Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

Sin Álvaro Mutis

Hoy cuando amanecimos incompletos, pues las noticias dan cuenta de la partida definitiva de Álvaro Mutis, intento hacer un esfuerzo de memoria, para tratar de recuperar la única vez que tuve la fortuna de saludar e incomodar al gran escritor colombiano.

Abril se  había convertido para estudiantes y amigos de las letras en un mes esperado y anhelado. A pesar que siempre se anunciaban las lluvias de temporada con el refrán que aprendimos de los abuelos (abril, aguas mil), también aprendimos a esperar un aguacero de libros, en el recinto de Corferias en el occidente de Bogotá. Cita inaplazable para recorrer los pasillos con los estantes repletos de títulos.

Así fue como alguna vez, siendo estudiante de la Universidad Nacional de Bogotá, pude hacerle una pregunta incómoda al gran Álvaro Mutis tras una conferencia suya, por entonces debo confesar tenía la pésima costumbre de hacer preguntas “ingeniosas”, para presumir que no era tan ignorante como aparentaba (o como era en realidad). Recuerdo que mi pregunta fue si el escritor pensaba en una novela futura “matar” literaria y literalmente a Macqroll, emblemático personaje que saltó desde la poesía a una exitosa serie de novelas. Escuché murmullos, exclamaciones de desaprobación e incluso algún justo chiflido. Mutis me miró y sin disimular un gesto divertido, dijo en forma diplomática que era una idea que no descartaba pero que todavía el Gaviero merecía vivir, lo cual regocijó a los demás espectadores y quizás me salvó de ser lapidado con libros, incluido el directorio telefónico de Bogotá.

Al final de la conversación, alguien anunció que Mutis firmaría algunos libros, me di cuenta que a pesar de tener varios de su autoría en mi casa, no llevaba ninguno y tampoco dinero en efectivo, por lo cual corrí a un cajero automático con fila interminable, luego a la editorial atestada de gente, pasó mucho tiempo pues como suele suceder, todo esto ocurrió de manera lenta y dramática. Cuando volví apresurado a la sala con el ejemplar de un libro que ya poseía, el escritor salía rodeado de personas que sabían la importancia del momento, finalmente pude estar de frente al gigante, lo saludé y pude obtener el ansiado autógrafo aunque el bolígrafo no quería funcionar.  En algún recodo de mi biblioteca, debe estar esa firma cuya inicial tiene que adivinarse pues es invisible.

Como existen Wikipedia y Google, las bibliotecas ambulantes del presente, no voy a detenerme en la prodigiosa vida / obra de Mutis, aunque quizás para algunos sea una sorpresa saber que dentro de los múltiples empleos que tuvo antes de dedicarse plenamente a la literatura, fue locutor y presentador en doblaje al español de producciones anglosajonas, como la famosa serie “Los Intocables”. A partir de hoy, Mutis es inmortal no sólo por sus libros, sino por su voz que dejó para la posteridad, la misma que se puede escuchar durante los primeros minutos aquí:

https://www.youtube.com/watch?v=xJLXZt6d23I

Hoy un barco marcha al horizonte, llevando en el mástil a un gaviero llamado Álvaro Mutis. Que Dios se apiade de sus lectores huérfanos, ya que él va feliz ahuyentando olas tristes con una carcajada sonora.

Acabo de caer en cuenta que me equivoqué en el título de esta nota, nunca estaremos sin Álvaro Mutis, sus palabras (escritas y grabadas) nos acompañarán siempre.

Dixon Acosta Medellín.

@dixonmedellin

 

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