En colaboración con Juan Mejía López
Cada mes, al recibir la factura de luz, muchos bolivarenses se enfrentan a un desalentador incremento en el costo del servicio eléctrico. ¿Por qué cada día es más costoso encender un bombillo? Para comprender por qué el recibo de luz llega cada vez más caro, es necesario entender el Costo Unitario de Prestación del Servicio (CU), que es el costo eficiente de brindar el servicio al usuario final, de acuerdo a la regulación establecida. Este valor se le cobra a los usuarios del estrato 4 y no residenciales, quienes no reciben subsidios ni dan contribuciones.
La tarifa de energía para los estratos 1, 2 y 3 se determina restando el subsidio legal al CU, mientras que para los estratos 5 y 6 se suma la contribución legal para subsidiar a los estratos inferiores.
El CU de energía eléctrica, regulado por la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG), comprende diversos componentes: generación, transmisión, distribución, comercialización, restricciones y pérdidas de energía (PR).
Uno de los principales factores que contribuyen al aumento constante del CU es el incremento desproporcionado en el costo de las Pérdidas de Energía (PR). Estas pérdidas, originadas tanto por razones técnicas como no técnicas, son un lastre financiero que recae sobre los hombros de los usuarios finales. Mientras que se suponía que las inversiones en infraestructura y el supuesto aumento de eficiencia de los servicios deberían mitigar este problema, la realidad contradice estas expectativas.
Por ejemplo, en Bolívar, el costo de la energía se duplicó entre 2021 y 2023. Esto se traduce en un aumento del valor del kilovatio por hora, pasando de 533,36 pesos en enero de 2021 a 1065,66 pesos en diciembre de 2023.
Con Afinia, a partir de 2021, las Pérdidas de Energía (PR) tienen una mayor incidencia en el Costo Unitario de Prestación del Servicio (CU), representando el 17,8% del costo total de la factura. Esta situación impacta significativamente en el costo por kilovatio hora ($/kWh), contribuyendo al aumento en la tarifa de energía eléctrica.
En el año 2020, con Electricaribe, las pérdidas de energía representaban el 8.4% del valor total de la factura. Sin embargo, en 2023, con Afinia a cargo, estas pérdidas aumentaron significativamente hasta representar el 18.3% del valor total de la factura. Es importante destacar que todos los demás componentes del costo se han mantenido estables o incluso han disminuido.
Las pérdidas de energía, tanto técnicas como no técnicas, son un grave problema que afecta directamente el bolsillo de los usuarios. Mientras se supone que las mejoras en las redes deberían reducir estas pérdidas, la realidad es que, con el paso de los años, estas han aumentado significativamente. ¿Cómo es posible que, a pesar de los supuestos esfuerzos por mejorar la eficiencia del servicio, las pérdidas continúen en ascenso?
Es sorprendente observar que la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG), a través de sus resoluciones, ha establecido que Afinia debe contar con un indicador de eficiencia que demuestre una mejora en el servicio. Sin embargo, irónicamente, este indicador se basa en la estimación que la misma empresa realiza de las pérdidas de energía.
De este modo, Afinia cumple mensualmente con este indicador de eficiencia al presentar estimaciones de pérdidas de energía, aunque estas pérdidas continúen aumentando mes a mes. Esta situación resulta preocupante ya que, mientras la empresa se autodeclara eficiente, los usuarios se enfrentan a crecientes costos en sus recibos de luz, lo que afecta su calidad de vida y bienestar económico.
El aumento en la tarifa de luz debido al incremento en el valor de las Pérdidas de Energía (PR) se atribuye a la Ley 1955 de 2019, Plan de Desarrollo del Gobierno de Iván Duque. Esta ley estableció un régimen regulatorio especial para la Costa Caribe, que dictamina que la variación en las tarifas para esta región debe ser al menos igual a la variación porcentual de las tarifas promedio a nivel nacional. Este enfoque tiene como objetivo reflejar las inversiones realizadas, así como el cumplimiento de las metas de calidad y reducción de pérdidas.
