan la curiosidad de saber qué fue eso que más le llamó la atención a esta anatomía.  

1. El lugar

Fue un acierto escoger el estadio de la Normal, un lugar amplio, cómodo, propicio para la buena acústica, en el que se puede desplegar un gran montaje como el que se necesitó para el concierto, sin alterar la cotidianidad de la ciudad. Es sin lugar a dudas el mejor lugar para eventos de este tipo actualmente en Quibdó.

2. El clima

¿Así como era antes el clima en Medellín?, Bueno, así se sintió el tiempo la noche del concierto, ni fría ni caliente, pero sí muy fresca. La pequeña lluvia que cayó cuando empezaba la noche apenas fue para preparar el ambiente.

3. La variedad de artistas

Con solo ver a Willy García me habría bastado, pero no señor, Willy se llevó a un gran número de cantantes amigos que complementaron el concierto, locales, nacionales y extranjeros, sin duda mucho más de lo uno esperaba. Win Perea,  DJ Gordo, Javier Vásquez, Charlie Cardona, Tostao, Carlos Guerrero, Roberto Blades, Hansel Camacho, etc. Todos lo hicieron fenomenal, incluso aquellos a los que no menciono.  Muchos de los que se presentaron era la primera vez que los veía en mi vida.

4. La dinamización de la economía

El bailarín de exótico haciendo lo que ama sobre la tarima, el corista, la empresaria que produce chips de plátanos desde el Chocó para el mundo, el restaurante cuya carta está inspirada en los sabores, olores y colores de la manigua del Chocó, la maestra jubilada que preparó un buen mondongo y lo vendió todo, el señor que tuvo la iniciativa de rozar un solar baldío y acondicionarlo como parqueadero de motos.

Son solo algunos ejemplos de todo lo mucho que se movió económicamente, y la bonanza no solo para los productores del concierto, sino para quienes están alrededor y aprovecharon la oportunidad para prestar un servicio y facturar.

5. La gratitud hacia el maestro Jairo Varela

Fueron varias las ocasiones en las que el maestro Willy García hizo referencia a su más grande maestro: el quibdoseño, al atrateño, la mente creativa detrás de los éxitos del Grupo Niche, el que le mostró al mundo el verdadero sabor de la salsa colombiana, quien le enseñó con hechos, y según lo dicho por el propio Willy, el significado de la palabra disciplina.

Fue bonito presenciar esa expresión de gratitud, que me hizo recordar que solo muere quien se olvida, y Jairo Varela vivió más que nunca durante el concierto.

6. La entrega del público

Yo no sé si el público en otros lugares de Colombia se haya entregado como la gente de Quibdó, pero hubo canciones, hubo momentos, y se me eriza la piel de solo recordar, que la voz de los cantantes quedaba opacada, porque parecía mas fuerte el canto de la multitud que al unísono repetía sus éxitos musicales con un sentimiento, era una cosa mágica, envolvente, una experiencias de esas que uno siente que le tocan el alma, y en los que uno confirma que está vivo. 

7. Las lágrimas de felicidad de Willy

Willy estaba muy conmovido. Por ejemplo, cuando el público le gritaba “Te queremos Willy, te queremos”, ese hombre no sabía que hacer con tanto amor, y entonces se le salieron las lágrimas. 

Eran más de 8.000 almas diciéndole gracias a su manera, por sus letras, por su vida, por su talento, por regalarles tantos momentos de felicidad con su música en estos primeros 30 años de carrera. El público fue feliz, pero Willy con todo lo que Quibdó le brindó fue feliz el doble.

8. La producción

Pasando por las tres pantallas gigantes, el potente sonido, la distribución de lugar, los baños, el personal de logística, la señalización, la presencia de la policía, la pirotecnia, la iluminación, y los más de cinco cambios de vestuario de Willy, que definitivamente tiró la casa por la ventana en estos treinta años.

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