Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

La foto de Aylan, testimonio de un verano cruel

Foto del niño Aylan Kurdi

A mi profesor Mohamad Abs

Al comienzo es una fotografía nada más. No hay información ni del protagonista ni del escenario, pero basta verla y ya lo sabemos todo. Es la foto de la injusticia, de lo que no queremos ver ni admitir. La imagen de la intolerancia humana en un entorno de belleza tranquila, durante el bochorno de un verano hastiado. Cuesta decir que se trata de un niño ahogado, porque pareciera estar durmiendo, mecido por una cuna de olas.

 El verano en muchos sitios es el momento propicio para que las familias tomen sus fotos en la playa. La playa, ese lugar donde se confunde arena y mar, ideal para los turistas, ya que muchos identifican vacaciones con el bronceado que pueden lucir luego en sus sitios de trabajo. Las familias encuentran en la playa el sitio de reunión, los padres logran un momento de descanso a sus labores mientras sus niños edifican castillos de arena, construcciones tan efímeras como eternas en la memoria y en las fotos.

Por eso esta fotografía es tan dura, tan insoportable, pero al tiempo de una ternura indescriptible. Un niño que parece dormitar en la playa, mientras el agua besa su cabecita, pero no, el niño no está durmiendo, ni estaba jugando feliz con su familia, era un pequeño que huía del horror de la guerra y el fanatismo extremista en su natal Siria, en búsqueda de un destino mejor. El niño luce vestido para el viaje, pero esta travesía no es del turismo veraniego de sonrisas con tiquetes seguros y visas estampadas, sino de transportes peligrosos y destinos inciertos. Sin pasaporte al futuro, como tantos migrantes.

Luego viene la información, el niño tiene un bello nombre, Aylan, que significa el que asciende, el que sube. Aylan de tres años con su hermanito Galip de cinco y sus padres, conforman una familia desesperada por salir de Kobane, ciudad siria destruida por la guerra y asediada por unos fanáticos de una barbaridad proverbial. Aunque alguna vez fueron una familia normal que se tomaba fotos bonitas en ocasiones especiales.

Aylan con su hermano Galip

Después vino el horror. Los padres solicitan refugio por los canales regulares y son rechazados, así que deciden tomar la ruta de la desesperación y son presa de quienes les prometen llevarlos a mejor destino por dinero, mafias que les roban lo que les queda. Al final, solo con esperanza o sin ella, se lanzan al mar en compañía de otros migrantes. Naufragan, de la familia solo sobrevive el padre.

Luego de la tragedia, al padre le aprueban el tan solicitado refugio, una medida tan irónica como anodina. El padre no acepta el mendicante y tardío auxilio, prefiere devolverse a Kobane a enterrar a su familia. Es lógico, ya no tiene nada que perder, lo ha perdido todo.

En el mundo se desata la polémica por la foto. Pero como es un mundo irracional, muchos protestan no por la guerra, ni por las migraciones crueles, sino por la imagen misma que consideran impublicable. A la humanidad no le gusta comprobar su triste realidad, a veces le cuesta verse la cara al espejo. Mundo absurdo y cruel que un niño no logra entender, mientras sigue escuchando el rumor de las olas.

Aylan, el que asciende, el que no se hundió, cuya triste imagen ha servido para estremecer a las conciencias adormiladas. Aylan quien reclama desde su sacrificio, que las historias de los niños deben terminar de forma diferente, como la imagen recreada por el escritor Steve Dennis en su cuenta de Twitter (@SteveDennis71):

Aylan en su cama
Así debió terminar la historia de Aylan

Otro niño, Kinan Masalmeh un jovencito de 13 años le responde a un periodista de la cadena Al Jazeera, con una sabiduría aplastante, diciendo que los sirios no desean ser refugiados, que la solución es parar la guerra en su país, para evitar que la gente no se vea obligada a partir, como lo reproduce el periódico español ABC:

Entrevista joven Kinan Masalmeh

He tenido la fortuna de conocer a varias personas sirias, quienes gozan del prestigio de ser de los más cultos de Oriente Medio, hay muchos profesores de idioma árabe que son de Siria, pues se considera el país con el mejor nivel en esa lengua, como cuando se dice que en Bogotá se habla el mejor español, por el acento neutro. Personas normales que ahora son estigmatizadas por la guerra y la barbarie.  Como colombiano lo entiendo, pues nosotros también hemos tenido que cargar con injustas etiquetas en la vida.

Ojalá los señores de la guerra escucharan a los niños como Kinan y detuvieran la locura, aunque lamentablemente hoy seguirán siendo sacrificados niños como Aylan y no habrá fotografías para atestiguarlo.

Dixon Acosta Medellín

En Twitter a ratos como: @dixonmedellin

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