Sin embargo, como consecuencia de esta ley, las pérdidas técnicas y no técnicas no han disminuido, sino que, por el contrario, han aumentado. Esto plantea interrogantes sobre la efectividad de las medidas implementadas para abordar la eficiencia del servicio y la gestión de las pérdidas de energía en la región de la Costa Caribe.
En respuesta a estas regulaciones, Afinia estima las pérdidas técnicas que se supone que tienen. Sin embargo, es importante señalar que Afinia no conoce realmente el valor exacto de estas pérdidas, sino que realiza estimaciones mes a mes.
El aumento en el CU de energía, causado por el incremento en las pérdidas de energía estimadas por Afinia, resulta en un castigo para los usuarios, quienes terminan pagando por la ineficiencia del servicio y la falta de inversión en infraestructura y mantenimiento. Afinia, aparentemente, no tiene la intención real de reducir estas pérdidas, ya que le resulta rentable mantenerlas y estimarlas mes a mes, mientras los usuarios ven cómo sus recibos de luz se tornan cada vez más abrumadores.
En última instancia, esto significa que los usuarios están pagando por la ineficiencia del servicio, la mala inversión y el deficiente mantenimiento proporcionados por Afinia. Es injusto que los usuarios deban asumir los costos de estas deficiencias, ya que cada mes se les cobra por la incapacidad de la empresa para reducir las pérdidas de energía.
Es preocupante observar que Afinia no muestra intención de reducir estas pérdidas de energía, ya que cada mes estiman que pierden más energía que en el mes anterior.
Como resultado, el Costo Unitario de Prestación del Servicio de energía (CU) aumenta a pesar del incremento en la demanda, el cual, en teoría, debería conducir a una reducción en el CU debido a las economías de escala.
Otro aspecto importante sobre el costo de la energía es la Opción Tarifaria. Las resoluciones número 012 de 2020, 058 de 2020 y 101028 de 2023 permiten que Afinia y las demás empresas cambien el costo unitario, supuestamente con el objetivo de reducir el impacto del alza de la tarifa de energía en los usuarios. Estas resoluciones permiten que Afinia cobre el aumento del costo a plazos en las siguientes facturas.
Por ejemplo: Si la tarifa sube 500 pesos ese mes, las resoluciones permiten que Afinia divida los 500 pesos de aumento en varios meses. Así, los 500 pesos adicionales podrían cobrarse en 5 facturas, aumentando 100 pesos cada mes en lugar de aplicar los 500 pesos de golpe en la factura mensual.
A pesar de estas regulaciones, los costos de la energía continúan aumentando exorbitantemente. Esto significa que las facturas serían mucho más costosas si no existiera la Opción Tarifaria. El costo de la factura mensual ya nos está asfixiando, y sin la Opción Tarifaria, Bolívar se vería sumido en la oscuridad. Miles de familias bolivarenses no podrían permitirse siquiera encender un bombillo.
Sin embargo, la Opción Tarifaria también presenta problemas: se convierte en un ciclo perpetuo de deuda y cobro, ya que el aumento de la tarifa nunca se detiene y cada mes sube más. Afinia recurre a la Opción Tarifaria para evitar que enfrentemos un impacto inmediato del incremento mensual del valor real de la tarifa.
Es importante que el Gobierno Nacional obligue a la CREG a tomar acciones que modifiquen la fórmula de cobro de la energía. Si Afinia reduce las pérdidas técnicas de energía, el valor de la factura disminuirá. Afinia debería ser eficiente y reducir al máximo las pérdidas técnicas, que no son culpa del usuario y que, en un sistema justo, los usuarios no deberían asumir como gastos adicionales.
Pero el problema va más allá del aumento en las tarifas de luz. Este incremento tiene graves repercusiones en la economía y el bienestar de la población bolivarense, especialmente en los sectores más vulnerables. Con un alto porcentaje de la población viviendo en condiciones de pobreza monetaria y extrema, el aumento exorbitante en las tarifas de luz supone una carga insostenible para miles de familias.
