
Cuarto día de confinamiento en Colombia y ya nuestra paciencia ha llegado al límite varias veces al día. Pero respiramos profundo, y continuamos. Los hijos son una verdadera bendición. Pero la clase en que te enseñan a trabajar, cuidar de tus hijos, mantener tu casa en orden y hacer de comer muchos nos la perdimos.
Nuestra sociedad se acostumbró a delegar el cuidado de los hijos. Los que cuentan con suerte tienen a familiares cercanos pendientes de los más pequeños, los que no, buscan a vecinos, salacunas o jardines infantiles, pero siempre la ayuda de terceros se convierte en una fortuna. En realidad, admiro profundamente a los padres y madres que hacen todas esas tareas y se mantienen de pie como unos guerreros sin desesperarse fácilmente.
Estamos tan en deuda los seres humanos con el universo que una pandemia nos ha enseñado en poco tiempo a ser equilibrados con lo verdaderamente importante. Pasar tiempo con nuestros hijos no sólo es una terapia para el alma, también lo es para el ego, porque siempre estamos pensando en producir, trabajar, llenarnos los bolsillos de dinero y olvidamos que si no criamos buenos seres humanos después nada compensará el tiempo perdido.
A los empleadores, clientes y compañeros de trabajo les ha tocado entender y aceptar que es normal que en plena videoconferencia se aparezca por detrás un pequeño gritando, llorando o haciendo monerías, y mientras uno como padre solo se sonroja no tiene de otra que ofrecer una disculpa y seguir adelante con la reunión. Esa dinámica también nos la impuso el Coronavirus.
Para los padres independientes, que ya conocen cómo es la movida, esta no es su preocupación. Ahora el verdadero problema es que esta crisis mundial tiene coja sus finanzas, porque el modelo social cambió de un momento a otro y por ende, el trabajo también. ¿Cuánto tiempo durará esta contingencia? ¿Cuándo volverá todo a la normalidad? No hay eventos, hay cierres de bares, discotecas, restaurantes, fronteras, no hay turismo, casi no hay gente en la calle, en algunos lugares hay toque de queda por la noche, pero siguen habiendo deudas y dudo que los bancos también congelen el envío de facturas cobrando.
En Colombia, los niños volverán a clases, en teoría, el 20 de abril. Falta más de un mes. La prueba más difícil es para esos padres que no tienen quién les cuide a sus hijos y que su única opción son los jardines y los colegios. Y por más actividades que nos inventemos para que permanezcan distraídos, la creatividad se va a acabando y no es una opción convertir el celular, el computador o la tablet en niñera, porque muy seguramente cuando se supere el Coronavirus ellos quedarán atrofiados de ver tantos videos en internet.
Mientras estemos en modo Coronavirus y nuestra vida vuelva a la cotidianidad tendremos que desaprender hábitos y prácticas y por consecuencia entender nuevas formas de relacionarnos, de trabajar, de cuidarnos, mejor dicho, de vivir.
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