
Mi querida Bogotá, pasan los días y ansío el día que pueda disfrutarte de nuevo. El día que pueda recorrer tus calles, pero no las mismas calles de siempre, sino esas que no se promocionan en los planes turísticos. Porque tú tienes más que Monserrate, La Candelaria, el Centro Histórico, el Museo del Oro, Usaquén y Andrés Carne de Res.
Tú tienes más que eso, y no solo los turistas necesitan saberlo. Quienes te habitamos también necesitamos conocerte aún más. Tal vez así te llegamos a valorar lo suficiente para cuidarte y protegerte como te mereces.
La próxima vez que alguien me pregunte por ti le diré que si quiere deleitarse de una majestuosa arquitectura no dude en visitar Quinta Camacho, en Chapinero, ese estilo inglés te da un sex appeal alucinante. Esos techos inclinados mezclados con ladrillo, piedra y madera, y esos antejardines te hacen ver demasiado sexy.
También le diré que si quiere caminar lo haga en medio de talleres de mecánica, carpinterías, ferreterías y tiendas de barrio, como las de San Felipe en Galerías, porque allí sí que están tomando en serio el arte para embellecer una zona. Esos murales de gran formato que están inundando el sector son sencillamente grandiosos.
También le diré que se lleve un recuerdo, pero no la típica chiva, ni camiseta que diga: “alguien que estuvo en Bogotá te quiere mucho”, ni tampoco un imán para la nevera. Le diré que vaya a la calle de los anticuarios y compre una antigüedad para que decore su casa con un accesorio particular y que siempre le recuerde que estuvo en la mejor ciudad de Suramérica, que digo Suramérica, del mundo. Sin ser exagerada soy una fan enamorada de Bogotá y así lo siento. En ese lugar no solo se deleitará de objetos antiguos, también podrá disfrutar de una gastronomía sin igual con música en vivo. Y si después se quiere pegar una buena rumbita ahí mismo lo podrá hacer.
Y también le diré que San Cristóbal, Rafael Uribe Uribe y Usme albergan en sus entrañas una magia particular que casi nunca es promocionada y que está situada a 3.100 metros de las estrellas: la reserva forestal del Parque Entrenubes, en donde nacen siete quebradas que desembocan en el río Tunjuelito y que es el paraíso para más de 19 especies de aves.
Y es que Usme tiene un encanto singular. No conforme con tener Entrenubes, también es dueña del parque Cantarrana, este sí que es el pulmón de Bogotá. Tiene 76 hectáreas de zonas verdes, invadidas de senderos ecológicos y caminos de piedra que conducen a seis miradores para contemplar tu esencia.
Mi amada Bogotá, tú no eres solo cemento y TransMilenio. Eres verde y color. Y tienes el jardín más hermoso que jamás haya visto. Las 19 hectáreas del Jardín Botánico dejan perplejo a cualquiera, porque a parte de encontrar naturaleza en su máximo esplendor, funciona como un centro de estudios para entender los ecosistemas rurales y urbanos.
Podría redactar tomos enteros de todos los escenarios que tienes Bogotá, pero antes del Coronavirus estos lugares me alentaron a seguir conociéndote a profundidad. Y me prometí promocionarte tal cual eres: grande, exquisita, típica, elegante, emocionante, sencilla, y sobre todo única.
Te amo Bogotá, pronto nos volveremos a ver.
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