Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

Topkapi o un fulgor colombiano en Estambul

Mezquita Azul, Estambul, foto de Patricia Mogollón
Mezquita Azul, Estambul, foto de Patricia Mogollón

A Sarita, pequeña visitante de Estambul

Un ilustre e ilustrado amigo en el intento de resultar divertido e ingenioso en Twitter soltó hace un buen tiempo una de esas frases que terminan siendo absurdas, decía que luego de la eliminación de las visas para los colombianos en Turquía, debía buscarse una buena excusa para viajar a ese país. Turquía un país protagonista del pasado y presente, una república que albergó imperios como el romano de oriente, bizantino y otomano tiene mil excusas para visitarla, aquí mencionaremos una, Estambul, eterno puente entre Asia y Europa.

Estambul es la unión entre opuestos, la amalgama de paradojas que comprueban que es posible la coexistencia pacífica de la historia y el futuro, de lo antiguo y lo moderno, de la cristiandad y el islam. La antigua Constantinopla resulta ser el punto de inflexión entre occidente y oriente, todo marcado por el puente del Bósforo. Un escenario de película, no en vano se han rodado cientos de filmes allí, incluyendo dos de la saga Bond, algo excepcional pero explicable por la belleza magnética del lugar. Si quieren llegar a experimentar algo como el síndrome de Stendhal, nada más entrar a la Basílica Santa Sofía, para sufrir un arrebato con tanta belleza allí expuesta.

Basílica Santa Sofía, interior. Foto de Patricia Mogollón

En Colombia se utilizó el gentilicio de los turcos para identificar a quienes procedían del Medio Oriente; con la denominación turca se llamaba a los árabes que llegaron a  nuestro país e incluso a los judíos. Aunque la fuente de la confusión tiene un origen cierto, pues muchas de las personas que llegaron en la migración de Oriente Medio a Colombia a inicios del siglo XX poseían un pasaporte del Imperio otomano. El turco era todo aquel que hablaba con acento marcado y que usualmente se dedicaba al comercio de productos como textiles.

Ahora bien, en el corazón de Estambul existe un punto de relación insospechado con Colombia, un punto de color verde esmeralda para ser más exactos.

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Palacio Topkapi, Estambul

De las múltiples maravillas que posee Estambul, uno de los sitios obligados es el palacio de Topkapi, el cual para muchos cinéfilos es familiar por la película de 1964 que lleva el mismo nombre, cuyo argumento (basado en la novela  “La luz del día” de Eric Ambler) es el intento de robo de la daga que reposa en la sala del tesoro. La daga ostenta 3 grandes esmeraldas en su mango, se trataba de uno de los regalos que el Sultán Mahmud I (1730 – 1754) gobernante del Imperio otomano, enviaba al líder iraní Nadir Shah, para sellar un tratado de paz. Sin embargo, en el momento en que el embajador otomano cruzaba la frontera con los presentes, el gobernante iraní fue asesinado, por lo cual los regalos regresaron a Estambul.

Daga con esmeraldas. Palacio Topkapi

Algunos afirman que las esmeraldas de la daga Topkapi son colombianas, provenientes de las minas de Muzo y Somondoco que comenzaron su producción desde mediados del siglo XVI. Piedras valiosas que hacían el tránsito comercial de la época colonial, transportadas desde Cartagena de Indias y luego de enfrentar los riesgos de piratas y huracanes, peligros latentes en el Caribe, llegaban a España y de allí reexportadas a los mercados de joyas en Europa, Medio Oriente y Asia. Las familias reales de regímenes como el otomano eran compradores frecuentes de esmeraldas.

La famosa daga habría sido elaborada en el siglo XVII por parte de un maestro artesano turco. La esmeralda era la piedra favorita del sultán otomano, quien al mismo tiempo era el califa (líder espiritual de los musulmanes). Debe agregarse que el verde se identifica como el color del profeta Mahoma. Es el color que prolifera en el paraíso descrito en el libro sagrado del Corán, lo que atrae a todos, especialmente a la gente del desierto en donde escasea ese color.

Afiche de la película Topkapi

“Topkapi” la película dirigida por Jules Dassin y protagonizada por Peter Ustinov (quien recibió un premio Oscar por su interpretación), Melina Mercouri y Maximilian Schell narra las peripecias de una banda de ladrones para robar la famosa daga de las esmeraldas. Aunque la cinta fue criticada en su momento en Turquía por la tergiversación de su realidad, algo tan habitual en Hollywood (costumbre sobre la cual Colombia es otro ejemplo palpable), promovió en el mundo aquella pieza de joyería así como el Palacio que la resguarda. Topkapi, Estambul, una referencia obligada para visitar en un país que como el nuestro evidencia su rasgo pluriétnico y multicultural.

Vista de Estambul desde Palacio Topkapi. Foto de Patricia Mogollón

Quienes tengan la oportunidad feliz de visitar el palacio Topkapi y apreciar la famosa daga, se deslumbrarán con tres ojos verdes, cristalinos y profundos, que sin pestañear observan el transcurrir de los visitantes desde su cómodo refugio. Tres ojos verdes con mirada colombiana.

Dixon Acosta Medellín

En Twitter, coleccionista de joyas textuales como @dixonmedellin

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