PauLab Laboratorio Digital / Un clic hace la diferencia

Publicado el Paula Castillo Lenis

Carta para papás y mamás en cuarentena

Carta para papás y mamás en cuarentena
Mientras sigas en modo Coronavirus y tu vida vuelva a la normalidad tendrás que desaprender hábitos.

Siempre pides más tiempo. Tiempo para compartir. Tiempo para cuidar. Tiempo para jugar. Tiempo para hacer tareas. Tiempo para enseñar. Tiempo para educar. Tiempo, tiempo y más tiempo. El día a día, los quehaceres, las obligaciones, las rutinas te van robando ese tiempo y entras en una lucha constante por equilibrar las cargas y lograr que todo entre un balance perfecto para sentirte buen padre y buena madre, para sentir que estás cumpliendo a cabalidad ese manual invisible que nadie te enseño y que tú lo has ido construyendo a punta de instinto.

Y de repente, como salido de una película de ficción, llega ese tiempo empaquetado al vacío y te obliga a replantear tu vida. Y puedes compartir más de lo que algún día pudiste haber imaginado, puedes cuidar a tus hijos con dedicación y esmero, puedes hacer con ellos más tareas de las que te gustaría hacer, puedes enseñar, reprender, comprender, entender, y ahora lo que pides es tiempo para ti. Y piensas constantemente que cuando acabe todo esto quieres regalarte un momento porque te sientes agotado. Y así sigues pidiéndole al tiempo, más tiempo.

Entiendo que este confinamiento ya ha puesto tu paciencia al límite varias veces al día. Pero respiras profundo, y continúas. En este punto de la cuarentena habrás pensado más de una vez que esa clase en donde enseñaron a trabajar, cuidar de los hijos, mantener la casa en orden y hacer de comer, te la perdiste.

Y te entiendo. Esta sociedad se acostumbró a delegar el cuidado de los hijos. Los que cuentan con suerte tienen a familiares cercanos pendientes de los más pequeños, los que no, buscan a vecinos, salacunas o jardines infantiles, pero siempre la ayuda de terceros se convierte en una fortuna. Admiro a esos “papitos y mamitas” (como dirían en los colegios) que se han entrenado por años para este momento y ya hacen todas estas tareas con gallardía y se mantienen de pie como unos guerreros.

Tal vez sientes que estás tan en deuda con el universo que una pandemia te ha enseñado en poco tiempo a ser equilibrado con lo verdaderamente importante: pasar tiempo con tus hijos. Lo que se convierte no sólo es una terapia para el alma, también para el ego, porque siempre estás pensando en producir, trabajar, llenarte los bolsillos de dinero y olvidas que si no crías buenos seres humanos después nada compensará el tiempo perdido.

A los empleadores, clientes y compañeros de trabajo les ha tocado entender y aceptar que es normal que en plena videoconferencia se aparezca por detrás un pequeño gritando, llorando o haciendo monerías, y mientras te sonrojas no tienes de otra, ofreces una disculpa y sigues adelante con la reunión. Esa dinámica también la has tenido que aprender por estos días.

Si eres un padre que trabaja como independiente desde hace tiempo, y ya tienes máster en esta dinámica, probablemente para ti esta situación es un paseo. Y muy seguramente esta no es tu preocupación. Tu verdadero problema tal vez será es que esta crisis mundial tiene coja tus finanzas, porque el modelo social cambió de un momento a otro y por ende, el trabajo también.

¿Cuánto tiempo durará esta contingencia? ¿Cuándo volverá todo a la normalidad? Esta pregunta te la haces una y otra vez. Lo cierto, es que este semestre los niños no volverán a clases. Y se te está acabando la imaginación. Ya no sabes qué más actividades inventarte para distraerlos. La creatividad se va acabando, y los celulares, computadores y tabletas toman más fuerza que nunca y se vuelven en aliados poderosos. No debería ser así, pero gracias a estos dispositivos sientes un respiro ¿verdad?

No te atormentes tanto si ahora estás delegando gran parte del cuidado de tus hijos a los aparatos móviles, tranquilo. Seguirás encontrando la manera de buscar opciones diferentes. Pero la vida cambió para todos.

Por ahora, mientras sigas en modo Coronavirus y tu vida vuelva a la normalidad tendrás que desaprender hábitos y prácticas y por consecuencia entender nuevas formas de relacionarte, de trabajar, de cuidarte y de vivir.

Lo bueno es que cuando pase todo esto, no serás el mismo porque por fin habrás entendido que la familia es lo único seguro que tienes y que debes cuidar. Y que ese pensamiento recurrente que has tenido acerca de la convivencia no es una prueba, sino un instinto que no volverás a catalogar como un reto sino como el valor agregado que le imprimiste a tu vida durante cuarenta días… que podrán ser muchos más.

Sígueme en redes sociales:

Comentarios