Como caricaturista y diseñadora, tengo la oportunidad de visitar muchos sitios y de vivir en primera persona la actualidad, les comparto parte de mi reciente viaje a lejano oriente.
A ojos de cualquier occidental, todas las personas de ojos rasgados son: chinos o japoneses, pero hay diferencias muy sutiles que pueden llegar a ofender por ejemplo a un hongkonés si le preguntamos de qué parte de China es.
Para empezar Hong kong fue una colonia Inglesa y esta fue devuelta el 1 de Julio de 1997, con la condición de que tuviera un libre comercio. Además, el gobierno británico de estos territorios, ocupados por Gran Bretaña en 1842, había comenzado en el siglo XIX después de la derrota china en la Guerra del Opio. El traspaso de la soberanía fue acordado en 1984 por la primera ministra británica, Margaret Thatcher y Deng Xiaoping, líder de la República Popular China.
Entonces, Hong kong es considerada un estado en China, por lo tanto pertenece a China.
Sí y No, los visitantes de China necesitan un visado para entrar en Hong Kong. Hong Kong tiene moneda propia. A los europeos no se les pide visa para visitar la isla , pero sí se necesita para entrar en China.
Hong kong, es como una pequeña Londres, se circula de forma contraria a la europea o americana y la mayoría de su población habla inglés y como segunda lengua hasta hace muy poco chino.
Los hongkoneses, tienen modales más refinados, visten mejor, tienen mejor gusto, dicen ellos; son muy britihs en sus comportamientos, en la decoración y en la forma de ver el mundo.
Sin embargo los ciudadanos chinos son todo terreno, se le miden a todo y más ahora que el régimen abrió la mano y les deja comerciar y que el capitalismo los está volviendo de oro a muchos.
Los ciudadanos chinos interesados en hacer negocios en una isla de libre mercado como lo es Hong Kong, son hordas que se pasan por el forro las normas de comportamiento establecidas, un claro ejemplo es el ya saturado sistema de transporte de la isla, el metro está diseñado y pensado para circular como lo hacen los autos en las calles de Hong Kong, al estilo inglés, está todo muy bien señalizado y se supone que todo el mundo debe ir en fila por la izquierda. A lo que los chinos hacen caso omiso, excepto en las escaleras eléctricas donde, quieras o no, debes seguir el sentido de la misma, y en dónde es muy normal ver a un chino intentar subir por una escalera que baja, y darse un buen golpe para satisfacción de los locales.
Este comportamiento suscita verdaderos remolinos de gente chocando en horas punta y de un caos difícil de comprender para un turista occidental, la conclusión más rápida a la que se llega es que la gente de Hong Kong está loca o es desordenada, lo que enciende más la ira de los mismos.
Pero existe un gran problema, los chinos son 2.000 millones y la población “real” de Hong Kong es aproximadamente de 495.000. Ya nadie sabe cuánta gente vive realmente allí, son muchos los ciudadanos chinos que pasan todos los días la frontera para trabajar, comprar o estudiar en la isla. La gran demanda ha hecho que las viviendas suban de precio, así como que los pequeños comercios desaparezcan.
El poderío chino es tan grande que el gobierno local de Hong Kong ha cedido a sus escarceos monetarios y se ha rendido a su consumismo desmedido, propio de una población que ha vivido por muchos años bajo un régimen y que ahora prueba las mieles de la libertad.
“Los chinos comen con la boca abierta, los chinos eructan, escupen, son chapuceros, son ordinarios” nos comentaba una hongkonés mientras comíamos en un abarrotado restaurante del centro, para disculparse por el comportamiento de la gente de la mesa de al lado, lo decía una persona con cara totalmente china pero criada al estilo inglés, Y es que, ¿quién tiene el valor de echar a los compradores de sus local por mal comportamiento? El dinero manda y contra eso se organizan protestas en Hong Kong, contra China y contra las políticas de gobierno que favorecen la apertura de grandes superficies comerciales chinas.
Mucho me temo que esto es sólo el comienzo y que poco a poco este proceso será el mismo que sufrirán otras ciudades. De hecho Madrid, una ciudad con el 20% de desempleo, no registra un solo ciudadano chino sin trabajo y por el contrario sus comercios son prósperos y cada día más, mientras que los madrileños se ven abocados a cerrar sus negocios.
¿Por qué? Por la misma política utilizada en Hong kong, bajos impuestos para los negocios, chinos a cambio de que su gobierno compre deuda española.
Por más protestas que se organicen en la isla , esta no puede sobrevivir sin el dinero de China y poco a poco, no solamente desaparecerá el ciudadano hongkonés, surgirá un mix entre los antiguos modales y el nuevo rico chino que también se prepara y que tienen mucho dinero, pero que grita a sus empleados de una esquina a otra, que come desmedidamente todo lo que se le ponga en frente, por lo que la taza de obesidad es altísima, y no es de extrañar, si a la ya rica comida de la isla se le suma la oferta japonesa, el éxito es irremediable.
Surgirá un ciudadano nuevo, porque los chinos aprenden rápido, copian todo, son depredadores natos y finalmente incorporan a su dieta, forma de ser y de actuar todo lo que les convenga, trabajan 26 horas al día o más si hace falta, pero también gastan y consumen, ante esta fórmula no hay economía que se resista. Debemos estar muy atentos a los cambios que se sucedan en Hong kong porque será como mirar nuestro futuro.
Les dejo algunas fotos como apoyo gráfico.
Hong Kong sigue creciendo.
Un ejemplo del tan odiado estilo chino.
No es niebla, es contaminación en China.
En Hong Kong se realiza una feria internacional cada 15 días.
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