«…es más fácil reconocer los errores de otros 

que los nuestros».

DANIEL KAHNEMAN

Acaba de morir Daniel Kanheman, el psicólogo que ganó el premio Nobel 2002 de Economía. Sus investigaciones estremecieron el planeta de los economistas. Demostró que en asuntos de esa materia pocas veces se actúa con racionalidad: no siempre rigen la búsqueda del beneficio y el ahorros de costos. Sentó así las bases de lo que se denomina Economía del Comportamiento. Propuso nuevas distinciones para identificar errores de juicio y toma de decisiones. En general, sus estudios ayudaron a descifrar algunas falencias de nuestros procesos mentales.

Desarrolló una vieja idea de los psicólogos acerca de que en nuestro cerebro actúan dos sistemas, el 1 y el 2. El 1 (el automático) es el intuitivo, el de respuestas rápidas, el que no exige una gran inversión de tiempo y energía. Es más emotivo. No requiere reflexión ni pensamiento ni validación. Nos permite movernos por el mundo con agilidad y sin necesidad de gastar mucha tiza en asuntos que no  ameritan. 

El 2 (el esforzado) es el reflexivo, el de respuestas pensadas y emitidas después de cierto tiempo de ser procesadas. Es cerebral y frío. Consume tiempo y energía, poco eficiente para desenvolvernos en la vida cotidiana. 

No se trata de bueno o malo, mejor o peor. Simplemente son dos formas de procesar las percepciones, que se articulan y actúan según la necesidad. Es mala cosa tomar decisiones de fondo (profesión, invertir, emigrar) con el Sistema 1. De la misma forma sería insufrible aplicar el Sistema 2 para cosas cotidianas (comer, vestirse, chismear). Los problemas surgen cuando dejamos que el Sistema 1 actúe sin control del Sistema 2, y dirija asuntos de gran calado: elegir pareja, votar por alguien. (¡Escoger un modelo de sistema de salud!). Y poco nos detenemos sobre cuál de los dos ha tomado las riendas de nuestro comportamiento.

Aunque no lo desarrolló, en algún momento Kanheman se planteó si había culturas nacionales con predominancia del Sistema 1 o del Sistema 2. Si hubiera tomado el caso colombiano, sospecho que habría concluido que la nuestra favorece la reacción inmediata frente al razonamiento sopesado. Por nuestras venas corre sangre de tigre, como alguna vez dijo un embajador japonés. Quizás eso en alguna medida explique nuestros odios y fracasos —y éxitos, por supuesto—. 

Cabe señalar que las personas necesitan crear cuentos para darle coherencia a sus existencias; imaginan causas y consecuencias de cuanto les sucede. En ese proceso buscan utilizar atajos simplificadores que les permitan entender la complejidad y el papel del azar en sus vidas, y caminan sobre las arenas movedizas de los sesgos y ruidos, en las ilusiones cognitivas. Como pensar es fatigoso y desagradable, aplican la ley del «mínimo esfuerzo», que rige la actividad física y mental. La pereza está profundamente arraigada en nuestra naturaleza. Se exponen así a cometer errores sistemáticos.

Posiblemente uno de los más populares hallazgos de este pensador es el sesgo de la confirmación. Significa que preferimos versiones de los hechos que reafirmen lo que ya pensamos. Solo leemos, conversamos o nos juntamos con aquellos que confirman nuestras ideas. La duda consciente y la revisión de otras alternativas no hacen parte del repertorio del Sistema 1. Similar a lo que otros denominan el instinto de la perspectiva única, lamentablemente común entre expertos y activistas.

Por todo lo anterior, considero intranquilizador un mandatario repentista y adversario de quienes piensan dos veces las cosas. Y trágica la vulnerabilidad de los ciudadanos cándidos, consumidores de ideas reduccionistas que tratan de explicar el mundo con dualidades absolutas (pueblo-oligarquía, gente de bien-vándalos). Son las primeras presas de las teorías conspirativas, y las audiencias predilectas de los líderes mesiánicos. 

Kanheman nos puso a dudar de nuestras certezas; a descreer de las ideas gestadas en grupos que están de acuerdo en todo (es un mito aquello de la sabiduría colectiva de las asambleas populares y de los equipos de trabajo conformados por adeptos. «Un camello es un caballo diseñado por un comité»).

Es tan vasto el universo de los sesgos y ruidos en la elaboración de explicaciones, defensa de creencias, emisión de juicios y toma de decisiones, que es mejor para nuestra salud mental y emocional aprovisionarnos de una buena dosis de humildad y de una sana incredulidad. No es cierto todo lo que creemos ni todo lo que nos dicen (sobre todo por las redes sociales, medios de comunicación, y oficinas de prensa gubernamentales). Un poco de escepticismo racional en la vida puede marcar la diferencia entre la felicidad y la desdicha, entre el progreso y el atraso.

Se entiende por qué Kanheman advertía que el problema es que no sabemos que no sabemos.

 

Para seguir la pista

  • Pensar rápido, pensar despacio. Daniel Kanheman. 2013. Debate.
  • El arte de pensar. 52 errores de lógica que es mejor dejar que cometan otros. Rolf Dobelli. 2013. Grupo Zeta.
  • Factfulness. Diez razones por las que estamos equivocados sobre el mundo. Y por qué las cosas están mejor de lo que piensas. Hans Rosling. 2018. Deusto.
  • Daniel Kanheman. Mauricio García. 2024. El Espectador. https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/mauricio-garcia-villegas/daniel-kahneman
Avatar de Manuel J Bolívar

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