La variación en las tarifas de energía tiene un impacto significativo en el nivel de precios de una economía y, por ende, en el bienestar de la población, especialmente en los sectores más vulnerables.
Cuando los costos de la energía aumentan, los consumidores experimentan una pérdida de poder adquisitivo, tanto por el incremento en el precio de los productos energéticos como por el efecto general en el nivel de precios que surge a partir de cambios en la estructura de costos de producción en diversos sectores económicos.
Este problema afecta considerablemente a la población del departamento de Bolívar, que enfrenta una situación estructural de pobreza. Bolívar ocupa el cuarto lugar en pobreza monetaria y el quinto en pobreza monetaria extrema entre los departamentos de Colombia para el año 2022, según datos del Dane.
En 2022, la pobreza monetaria afectó al 56% de la población de Bolívar, lo que equivale a 1.950.000 personas que no cuentan con los recursos suficientes para cubrir necesidades básicas como alimentos, transporte y productos de aseo.
Una madre cabeza de hogar en pobreza monetaria, que enfrenta el desafío de sostener una familia sin apoyo, debe hacerlo con menos de 360 mil pesos al mes. Con este ingreso, se hace difícil afrontar los gastos esenciales como alimentación, transporte, educación y servicios básicos como la electricidad.
El aumento en las tarifas de luz solo agrava la situación de los habitantes de Bolívar, especialmente aquellos que se encuentran en pobreza monetaria extrema, que constituyen el 23.6% de la población, es decir, 529.000 personas. Estas personas ganan menos de 184 mil pesos al mes, lo que dificulta incluso cubrir las necesidades básicas de alimentación.
Bolívar se encuentra atrapado en un círculo vicioso de pobreza, agravado por los altos costos de las tarifas eléctricas. De septiembre de 2023 a enero de 2024, todos los estratos sufrieron un aumento significativo en el valor del kilovatio por hora, superando el 20% en todos los casos. Estratos 1 y 2 fue de 21,9%, estratos 3 y 4 fue de 22,2% y estratos 5, 6, industrial y comercial fue de 23,1.
El aumento desproporcionado en las tarifas tiene un impacto grave en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de enero, donde el grupo de Alojamiento, Agua, Electricidad, Gas y Otros Combustibles contribuyó con el 40% del incremento de la inflación entre los más pobres de Colombia.
Estudios han demostrado que el incremento en las tarifas de luz reduce los ingresos de la población de la Costa Caribe y aumenta el número de hogares pobres. Además, este aumento afecta la productividad y competitividad de las empresas, al incrementar directamente sus costos de producción.
El consumo energético en la región del Caribe es alto, especialmente en industrias, lo que intensifica la necesidad de abordar de manera urgente el problema de los altos costos de la energía eléctrica en la región.
Por lo tanto, es de esperar que el sector manufacturero sea altamente susceptible a los incrementos tarifarios de la energía. La Región Caribe se encuentra mayoritariamente expuesta al consumo de energía, ya que mantiene actividades industriales con alta demanda energética. A su vez, estas actividades ostentan los mayores porcentajes de compra de energía dentro del total industrial regional.
El departamento de Bolívar consume 1.847.286.263 kWh, lo que representa el 11% del total nacional, colocándolo como el cuarto departamento con mayor consumo eléctrico, según la Encuesta a la Industria Manufacturera del DANE-EAM 2021.
Fundesarrollo, en su investigación, encontró que un aumento del 10% en la tarifa de energía en la región Caribe genera una disminución del 0.6% en la producción bruta del sector manufacturero. En comparación, en Colombia, aumentos en la tarifa de energía de igual proporción conllevan a una caída en la producción del 0.09%.
Además del impacto en la situación económica y de pobreza de los bolivarenses, el aumento en las tarifas de luz está afectando emocionalmente a la población.