Foto de Jorge Alexander González, Roma, Italia

“Deja que las cosas se rompan, deja de esforzarte por mantenerlas pegadas. Deja que la gente se enoje. Deja que te critiquen, su reacción no es tu problema. Deja que todo se derrumbe, y no te preocupes por el después. ¿A dónde iré? ¿Qué voy a hacer?.

Nadie se ha perdido nunca por el camino, nadie se quedó sin refugio. Lo que está destinado a irse se irá de todos modos.

Lo que tenga que quedarse, seguirá siendo. Demasiado esfuerzo nunca es buena señal, demasiado esfuerzo es signo de conflicto con el universo. Relaciones, trabajos, casa, amigos y grandes amores.

Entrega todo al Creador, riega cuando puedas, ora y baila, pero luego deja que florezca lo que debe y que las hojas secas se caigan solas.

Lo que se va siempre deja espacio para algo nuevo, esa es la ley universal. 

Solo que tienes que dejar de contener lo que hay que dejar ir. Solo cuando tu viaje termine, entonces terminarán las posibilidades, pero hasta ese momento, deja que todo se derrumbe, deja ir, déjalo ser” 

Este escrito es de Elizabeth Gilbert y hace parte del libro “Comer, Rezar, Amar”. Llevo algunos días leyendo y releyendo este texto y me parece tan profundo y a la vez tan cierto. Nada saca uno con luchar incansablemente ante las relaciones, quien quiere estar está, quien quiere ser parte de nuestra vida estará presente. Quien decida olvidarnos o cambiarnos por otra persona, adelante. Que se vaya lo que no es.   

En varias oportunidades he escrito en estas páginas lo mucho que creo en que lo que realmente venimos a aprender en nuestro paso por la tierra son las relaciones humanas. Los sentimientos genuinos que florecen y que hacen que uno permanezca siempre al lado de alguien a pesar de todo, llámese, amigos, pareja, familia, vecinos, es de las circunstancias más bonitas, pero si toca estar pidiendo atención, no vale la pena. Y esto lo digo con todo el conocimiento de causa y debo reconocer que para mi era dificil de entender y me sumergía en sufrimientos innecesarios en el pasado, cuando alguien decidía hacerme a un lado, pero hoy por fin entendí lo importante que es tener mi corazón totalmente claro y soltar la mano de quien me suelta.

Hay personas que en este camino cambian su interés cada cierto tiempo y buscan a personas para vivir nuevas experiencias, en una necesidad infantil y poco evolucionada que necesitan novedad constantemente y cambian sus intereses  como cambiar de chaqueta, de esas personas hay que huir. El amor y la amistad son como un juego de tenis, un toma y dame.  Cuando uno solo lanza pelotas y no se las devuelven ya cambia el juego.  Y luchar ante eso, es perder el tiempo y un desgaste de energía. Hay que dejar a la gente hacer lo que quiera hacer, pero no con uno. 

Hace unos días leí algo acerca de la energía precisamente que mencionaba que si uno dice “te extraño” y el otro no siente lo mismo, la energía se pierde.  Si  das un abrazo muy fuerte y el otro no lo sostiene, la energía se pierde. Si uno cocina algo rico y, al compartirlo con amor, el otro no lo ve ni lo agradece, la energía se pierde.  Si uno quiere expresarse amorosamente y el otro no lo comprende, la energía se pierde…  Es como a mi, me encanta tomarle fotos al cielo y a las flores y cuando regalo una foto de una flor lo hago desde lo más profundo de mi ser, pero si la otra persona le da lo mismo y ni lo agradece, la energía se pierde.  Y todos estamos hechos de energía y ella debe fluir libremente como un espiral ascendente y si esto no sucede habrá un derroche energético y lo más evidente será que uno se sienta triste, cansado e impotente. 

Por eso es importante rodearse de personas que vibren en la misma frecuencia, que aquilate el amor, la amistad, los besos, los momentos juntos, el estar presente y si no es así, sin sufrimientos dejar ir.  

“El equilibrio está en no dejar estar en tu vida a alguien que te quiere menos de lo que te quieres tu”

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